Terminar la primera temporada siendo un éxito de crítica y público y con varios premios Emmy, entre ellos, mejor comedia y mejor actor secundario, pone sobre cualquier serie una considerable presión por no bajar el nivel en la segunda entrega y no caer en el “mal del segundo disco” que les ocurre a muchos grupos musicales que se hacen famosísimos en su álbum de debut. ‘Modern family‘, además, tiene que mantenerse a la altura de todos los parabienes, a veces un poco hiperbólicos, de la crítica estadounidense, que acogió con los brazos abiertos a una sitcom que recuperaba la esencia de las comedias familiares que habían caído en desuso en los últimos años.
Pero no hay de qué preocuparse, porque ‘Modern family’ sabe bien a lo que juega y lo que tiene que hacer para continuar la línea con la que debutó. Lo suyo es contar cosas que ocurren habitualmente en cualquier familia de un modo divertido y sí, con sus voces en off al final de cada episodio que muchos descartan como “moralina”. Es ya parte de su estructura y no van a dejar de hacerlo. Aparte de ese recurso (que es cierto que a veces se podrían ahorrar), la segunda temporada aprovecha, principalmente, que su extenso funciona a la perfección, y que cuando las tres familias se reúnen, es realmente muy complicado tener un episodio aburrido. Los nuevos capítulos van a traer algunas novedades derivadas, simplemente, del hecho que los niños crecen y los padres se hacen un poco más viejos. Oh, y también han tenido que afrontar una controversia un tanto absurda surgida al final de la primera temporada sobre Cameron y Mitchell.
A raíz de las vacaciones de toda la familia en Hawai, surgieron algunas voces discordantes que decían que, mientras que Phil y Claire no tenían ningún inconveniente en besarse en público, Cam y Mitchell nunca lo hacían, y que lo más que se podía ver entre ellos era un abrazo. El runrún sobre por qué la pareja gay de la serie nunca se besaba llegó a tener una campaña en Facebook y tuvo que ser respondido por Steve Levitan y Christopher Lloyd, los creadores de la serie en algunas entrevistas. Pero esa polémica era absurda porque, quienen la lanzaron, nunca habían prestado atención a la serie y a cómo son sus personajes. Mitchell siempre se muestra incómodo en público cada vez que Cameron es cariñoso con él, y ellos no son los únicos a los que no hemos visto besarse, porque Jay y Gloria tampoco lo han hecho.
Al final, dedicaron todo un episodio precisamente a tratar esa especie de fobia a las muestras de afecto en público de Mitchell, del que se llega a la conclusión que es así de reprimido porque su padre, Jay, nunca le demostró ningún afecto en público. Y trenzan todo eso con una sucesión de inspirados gags en los que participan casi todos los personajes, y que muestran que cualquiera de sus actores puede suceder a Eric Stonestreet el año que viene como ganador del Emmy al mejor secundario de comedia. La desesperación de Phil por ser aceptado por Jay, el dúo cómico insuperable que pueden ser Gloria y Manny, los primeros problemas sentimentales de Alex y los terribles consejos que le da Hayley, el pasado salvaje de Claire y Cameron cayéndose por encima del sofá... El segundo episodio muestra mejor cómo es ‘Modern family’ a pleno rendimiento.
Aquí no hay una trama horizontal misteriosa que atraviese todos los episodios, así que cada semana veremos más o menos lo mismo que hemos visto hasta ahora. Sí parece que conoceremos a la familia de Cameron y que Alex va a dejar de ser sólo la “empollona” del instituto, y seguiremos viendo a Phil hacer esas cosas que sólo se le pueden ocurrir a él. Por ahora, la serie ha empezado la segunda temporada manteniendo el nivel y mostrando a un reparto que trabaja en conjunto con precisión. Todos van a tener su momento de lucirse.
En ¡Vaya Tele! | Cinco razones para ver ‘Modern family’