Desde hace unos meses, los Braverman se han convertido en una de mis familias televisivas favoritas, y eso que la serie tuvo unos comienzos muy difíciles la pasada temporada. La serie iba a ser una de las grandes apuestas para el otoño de la NBC, pero, por enfermedad de una de las protagonistas (Maura Tierney), se decidió retrasar el estreno y así esperarla para continuar el rodaje. Al final la serie se estrenó en midseason, con Lauren Graham sustituyendo a Tierney.
El hecho de que una serie se estrene en midseason ya implica, de por sí, menos audiencia. Hay menos promoción y los espectadores están ya enganchados a las series que llevan viendo desde otoño, por lo que es más difícil llegar a ellos. También está el inconveniente de que hay menos tiempo y las temporadas tienen menos capítulos. 13 episodios tuvo en total la primera temporada de ‘Parenthood’, cuando se veía que, por el desarrollo de la serie, estaba pensada para tener muchos más. Por ese motivo, en cierto modo la primera temporada acaba sin un final espectacular y la segunda temporada continua allá por donde se quedó la anterior.
Un claro ejemplo de lo contrario lo tenemos en ‘Brothers & Sisters’, cuyos finales de temporada suelen ser auténticos bombazos y cliffhangers que dejan boquiabierto al espectador. Esto no es necesariamente algo malo. Al fin y al cabo ‘Parenthood’ es una serie bastante pausada que nos cuenta la vida de una familia de clase media con problemas con los que todos, más o menos, podemos sentirnos identificados (de nuevo, otra diferencia con ‘Brothers & Sisters’, donde nos encontramos con personajes más de clase alta y con otro tipo de vida).
Ciñéndonos al comienzo de la segunda temporada, podemos calificarlo de correcto. Como ya hemos dicho, sigue por el mismo camino planteado en la primera temporada, aunque hay algunos cambios que merece la pena señalar. El primero, y a la vista de los primeros episodios de esta nueva entrega, es el poco protagonismo que les están dando a los hijos adolescentes. Si recordáis, en la primera temporada tuvimos líos amorosos, peleas, problemas de entendimiento entre padres e hijos… Ahora es más bien lo contrario. Haddie y Amber apenas aparecen y, cuando lo hacen, protagonizan historias secundarias.
Drew, el hijo Sarah y uno de mis personajes favoritos, directamente ha dejado de salir y sus apariciones en escena se cuentan con los dedos de las manos. Todo lo contrario que su madre, que con su nuevo trabajo se ha convertido en uno de los pilares fundamentales de la serie. Los responsables de la serie se han dado cuenta de la química que tiene con el personaje de Adam, su hermano, y en esta temporada los han puesto a trabajar juntos. Estoy segura de que esto nos dará muchas escenas divertidas.
Por último, destacar dos temas que parece que darán mucho juego a lo largo de la segunda temporada, además de ver a Adam y Sarah trabajando juntos (y ojito, que también tenemos a William Baldwin haciendo de jefe de ambos y de posible interés amoroso de ella). Por un lado, ver cómo Crosby y Jabbar se las apañan si la ayuda de la madre del niño y, por otro, ver cómo Max va evolucionando y cómo su familia va asimilando el hecho de que tenga Asperger. Si os fijáis, prácticamente son temas que se han tratado ya en la primera temporada.
En resumen, la segunda temporada ha comenzado de forma impecable y continuista respecto a la anterior. No hay grandes sorpresas ni grandes cambios, pero esto nos permite seguir viendo a los personajes evolucionar poco a poco. Sigue conservando el mismo encanto de siempre, sigue siendo una de las mejores series, en lo que a calidad técnica se refiere, que emite actualmente la NBC (y no parece ser de esas baratas al más puro estilo ‘Mercy’ o ‘Persons Unknown’) y, definitivamente, sigue siendo uno de mis dramas favoritos en antena. Disfrutémoslo mientras dure, lo que a juzgar por las audiencias no será mucho.
En ¡Vaya Tele! | ‘Parenthood’, una dramedia familiar al estilo de ‘Cinco Hermanos’