Se veía venir que algo estaba pasando en Hermanos y detectives. Con un sólido respaldo de la audiencia en la franja del domingo era previsible que se renovase la serie. Además, en las tramas de los últimos episodios se percibía un cambio de actitud y de estrategia en lo que se refiere al concepto. Este domingo, por ejemplo, se disparó de forma insospechada el protagonismo del comisario Serrano y se sacaron de la manga toda una conspiración de la que no habíamos tenido noticia en capítulos anteriores.
La presente temporada terminará el próximo 24 de noviembre y habrá que esperar hasta el 2008 para poder ver la segunda temporada. Y ahora es cuando entramos en conflicto porque el 2008 es muy largo y para la noche del domingo esperan pacientemente sus respectivos estrenos Aída y La que se avecina. Veremos cómo se las arregla Telecinco para estrenar las nuevas temporadas de las tres series sin que ninguna salga perjudicada.
La franja dominical, que esta temporada empezó bastante floja con R.I.S., se consolidó al intercambiar el horario con Hermanos y detectives. Del éxito de la estrategia la serie de Coronado es la claramente perjudicada, que en el martes no levanta cabeza y no está alcanzado las expectativas de la cadena, con lo que peligra su renovación. Se demuestra una vez más que no hay horarios malos, sino series mal programadas. A pesar de que Hermanos y detectives no es una serie típicamente familiar, es la única propuesta de ficción nacional que ha conseguido superar la barrera del 20% y se ha adueñado del domingo, superando holgadamente a la competencia.
A diferencia del resto de producciones nacionales de comedia, Hermanos y detectives tiene su punto fuerte en los personajes y en las historias que les unen. Pensándolo bien, es la única comedia nacional en la que los personajes se soportan entre sí, se ayudan y se apoyan. Por otro lado, en los guiones abundan referencias cinematográficas del género que enriquecen las tramas y refuerzan la comedia (memorable desde mi punto de vista el episodio en el que María se convierte en una moderna Clarice, de El silencio de los corderos).
Vía | Fórmula TV