Tommy Gavin es cuando suena ese pitido en los autos de choque que indica que ya se ha acabado el tiempo y tienes que bajar de la atracción, pero tú sigues aferrado al volante, como si el coche pudiera seguir corriendo con tus empujones. Es no darte cuenta que todo tiene un tiempo y que ese tiempo se acabó, intentar reanimar a tu mejor amigo entre el humo y las llamas cuando ya no tiene pulso. Lo único que estás haciendo es magullar un cadáver.
A veces te despiertas y sientes como se resquebraja tu sueño al abrir los ojos, e intentas darte la vuelta en la cama para intentar recomponerlo pero ya no se puede porque el sueño se rompió. Con la misma facilidad se acaba la vida, estallan las relaciones, tu camino se queda en un punto muerto y ya no hay marcha atrás. Tommy Gavin es no saber aceptar todas estas cosas, batallar por lo imposible, negarse a aceptar que la realidad ha vencido tus deseos.
Tommy Gavin intenta imponer su voluntad sobre lo que debe ser. Hace oídos sordos a todas las evidencias. No importa que su ex mujer salga con un rico hombre de negocios de California. Él sigue espiándola con sus prismáticos, sobornando a sus hijos para que le cuenten cosas sobre el novio de mamá, guardando esperanzas inútiles. Somos como él cada vez que no sabemos aceptar el final de las cosas, cada vez que piensas en tu ex novia que ya está con otro, cuando te aferras a un antiguo fuego del que sólo quedan cenizas.
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