Estas series explotan las hormonas de sus protagonistas hasta el punto de ofrecernos escenas memorables como la subasta del último capítulo de One Tree Hill (el jueves pasado). Los chicos del equipo de básquet son sorteados entre todas las tías buenas de la ciudad, que se pelean por pasar una noche con ellos. La que ofrezca más dinero se lleva el premio. ¿No es como un sueño erótico? Además, las reglas dicen que la noche debe acabar con beso. Pero queda claro que habrá muchos más.
Por mucha relación seria que haya entre sus protagonistas, en cada capítulo se cambia de pareja. Son infieles hasta la médula, viven la vida al máximo y disfrutan de sus placeres hasta que algo malo les sucede: un corazón roto, un problema con las drogas (duras o blandas), embarazos no deseados, sida,...
Hay una serie de reglas que todas deben cumplir: - todos se deben acabar liando con todos, - por muy amigos que chico y chica sean, el sexo acabará irrumpiendo en su amistad, - no importa cuán enamorados estén de sus parejas; en pocos capítulos alguien les hará cambiar de opinión, - no importa la infidelidad mientras sea con una antigua pareja.
Y lo mejor de todo es que cuando crezcan, vivirán el sexo con aún más promiscuidad. Y si no fijaos en Sexo en Nueva York, Josh y el sexo, 5 razones para no salir contigo, Las Vegas,... Por no hablar de Queer as folk. Pero este es otro tema.
¿A caso no es ideal la ficción que nos proponen las series norteamericanas para adolescentes?
En ¡Vaya Tele! | "One Tree Hill", la serie más famosa que nunca hemos visto