'Parenthood' nos prepara para la despedida definitiva

La moda de las temporadas finales es fantástica. Los canales procuran respetar al espectador y de paso nos transmiten que mejor no abandonemos la serie, que queda poco. También es una forma de atraer al público al primer pase en Estados Unidos, algo en lo que cada vez son menos proclives y que les reporta más beneficios publicitarios. Y, en el caso de ‘Parenthood’, ¿quién podía imaginar que veríamos seis temporadas?

La serie de los Braverman es un ejemplo muy claro de que lo que es una desgracia para unos, es una oportunidad para otros. En un canal de éxito hubiera sido cancelada al cabo de cuatro días y en NBC pudo renovar año tras año gracias a pequeños recortes porque sus modestas audiencias por lo menos eran constantes. Ahora que terminará, por cierto, seguro que habrá bofetadas en Hollywood para conseguir que los miembros del reparto se apunten a nuevos pilotos. Todos tienen bastante nombre.

De ‘Parenthood’ curiosamente ya habíamos visto algún final definitivo. Como Jason Katims no confiaba del todo en NBC, escribía finales de temporada que servían como colofón por si acaso les cerraban el chiringuito. Así que sabemos que vamos por buen camino porque ya lo hemos vivido y estos nuevos episodios se pueden vivir tranquilamente como la despedida que son. Toca saborearlos con calma.

Un vistazo a…
ENFOQUE PROFUNDO Y LENTES PARTIDAS

Katims proyecta el futuro

Los guiones, además, van enfocados a que podamos imaginar el resto de sus vidas ya que no podremos verlas. Son tramas que podremos proyectar. Esta es mi teoría, por ejemplo, al ver el embarazo de Amber. Es la consolidación de algo que ya sabíamos, que seguía los pasos de su madre prácticamente a pies juntillas y su última conversación con Ryan por lo menos nos confirma que es una versión más evolucionada. Pudo quedarse embarazada demasiado joven pero es suficientemente madura para entender que no tiene que forzar una relación con el padre.

En esta línea va, por supuesto, la trama de Zeek. Acabe esta temporada en muerte o no, casi hemos vivido la sensación del ser querido que fallece. Los hijos están preparados para tomar el mando (con Adam esperando para ser el patriarca) y mostraron que Camille realmente quiere vivir su vida con su marido, algo que no estaba del todo claro (llamadme desconfiado pero muchas veces sonaba más a inercia o a “lo hago por mi familia” que propia voluntad).

Y, según apuntan los avances del próximo episodio, veremos que Max puede enamorarse, una trama que es un rayo de luz para el personaje. Si algo cuesta visualizar es al hijo de Adam y Kristina con una vida más o menos normal, pues sus dotes sociales dejan que desear (justificadamente), y la prueba de que es capaz de enamorarse ayudarán a que le veamos con una vida futura llena. Lo que decía, Katims quiere que proyectemos las tramas más allá del desenlace.

Las tramas odiosas

Esto no quita que ‘Parenthood’ también es la serie de las tramas más odiosas de la televisión y la sexta temporada no está exenta de ellas. Sólo hace falta echarle un vistazo al personaje de Betsy Brandt (tan adorable en ‘Masters of Sex’), que es de bofetada. La ex mujer de Hank, esa misma que le robó la hija y se la llevó a miles de quilómetros, ha vuelto a California con exigencias y, de momento, nadie la pone en su sitio. Es aparecer en el plano con su cara de no haber tenido sexo en diez años y estrangular la almohada del sofá.

Los padres del monstruo.

Lo mismo puede decirse del asunto Sydney, que resulta que margina a una compañera de clase. “¿Pasa algo en casa?”, les pregunta la profesora a Julia y Joel. Sí, sí, que ocurre y es normal que tenga ciertas repercusiones. ¿Pero existe algún espectador que no piense que Sydney tiene un defecto de fábrica? Desde que nació, incluso cuando su hogar era perfecto, era una tirana maleducada. Julia y Joel, si ahora es la peor persona viva no es porque os hayáis separado: es porque hicisteis un trabajo lamentable a la hora de educarla.

Y, sin llegar al nivel de irritabilidad de estas dos tramas, la relación de este matrimonio también merece un capítulo aparte. Como espectador es frustrante tenerles siempre en momentos opuestos y que los guionistas esperen que nos creemos la actual relación de Julia. ¿De verdad tenían que ponerle un hombre que se nota tan instrumental? Ni tan siquiera quieren mostrárnoslo porque saben que unirán a la pareja al final de la serie. Si no te tomas la trama en serio y te tomas las molestias en contárnosla bien, mejor te la ahorras.

Los momentos emotivos

Pero ‘Parenthood’ es ejemplo de lo peor y lo mejor. ¿Quién no sintió en los huesos la alegría maternal de Kristina cuando por fin Max entró en la escuela que construyó para chicos como él? ¿Y las dudas de Amber, que teme formar un hogar tan inestable como el suyo? ¿Y su conversación a corazón abierto con su abuelo? ¿Y ese instante de miedo absoluto de Camille con una Bonnie Bedelia que por fin tuvo una escena donde lucirse después de seis años?

Si ya hemos llegado a este punto en los tres primeros episodios, agarrémonos fuerte al sofá. Habrá mucho que odiar (que hasta Crosby y Adam están peleones) pero Katims también querrá estrujarnos los lagrimales. Y esto, por lo menos para mí, es ‘Parenthood’, una de cal y otra de arena.

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