Netflix ha vuelto a sacar la guillotina y ha decidido cancelar 'La primera muerte' tras el estreno de una única temporada. Tampoco es que la serie tuviese grandes datos como para que sea una sorpresa, pero sus fans están arremetiendo con dureza contra la plataforma y argumentos no les faltan.
Las quejas de los fans de 'La primera muerte'
La queja más común contra Netflix son las acusaciones de lesbofobia por haber decidido cancelar la serie. Ahí igual se olvidan de que fue la propia plataforma la que dio luz verde inicialmente a la serie y no ningún otro servicio o cadena, pero bueno, no conviene olvidarse de la supuesta injusticia a la que aluden por haber renovado 'Heartstopper' pero no 'La primera muerte'.
Lo cierto es que ambas series tuvieron unos datos de visionados un tanto discretos, pero también que los de 'La primera muerte' fueron sensiblemente superiores. Y es que ambas estuvieron 3 semanas en el Top 10 de lo más visto de Netflix, con 'La primera muerte' sumando 97,66 millones de horas reproducidas frente a las 53,46 de 'Heartstopper'.
Visto así, resulta sencillo considerar que hay una injusticia, pero los seguidores de 'La primera muerte' se olvidan de dos detalles importantes. El primero es la duración de los episodios, pues en 'Heartstopper' todos rondan los 30 minutos, mientras que en 'La primera muerte' oscilan entre 42 y 59 minutos. Parte de la diferencia está ahí.
La otra es que en Netflix hace tiempo dejaron claro -y lo reafirmaron recientemente- que en lo que más se fijan es en la relación entre el coste de la serie y el número de visionados. Que 'Archivo 81', una de las mejores series de la plataforma de este 2022, hizo 129,47 millones de horas en esas mismas tres semanas y la plataforma bien que prescindió de ella.
Lo más probable es que simplemente 'La primera muerte' fuera demasiado cara para esos datos, mientras que no hay nada en 'Heartstopper' que haga pensar en un presupuesto demasiado elevado -y también conviene tener en cuenta que tuvo las mejores críticas de una serie de Netflix en mucho tiempo-. Pero quienes prefieran seguir pensando en lesbofobia, libres son de hacerlo.
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