Por qué nos gusta... Randy (Me llamo Earl)

Randy son todas las preguntas que dejaste de hacerte para dedicarte a cosas más importantes. Cuestiones como ¿por qué el cielo es azul? o ¿quién pone los palitos a los Chupa Chups? Tu vida se ha vuelto más complicada y has crecido unos cuantos centímetros, pero esas preguntas siguen sin responder. Tener al lado a alguien como Randy es recordar constantemente que vives en un mundo extraño del que no entiendes ni la mitad de las cosas.

Si te paras a pensar en como respiras te dará miedo dejar de hacerlo. Si te preguntas porqué el sofá se llama sofá y no silla, todo lo que tienes a tu alrededor se llenará de dudas y entrarás en un lapsus mental infinito. Por eso Randy tiene el récord en Candem de mirar fijamente al sol, porque se había quedado atrapado en uno de sus bucles eternos preguntándose porqué las nubes no caen al suelo si están por encima de su cabeza.

Nadie sabe responder a las preguntas más básicas de la existencia. Pero hemos hecho un pacto secreto con nosotros mismos para no hacernos estas preguntas muy a menudo. Vamos a hacer oidos sordos a todas las cosas sin sentido que hay a nuestro alrededor. Creemos conocer el mundo en el que vivimos, pero en realidad nos movemos por una red de acuerdos tácitos que evitan que caigamos por el precipio de la locura. Siempre y cuando no tengas un Randy al lado, claro está. Porque él, como el niño que fuimos nosotros, va con unas tijeras en la mano dispuesto a descubrir la verdad.

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