Buceando en Netflix nos encontramos con un amplio catálogo en el que no faltan series que nos hablen de drogas y narcotráfico como 'Narcos', 'El Chapo', 'La Reina del Sur'... estas series nos introducen en tramas pasadas o contemporáneas sobre el blanqueo de dinero y el tráfico de drogas, de ahí lo complicado de encontrar un producto que consiga una vuelta de tuerca a esa trama argumental.
Además de novedades en el formato es complejo crear un producto de calidad y referencia como han sido 'Narcos' o 'Breaking Bad', tanto por el tratamiento de la historia como por sus actuaciones sobresalientes.
La Breaking Bad de Netflix
Pese a esas dificultades Netflix se ha arriesgado este verano y nos ofrece ‘Ozark’ donde un padre de familia que vive en Chicago como asesor financiero acaba trabajando para un cártel muy importante de México y para blanquear su dinero debe trasladarse a una región apartada y discreta como son Los Ozarks en la América profunda.
El primer punto a destacar y en la que se denota esas diferencias que convierten a ‘Ozark’ en una producción de calidad son los dibujos que se presentan en la introducción de la serie y que van variando en cada episodio, dándonos pistas sobre lo que vamos a ver durante la próxima hora.
El episodio inicial comienza con un monólogo sobre el poder del dinero y cómo influye en el desarrollo de nuestra vida pronunciado por el protagonista, Marty Byrde. En este inicio de serie uno no se espera la dureza de las escenas que van a acontecer y que van a ser el tónico durante toda la serie, ni el clima ni las tonalidades que se escogen deliberadamente nos hacen presagiar la rudeza y realidad que se plasma.
Esas tonalidades se mantienen durante todos los episodios, da igual el lugar o la estación del año, ya que son un reflejo del estado emocional de los personajes; siempre nos vamos a encontrar en un ambiente gris, oscuro, húmedo y muy áspero.
Esa aspereza y oscuridad está presente en todos las partes que conforman la serie. El tratamiento de los personajes es otro punto que hace sobresalir a ‘Ozark’, si bien es cierto que varias interpretaciones se llevan al histrionismo como el agente de FBI atormentado o la familia disfuncional a niveles desorbitados, los personajes que gozan de mayor protagonismo están interpretados y creados de manera magistral.
El estupendo reparto de 'Ozark'
Jason Bateman que además de interpretar a Marty Byrde produce y dirige varios episodios, caracteriza de manera ideal a ese hombre de familia con apariencia tranquila y sosegada que parece que no ha roto un plato, pero que al final acaba embaucando a todas las personas que le rodean, con una verborrea abrumadora.
Pero sin duda la pieza esencial y en la que en un inicio parece que no recae el protagonismo es el papel de la mujer de Marty, Wendy (Laura Linney). Una interpretación novedosa ya que por una vez no se representa a una mujer que desconoce los trapicheos de su marido si no que es partícipe desde un inicio. Con ella vienen los matices y los puntos más interesantes de la trama gracias a la autentica y comedida actuación de la actriz estadounidense, equilibrando de manera continua la frialdad y la calidez que demuestra en exclusividad con sus hijos.
Siempre se ha dicho que las desgracias unen y en esta serie encontramos el mayor ejemplo, de una manera que resulta hasta cómica se nos relata cómo esa situación límite consigue la cohesión de toda la familia, incluso con unos hijos entregados totalmente a la causa de su padre.
Una producción que en un principio no sea la habitual en maratones y que si conoces su argumentos no haga que corras a reproducirla se convierte en uno de los diamantes de Netflix pese a ese cierto halo de surrealismo y lo desbocado de algún personaje.
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