Ponerse al día con las series, ¿gozo o suplicio?

Como en todo en la vida, es completamente imposible tener todo lo que uno quiera –incluso los que estén podridos de dinero jamás podrán conseguir, por daros un ejemplo televisivo, un dinosaurio-, por lo que nos vemos obligados a discriminar siguiendo unos patrones claramente diferenciados de una persona respecto a otra. Para que os hagáis una idea de los ridículos que éstos pueden llegar a ser, hubo una época en la que yo daba prioridad a ver las películas que pensaba que no me iban a gustar pero hacia las que tenía una curiosidad que me impedía hacer como si no existieran. ¿El motivo? Así me las quitaba de en medio antes.

Pasando ya al universo televisivo, creo que todos estamos familiarizados con la idea de aplazar el visionado de una serie, ya sea hasta los molestos parones de fin de año o directamente para el verano. Además, estoy seguro de que no soy el único que empieza a ver una temporada y llega un punto en el que el desinterés es tal que se me van acumulando los episodios hasta llegar a un punto en el que en mi cabeza sólo barajo las opciones de abandonarla o darme un poco apetecible maratón para ponerme al día. ¿Es entonces ponerse al día con las series un placer o ya casi se ha convertido en un suplicio?

Justo después mejora

¿Cuántas veces hemos retomado una serie porque nos han dicho que la dejamos justo antes de que mejorase y luego no hemos notado mejora alguna?

¿Quién no ha maldecido más de una vez a otra persona por decirle que justo dejó de ver una serie antes de que ésta mejorase? No importa si realmente llegamos a retomarla o no, pero esa presunta mejora siempre nos deja con la duda de si hicimos bien en abandonarla o si deberíamos darle una nueva oportunidad. Yo ya he perdido la cuenta de las veces que se me habían acumulado tantos episodios de una serie que hacía ya tiempo que me estaba gustando cada vez menos y una afirmación de éstas me hizo recaer. Lo peor de todo es que con mucha suerte llegará al 10% las ocasiones en las que tuve que reconocer que tenían razón. Un porcentaje demasiado escaso como para que nos compense hacerlo de forma regular.

Soy consciente de que yo también he incurrido en varias ocasiones en decir exactamente eso a otras personas –me viene a la mente la segunda temporada de ‘Parks & Recreation’, la cual seguí al día cuando muchos habían abandonado el barco tras su, seamos generosos, discreta primera tanda de episodios-, pero soy consciente de que esto convierte en casi unos deberes el retomar la serie en cuestión. La cuestión es… ¿a alguien realmente le gustaba que le mandasen deberes cuando estaba en colegio?

La lista de ‘asignaturas pendientes’

Cuenta con mi admiración toda persona que realmente haya conseguido ver todas las series de televisión presuntamente imprescindibles por un motivo u otro y realmente haya podido disfrutarlas. El problema es que la abrumadora mayoría tenemos una lista de series pendientes más o menos elevada y para cuando realmente podemos ponernos con una, ya se han sumado fácilmente otras dos o tres. Es una misión inacabable que muchas veces disfrutamos, pero en otras ocasiones casi puede llegar a convertirse en una angustia vital el no haber visto determinada serie.

De hecho, ni siquiera tiene que ser la propuesta de moda de la que todo el mundo habla o la joya medio olvidada que cancelaron antes de tiempo –no cuela lo de que todo el mundo las viese en su momento-, pues con la presencia de un actor, showrunner o la propia historia que cuenta ya puede ser más que suficiente para que hasta cierto punto nos moleste no haberla visto. Lo mejor es directamente ni pensarlo… ¿pero y si nos cruzamos con algún spoiler por Internet que nos estropee la experiencia si finalmente llega el día en el que saquemos tiempo para verla? Y tampoco vale quejarse, que cada uno entiende que los spoilers dejan de serlo en momentos diferentes.

Las series que sigo al día han terminado temporada, ¿cuál retomo o empiezo?

Es evidente que en verano también se emiten capítulos de estreno –anda que no estoy gozando ni nada con los últimos episodios de ‘Breaking Bad’-, pero es la época del año más larga en la que de la mayoría de las series que seguimos como mucho se emiten reposiciones. Es entonces cuando muchos nos planteamos, ¿qué hago, retomo alguna de las series que han recibido comentarios positivos a lo largo de la temporada pasada y no he podido ver o me pongo al fin con una de esas que tengo pendientes desde hace años? La opción de simplemente desconectar y no ver series es demasiado impopular como para tenerla en cuenta.

Cada cual tomará una decisión distinta según por dónde le dé el aire, pero la mayoría de las veces nos planteamos un objetivo que luego no vamos a consumar. Todos estamos en junio diciendo que vamos a provechar para ver x número de series y luego llegamos a mediados de septiembre habiendo visto con suerte más de la mitad de lo inicialmente previsto. Cierto que con el paso de los años vamos normalizando nuestras expectativas de lo que seremos capaces de hacer, pero o pecamos de extremadamente conservadores o siempre acabamos insatisfechos por no haberlo conseguido. En mi caso me ha dado bastante pena no sacar tiempo para ver ‘The Americans’ durante estos últimos meses.

Por mis narices que voy a ver esta o aquella serie

Somos lo suficientemente ingenuos para pensar en algún momento que vamos a ver un episodio diario de una serie que tenemos pendiente –y que es bastante larga- hasta verla al fin completa. Algunos durarán unos pocos episodios, otros incluso verán una o dos temporadas, pero lo más habitual es que sea una idea que jamás llegue a nada. Esto también sucede a pequeña escala en el caso de las series que acaban de empezar, ya sea porque hemos visto el piloto y nos hemos prometido a nosotros mismos seguir viéndolas cuando somos consciente de que vamos a poder hacerlo o la curiosidad que nos surge cuando una serie que hemos descartado empieza a acumular alabanzas.

Eso sí, hay una alternativa aún peor, ¿cómo aceptar la idea de que de repente no tengamos menos tiempo libre para ver todo lo que seguíamos hasta entonces? Ya sea porque éramos estudiantes y ahora el trabajo nos quite mucho más tiempo o por cualquier otra cosa, pero nuestra primera reacción será intentar verlo todo, convirtiéndose en poco menos que una obligación el hacerlo. No tardaremos en explotar o empezar a ver series como una rutina en la que nuestra capacidad de disfrute se hundirá. La única solución será aceptar la realidad y abandonar algunas series o desbordar aún más nuestra lista de asignaturas pendientes. Una derrota que cuesta asumir.

Si ninguno de estos problemas te ha afectado, no sabes lo afortunado que eres. Por mi parte, creo que va siendo hora de ir pensando qué series intentaré retomar o empezar estas próximas navidades y cuáles se quedan para el verano de 2014.

En ¡Vaya Tele! | Siete series para ver este verano

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