Mr. Big es un patrón, el mismo error, la misma piedra, la historia de amor que siempre sale mal pero que repites una y otra vez. No con el mismo rostro, a veces con distinto nombre, pero sí con idéntico final. Mr Big es el hombre que te hace caer al abismo cada vez que te atreves a quedar con él. Y aunque ya lo sabes, aunque te sabes de memoria el final del cuento, vuelves a caer, porque hay algo en él de príncipe azul, aunque sólo puedas verlo tú.
Te prohibiste volver a pensar en él. Te sobran los argumentos para no volver a verle, pero te falta voluntad. Basta con oir su voz al teléfono para olvidar las excusas, la razón, todos los consejos de tus amigas. No importa cuantas veces te haya asesinado, no importa que no te valore, tú lo amas igual. Sabes que te quiere a su lado pero que no va a estar al tuyo cuando lo necesites. Y en cada nuevo beso, con cada nueva caricia, con cada nueva noche juntos se pierde un poco de tí, de tus principios, de tu entereza, de tu amor propio.
Mr Big es el reflejo de esa parte dentro de tí que cree que no mereces ser amada. Es producto de lo poco que te quieres a tí misma, lo poco que te respetas. El día que aprendas a amarte, Mr. Big desaparecerá. Porque es un patrón, no producto de la mala suerte, y no te librarás de él hasta que seas consciente de ello. Hasta que no descubras los mecanismos que te llevan a enamorarte de alguien que ni siquiera te considera. Mr. Big es el cretino por el que pierdes la cabeza mientras dejas escapar a Ross. No es una persona en concreto, eres tú. Es el castigo que te infliges a ti misma, tu patrón.
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