'Outlander': pasión, intriga y viajes temporales en cuatro temporadas que son carne de maratón

Está claro que la programación imperante en esta época del año son las producciones navideñas, títulos como 'Crónicas de Navidad', 'Cambio de princesa', 'Un príncipe de Navidad: La boda real' o 'El Grinch', captan nuestra atención y colman nuestra dosis de espíritu navideño en vena.

Pero, si dejamos atrás esa temática, hay un público adicto a las series que está de enhorabuena: actualmente tenemos estrenos como la tercera temporada de 'Riverdale', la cuarta entrega de 'Narcos' o, efectivamente, la cuarta temporada de 'Outlander'. Los fans sabemos lo que es esperar con ansia cada lunes nuestra ración de Claire y Jamie pero para los despistados voy a contaros por qué 'Outlander' es la serie idónea para no despegarse de la pantalla durante las fiestas.

Muchos pueden referirse a 'Outlander' como su guilty pleasure (placer culpable) pero esta serie va más allá de la satisfacción que nos puede aportar por ejemplo, 'Anatomía de Grey'. Si indagamos un poco seremos conscientes de la cantidad de capas que podemos desgranar en esta producción creada por Roger D. Moore y basada en las novelas de Diana Gabaldon.

Amarás con pasión las Highlands

En su capítulo inicial conocemos a Claire Randall (Caitriona Balfe) una enfermera de combate que vive en los años 40 pero que, inesperadamente, a través de las piedras de Craig na Duhn retrocede hasta la Escocia de 1743, donde se ve obligada a casarse con Jamie Fraser (Sam Heughan) un guerrero escocés. Con esta premisa se desarrollará un triángulo amoroso que viajará a través del tiempo.

Desde el comienzo de la serie te costará posicionarte con el bando británico y te adentrarás de lleno en el mundo de los clanes, las revueltas jacobitas, Bonnie Prince Charlie y la batalla de Culloden. Pese a conocer el desenlace, la trama que rodea a Jamie y en la posición que deja con ello a Claire es un condicionante para desear que esa batalla de Culloden tenga un final distinto.

Precisamente por la influencia que se consideraba que podía llegar a ejercer la serie, ninguna televisión británica se atrevió a estrenarla en 2014 por la proximidad del referéndum para la independencia de Escocia. Por esta posible relevancia en la atmósfera política no es hasta 2015 cuando, por fin, el público británico puede disfrutar de 'Outlander'.

Pese a todo lo que envuelve a la serie, cualquier espectador de cualquier punto del mapa puede sentirse abrumado por los espectaculares paisajes y localizaciones así que no es de extrañar que una legión de seguidores no dude, año tras año, en visitar cada una de ellas.

El castillo de Doune (en la serie Castillo de Leoch), la finca de Hopetoun (Lallybroch), Inverness o Culross son una pequeña muestra de como una buena elección de escenarios y una notable conservación del patrimonio puede ayudar a crear una pasión más allá de la mera narrativa. Aunque a través de las temporadas los protagonistas viajan a diferentes países ese especial cuidado en las localizaciones no se deja de lado en ningún momento y ese vínculo que les une a Escocia permanece como esencia de la producción.

La química ente Jamie y Claire: clave del éxito de 'Outlander'

Uno de los alicientes de la serie es sin duda la conexión y complicidad de los actores protagonistas, consiguiendo que esta relación sea más que creíble y traspase la pantalla. Jamie es el prototipo de guerrero escocés: valiente, pelirrojo y con un atractivo físico deslumbrante, con una personalidad marcada y representado con una sensibilidad cautivadora, que lucha con su propia naturaleza machista propia de la época y la cultura.

Por otro lado tenemos a Claire, una mujer intrépida, inteligente, una mujer de ciencia que tiene que luchar contra el choque cultural y la situación de la mujer en el siglo XVIII. Además de compartir historia y tramas con Jamie durante el desarrollo de las temporadas lidera también sus propias batallas.

Uno de los puntos que más ha llamado la atención es la representación de las escenas sexuales de la pareja, mostradas con gran realismo y sin ningún reparo. Quizá en las series que encontramos en parrilla actualmente el puritanismo de este tipo de escenas se haya relegado, pero en el momento de su estreno era algo novedoso ese retrato apasionado de los encuentros íntimos. Sin duda, la química que consiguen Sam y Caitriona hace que suspiremos capítulo tras capítulo con esta potente historia de amor.

Una trama que no pierde interés en la cuarta temporada

Si bien como hemos comentado lo que más engancha de 'Outlander' son sus protagonistas, el desarrollo de la historia hace que no pierdas el interés. Las novelas de Gabaldon aportan un número inmenso de tramas y escenarios que enriquecen la serie temporada a temporada. Ya sea en Escocia, París o Jamaica, la producción consigue transportarnos a la acción, guiándonos y consiguiendo que empaticemos con el resto de personajes que rodean a la pareja.

Equilibrando además de una manera ejemplar el planteamiento más dramático y de culebrón con la vertiente histórica y de suspense, moviéndose como pez en el agua en innumerables encrucijadas románticas y temporales.

En esta nueva temporada, que consta de 13 episodios, 'Outlander' se basa en el cuarto libro de la saga, 'Tambores de Otoño', donde los personajes deciden asentarse en la América colonial e intentar crear un hogar tranquilo y feliz. Pero como es previsible, esta tranquilidad rápidamente se verá interrumpida en especial ante la posibilidad de nuevos viajeros en el tiempo.

En esta temporada contaremos también con una historia paralela, al menos de momento, la de Brianna (Sophie Skelton) y Roger (Richard Rankin) relevante para el desarrollo de la serie pero que no tiene el mismo enganche que Claire y Jamie, por mucho que la serie intente ponerlos en primera linea de fuego. También contaremos con el posible regreso de Murtagh y los antiguos prisioneros de la cárcel donde estuvo nuestro protagonista.

De momento se cumplen las expectativas, tras dejar atrás el acecho constante de Jack Randall (Tobias Menzies) los frentes abiertos no se reducen para la familia y esta nueva entrega cuenta con un nuevo malo-malísimo, Stephen Bonnet (Ed Speleers).

Tras la cantidad de escenas para el recuerdo que nos deja el capitán Randall su papel va a ser difícil de superar , pero en esta aproximación a la cuarta temporada se deja claro que Bonnet aunque con menos personalidad y capacidad de sugestión será una de las partes principales en desarrollar la narrativa de los episodios y poner en jaque a los Fraser.

Este cambio de escenario puede aportar mucha riqueza de enclaves y nuevos temas interesantes para el desarrollo de la pareja como la esclavitud y el conflicto moral que supone, pero sin duda va a ser una ardua tarea conseguir enganchar al espectador con algo fresco con el surgimiento de la pareja de Brianna y Roger. La fórmula y tramas serán un éxito pero la novedad es un factor que raramente se consiga, pero para comprobarlo habrá que esperar al final de temporada.

Así que si no eres de los fieles que estamos cada lunes viendo un nuevo episodio puedes ponerte al día de sus dos primeras temporadas en Netflix o de la serie al completo en Movistar+.

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