Qué hace que Ugly Betty sea diferente

Anoche Cosmopiltan TV estrenó Ugly Betty y me dispuse a verla con la tranquilidad de que en el resto de cadenas a las que tengo acceso no ofrecían nada de mi interés. En principio, el argumento me era de sobra conocido porque intenté engancharme sin éxito a Yo soy Bea y, a excepción de algunos puntos, la trama interna de la serie es prácticamente la misma. Sinceramente, no pensé que Ugly Betty fuera a sorprenderme tanto.

Para empezar, Betty es un personaje mucho más complejo que Bea y más rico en matices. La complejidad se debe en parte a que un personaje de culebrón de prime time tiene un desarrollo más amplio que un personaje de culebrón de sobremesa pero, además, la descontextualización de Betty, la que la separa del ambiente en el que tiene que estar,no viene sólo por el aspecto o la condición económica, Betty sufre también una marginación evidente por su origen latino. Por otro lado, su origen da opción a que haya un núcleo familiar amplio que le sirve de apoyo y que la acompaña en sus aventuras, a diferencia del resto de personajes de la serie, que están todos bastante solos.

Ugly Betty funciona como una comedia aunque su estructura interna responda más al drama. Los personajes son todos una pandilla de frikis que consiguen alejar la serie de la trascendencia de las situaciones que se narran. La serie es una inteligente parodia del genero del que se alimenta y hasta los detalles más mínimos confirman que hay una clara intención de desdramatizar, de reírse de los lugares comunes del género y de renovar el concepto de culebrón.

Por último, la estética de la serie es totalmente kitsch y me recuerda en muchos aspectos a una serie de dibujos animados, desde los colores chillones de los decorados y del vestuario hasta el perfil de los malos, paródicos y exagerados. En este contexto burlesco encajan los dos elementos clave que marcan la serie: la telenovela que sigue la familia de Betty, protagonizada por Salma Hayek, y el programa de corazón que ven en la tele. Dos parodias dentro de la parodia, un fantástico ejercicio de metatelevisión y dos elementos cruciales que hacen avanzar la historia de una manera creativa, evitando secuencias innecesarias y relacionando la prensa rosa y los culebrones como unos géneros que hay que renovar o de los que hay que reírse.

En ¡Vaya Tele! | Ugly Betty, ¿la mejor versión de Betty, la fea?

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