Una de las últimas series estrenadas en USA ha sido ‘NYC 22’; una serie que llamaba la atención, principalmente, porque Robert DeNiro estaba implicado en el proyecto como productor ejecutivo. Así que había cierta curiosidad por ver cómo se desarrollaba esta serie que, independientemente de que tuviera a gente famosa detrás, podría ser una buena serie de policías, en la línea de otros del género como ‘Policías de Nueva York‘. Lástima que no sea así.
‘NYC 22’ sigue el día a día de un grupo de novatos que se acaban de incorporar a la Comisaria 22 del cuerpo de Policía de Nueva York. Una comisaria ficticia enclavada en el Upper Manhattan, más concretamente en el célebre y reformado (qué juego hubiera dado hacer la serie hace veinte años) Harlem. En la serie veremos principalmente a estos novatos de patrulla por las calles, lidiando con los conflictos que se encuentren y relacionándose entre ellos en la comisaria.
La serie tiene un gran problema que es no entender las reglas del juego: si no quieres poner grandes casos que ensalcen al cuerpo de policía, al menos tienes que hacer que nos importen los policías. Este grupo de novatos es, por lo menos en los tres episodios que hemos visto, perfectamente intercambiable. Contando con personalidades muy planas y casi arquetípicas: el del clan policial de toda la vida, el alcohólico maduro, la que tuvo una infancia difícil, quien entra en el cuerpo por demostrar algo… Y sus superiores no son mucho más complejos.
Otra cosa que me enerva especialmente de ‘NYC 22’ es el uso de la música. La música de fondo está puesta de forma contínua y a veces demasiado alta. Un ejemplo lo pude ver en una escena en el primer episodio. Una escena en la que dos de los policías se enfrentan a un hombre que les está apuntando con un rifle en su casa. Un cuadro ya de por sí tenso, con música acorde a ese momento pero que, inexplicablemente, sube el volumen cuando menos necesario es: durante el típico diálogo en el que el policía intenta conectar con el hombre enajenado. Luego durante el resto de episodios han aprendido a controlar un poco la música, pero sigue chirriando en según qué momentos.
Pero mientras que la música es un factor más subjetivo, el guión no lo es. Y en ‘NYC 22’ es mediocre tirando a malo, historias muy flojas y que no provocan ningún tipo de interés. En definitiva creo que ‘NYC 22’ no merece la pena. Mira que con poco que se haga se puede hacer una buena serie de género, pero no tienen ganas. De hecho lo más destacable es una guerra de bandas que más bien parece pelea de párvulos en el patio de colegio. Es todo tan flojo en general que, o bien cambian radicalmente, o me temo que será otra serie más que pase sin pena ni gloria.
En ¡Vaya Tele! | Tráiler de ‘NYC 22’
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