Si ya teníamos a 'Girls' para ahondar en el contradictorio y propenso al drama universo femenino ficcionado y a 'Looking' para supuestamente ofrecer la réplica (que no) de una nueva voz generacional, ahora tenemos 'Mixology', un combinado de treintañeros en búsqueda de amor sexo. Con esta premisa tan a priori poco original, el último estreno de ABC para la Midseason da un giro a la situación con una propuesta narrativa diferente, teniendo en cuenta que se trata de una sitcom de veinte minutos en la que la estructura es casi un cliché. Es con su storyline con el que la serie consigue, al menos en mi caso, empujarte a ver el piloto, si no es ya por puro vicio de no dejar pasar una:
Esta es la historia de diez extraños, una noche y todas las tonterías y cosas vergonzosas y ridículas que hacemos para encontrar el amor
La ficción que acompaña ahora a 'Modern Family' en la noche de los miércoles se estrenaba hace tres semanas dando a ABC motivos para el optimismo. Porque, a pesar de marcar el peor dato para una premiere de la cadena en lo que va de temporada (4,98 millones de espectadores y un 1.7 en la demo de 18-49), se ha revelado mejor que sus antecesoras en esto de retener a la audiencia de la consagrada familia moderna (que también ha perdido público, todo hay que decirlo). Sin embargo, después de mostrar lo que nos tenía preparado y ser vapuleada por la crítica, los números han ido cayendo, hasta perder más de un millón de espectadores en el último episodio y empezar a nadar, como apuntaba en su post Kyra, en las turbulentas aguas de la cancelación probable.
Una noche de entretenimiento frugal
Sus creadores han tratado de tirar la casa por la ventana en términos de imaginación, proponiéndonos acotar el relato a una sola noche de vidas, situaciones y personajes que se entrecruzan, construyendo una historia común. Diez almas a la deriva que vienen a representar el atlas ¿completo? de la geografía humana a los 30 años: el calzonazos recién dejado que se siente de otro planeta y el eterno depredador que sigue aplicando las técnicas de guerrilla de la época de la universidad para ligar; la que se ha conformado por no arriesgar y la que arriesga demasiado; el típico camarero que ha hecho de la seducción una profesión o la madre soltera agobiada por los handicaps a la hora de conocer a un tío normal y no uno que vomite en tu elegante bolso tipo clutch.
Estos diez arquetipos de bar coincidirán en una coctelería cool de Manhattan, sin saber que les espera la noche más larga de sus vidas ni que éstas darán un giro insospechado. La serie va introduciéndonos en el grupo de dos en dos, presentándonos a modo de spoiler las parejas que acabarán siéndolo cuando el bar cierre la persiana. Apenas unos minutos de presentación que resume la vida de cada personaje, desde las circunstancias de su nacimiento hasta su edad adulta, haciendo hincapié en su relación con el otro sexo.
Algo que por otra parte nos proporciona el contexto necesario para entender los motivos de estas diez personas para estar en ese lugar, esa noche, intentando desesperadamente ligar. Así, entendemos el exceso de ego de Bruce (Andrew Santino), la desesperante falta de iniciativa de Liv (Kate Simses) o la enorme herida sin curar de Tom (Blake Lee, visto en 'Parks and Recreation') al que su prometida dejó porque su cara "le daba ganas de vomitar":
Comimos barbacoa koreana anoche... No, eres tú, es tu cara... pareces un castor
La premisa, original; los resultados, nefastos
Hasta aquí el contenido. La cosa cambia cuando hay que hablar de las formas. Que el tema sobre el que se sustenta toda la serie sea "las cosas estúpidas que se hacen por conseguir el amor" y los personajes sólo se retraten desde esta perspectiva hace que la historia pierda fuelle por todas partes. Pero aún contribuyen más esos tópicos y chistes sin gracia que rozan lo ofensivo (en esto me recuerda un poco a 'Dads') en los que la serie cae continuamente. He de admitir (aunque me lluevan las críticas por ello) que quizás dejé de ser objetiva con 'Mixology' cuando escuché eso de "las madres solteras son muy fáciles, están cachondas, pagan a una niñera y todo lo que quieren hacer es perder el sentido con alguien que parezca vagamente un hombre".
Incluyéndome en este perfil de parroquiana de bar (las matriarcas de familias monoparentales que salimos cuando "libramos" de nuestra eterna responsabilidad) no pude más que sentir desprecio por el comentario. Pero en mi defensa diré que no era la primera barbaridad que le pasaba por alto; ya me había tragado dos capítulos sin querer ver más, para intentar ser, precisamente, objetiva. Pero, ¿hasta qué punto puede ser gracioso afirmar que el arquetipo de "hombre de verdad" es ese Don Draper que te partiría la cara si te atrevieras a llamarle blando? Con sutilezas como ésta, no es de extrañar que cierto sector de la crítica se los coma (por ejemplo, The Hollywood Reporterle da un cero patatero en Metacritic y le regala una demoledora crítica)
En 'Mixology', nadie se libra de ser catalogado y tipificado, en un intento por acotar todos los roles que intervienen en este juego de la seducción/conquista, dejando fuera a la gente "normal". Como si no hubiera un hombre que no pensara en sexo a todas horas o una madre que no está desesperada por encontrar alguien que "se apiade" de ella y acabe siendo convencida con un discurso de lo más sobado.
El sentido de la masculinidad y la feminidad se aborda desde dimensiones absurdas como la idoneidad según los hombres de tener o no kleenex en casa o ese afán de querer emular a la depredadora Samantha de 'Sexo en Nueva York' que parecen querer atribuirle a cualquier mujer que, simplemente, sabe lo que quiere. Pero, para ellos esto se traduce en "se acuestan con cualquiera". Por otro lado, no resulta creíble que un hombre de más de 30 años (y que no sea Barney Stinson) siga practicando jugadas como los escoltas o la maniobra de distracción de la amiga del flequillo. Quizás esperaba algo más de madurez emocional (a pesar del escenario y el planteamiento) que afirmar que una ruptura se supera viendo porno.
De los creadores de la saga Resacón en Las Vegas
Ese es precisamente el quit de la cuestión. Si Jon Lucas y Scott Moore se hubieran guardado el guión para otra de esas películas que se ven los días de resaca, les habríamos dado un aprobado. Yo, al menos. Porque habría cumplido su función: dos horas más o menos de entretenimiento vacío, que no requiera mucha actividad intelectual. Los domingos y los post-festivos no se hicieron para ver Ciudadano Kane. El problema es intentar estirar la idea como para que de para toda una serie y pretender que nos enganchemos a algo tan superficial y vacío. Si a 'Looking' le acusaban de no contar nada, recapitulemos: ¿qué cuenta 'Mixology'? Después del cuarto capítulo, sigo sin saber a dónde quiere llegar a parar ABC con esto.
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