Spoilerhólicos del mundo, estáis de enhorabuena. En la estrategia que siguen actualmente las ediciones digitales de los periódicos de poblar sus páginas con tropecientos blogs sobre política, moda, salud, cine y cualquier cosa que se les ocurra, el suplemento Ep3 de El País (antes conocido como El País de las Tentaciones) ha decidido abrir uno sobre una temática que en EE.UU. arrasa y que, por estos lares, dio pie a una encendida polémica blogueril hace unas semanas: el vilipendiado arte de destripar los finales de las series y películas que se emiten por televisión o que se estrenan en el cine. Y como se dedica, única y exclusivamente, a los spoilers, tiene un nombre de lo más apropiado, El asesino es el mayordomo.
El cada vez más importante papel que juega Internet en la promoción de las series, y la posibilidad que ofrece de poder seguirlas según se van estrenando en sus países de origen, ha ido incrementando la aparición de los spoilers, a veces como meros avances de la trama, otras en las críticas o reseñas sobre determinados capítulos y, muy a menudo, como una manera de llamar la atención de los fans para que no se pierdan tal o cuál episodio. Es cierto que esta promoción sigue haciéndose mucho a través de anuncios en televisión (algunos de los cuales irritan sobremanera a los fans porque, más que ofrecer spoilers, casi se inventan la trama del capítulo y dan falsas esperanzas, como se quejan los seguidores de Perdidos de las promos que hace la ABC), pero Internet les ha concedido una relevancia especial. Chica de la tele recoge un buen número de páginas web estadounidenses que se dedican sólo a los spoilers: SpoilerFix, la sección Spoiler Anonymous de TV Squad (con un lema muy bueno, "La sorpresa está sobrevalorada") o los comentarios de dos gurús como Mike Ausiello, de TV Guide, y Kristin Veitch, de E! Online.
En un mundo con tantas ofertas de entretenimiento, todas pugnando por atraer la atención de sólo un puñado de personas, es comprensible que intenten hacerlo mostrando lo mejor de ese producto en cuestión, incluso aunque sea el final. Luego queda al gusto de cada uno decidir si eta táctica le convence o no. A algunos siempre nos gustará dejar espacio para la sorpresa.
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