Al igual que ‘United States of Tara‘, ‘Nurse Jackie‘ también volvió a Showtime hace unas semanas, y al igual que la primera está pecando de lenta, con poco contenido y sin apenas evolución por parte del personaje principal. El problema es que a Jackie se le añade que no han dado continuidad al gran cliffhanger con el que nos dejaron al final del año pasado que, a pesar de ser uno de los mejores finales de la pasada temporada (cómo olvidar ese “Blow me!“ frente al espejo), se ha disuelto este año casi como si nada hubiera pasado.
Suerte que a ‘Nurse Jackie‘ siempre la han salvado los secundarios y esos casos medianamente procedimentales de cada semana, porque si no estaríamos hablando de una trama principal bastante aburrida en estos inicios sin nada que pudiera resarcirla; y aun así tampoco podemos decir que estén demasiado inspirados este año. No sé si os pasa lo mismo que a mí, pero siempre me da la sensación de que ‘Nurse Jackie’ necesitaría más tiempo para explicar su historia, y que los 25 minutos que dura cada capítulo se hacen escasos, pero bueno, con lo que tenemos vamos a comentar las pinceladas iniciales de esta tercera temporada.
Jackie vuelve en el mismo sitio en el que la dejamos la pasada temporada, encerrada en el baño tras la intervención que le hicieron su marido y O’Hara. A pesar de los signos evidentes de adicción (es increíble en cuántos lugares es capaz de esconder las píldoras), Jackie sigue acumulando una mentira tras otra que, increíblemente, es capaz de colar a su marido, el buenazo más grande que ha parido la televisión. O’Hara ya es otro tema, conoce perfectamente la situación en que está Jackie y el alejamiento entre ambas tiene parte de la responsabilidad del bajón de este año. Las conversaciones y la complicidad entre la doctora y la enfermera han sido siempre una gran baza en la serie, y por el momento es algo que se ha perdido irremediablemente.
Los secundarios no están teniendo demasiada importancia este año, no les han dado ninguna guía argumental en los nuevos capítulos y siguen arrastrando las del año anterior, pero son los grandes artífices de que la serie no haya caído definitivamente. La obsesión de Coop con Sam por haberle quitado la novia empieza a cansar y, la verdad, preferíría que volviera a ser el niño grande que siempre ha sido; echo mucho de menos sus peleas con Jackie. Tres cuartos de lo mismo con Zoey, que no me termina de convencer en su relación con el conductor de la ambulancia pero que está sublime cuando intenta acercarse sentimentalmente a Jackie. La que no perdona es Akalitus, que se confirmó el año pasado como la gran revelación (todavía sigo revolcándome de risa con su conversación ella sola encerrada en el ascensor) y que este año está teniendo casi su propia trama aparte del resto. De aquí podría salir un spin-off perfectamente.
Sólo me queda hablar de Eddie, que a estas alturas es el único secreto que Jackie ha podido ocultar a su marido, y parece que él está perfectamente de acuerdo en seguir viviendo en la sombra. Ahora van a justificar su trabajo en el hospital como si estuviera recién contratado, para tener menos problemas, pero me queda la duda de si van a poder seguir alejados mucho más tiempo. Ahora con la llegada de la hermana de Kevin, veremos hasta qué punto es capaz de influenciar en la trama, y también habrá que estar atentos para ver si ese misterioso señor ex-consejero es capaz de hacer que Jackie toque fondo. Tenemos muchos frentes abiertos, ahora sólo hay que esperar a que los desarrollen; como decía cuando hablaba de ‘United States of Tara’, más vale que eleven pronto el tono y rescaten a la audiencia perdida, o si no tendremos que empezar a temer por su continuidad.
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