De todas las ficciones que han vuelto con el inicio de temporada, quizá 'Once upon a time' es una de las que han regresado con uno de los retos más complicados. En su tercera temporada, la ficción de ABC debe demostrar que sabe encauzar el camino, ese que perdió a lo largo de la segunda temporada y que nos dejó una historia a medio gas, que había perdido bastante del atractivo que nos encandiló tras su llegada a la televisión en 2011.
El final de la temporada pasada nos hizo pensar que había motivos para creer en una mejoría, ya que se tomó la decisión de trasladar a los protagonistas a un nuevo mundo, donde aumentaban las posibilidades para desarrollar nuevas tramas que levantaran la expectación por la ficción. Pero tras los dos episodios emitidos hasta el momento, 'Once upon a time' ha mostrado indicios de caer una y otra vez en los mismos errores que más pereza provocaron el año pasado, por lo que, en general, la tercera temporada se tambalea entre la necesidad del cambio y la incapacidad para llevarlo a cabo.
Porque si algo ha demostrado la llegada de los protagonistas de 'Once upon a time' a Nunca Jamás, es que el principal problema de la ficción no radica en el escenario en el que se desarrollan sus tramas, sino en la evolución de los personajes y cómo estos se han atascado en mitad de una historia que parece que no tiene muy claro hacia dónde nos quiere llevar. Ahora, estamos ante la búsqueda de Henry, llevada a cabo por un grupo de personajes que no funciona como conjunto al igual que no desempeñaron correctamente su función como enemigos en el pasado.
Y es que, pese a los cambios introducidos, los problemas siguen siendo los mismos, ya que los protagonistas principales de 'Once upon a time' no logran entusiasmarnos como sí consiguieron durante los capítulos de su primera temporada. Podemos seguir citando modificaciones que se han dado en el arranque de la tercera temporada, más allá del traslado a Nunca Jamás como escenario principal. Por ejemplo, la muerte de Tamara y Greg nada más comenzar la temporada, eliminando a la primera de cambio esa pareja de enemigos que supieron a poco el año pasado. Y no podemos olvidar la aparición de Peter Pan, que ha comenzado a cumplir las expectativas que ya se marcaron con este personaje al final de la segunda temporada.
Pero en realidad, estos cambios han sabido a muy poco cuando valoramos los primeros episodios en su conjunto. En la actualidad los conflictos de la ficción pecan de repetitivos y, lejos de solucionarse con una trama consistente, se vuelven a repetir en cada uno de los episodios. A estas alturas, los flashbacks tampoco sirven de mucho, ya que nos trasladan a unas historias pasadas que ya están muy manidas, sobre todo las que tienen a Blancanieves, Encantador y Regina como protagonistas.
Algo parecido ocurre con la línea argumental de Baelfire en el mundo de los cuentos, a través del cual se ha rescatado un escenario y unos personajes que parece que no tengan nada más interesante que aportar que lo que ya hemos visto de ellos. La vuelta de 'Once upon a time' nos pone en entredicho no solo lo perdidos que están sus personajes en Nunca Jamás, sino lo desorientada que está la serie en general, algo que no parece que se vaya a solucionar tras el salto de una temporada a otra.
En ¡Vaya tele! | 'Once upon a time', una temporada sin magia
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