El pasado domingo concluyó la tercera temporada de ‘Misfits‘, la serie inglesa centrada en un grupo de delincuentes juveniles que consiguen poderes mientras trabajan en el centro comunitario del barrio ficticio de Wertham (uno de esos guiños al mundo del cómic) en Londres. La verdad es que desde su inicio ‘Misfits’ siempre ha sido una serie que daba gusto ver, divertida, gamberra pero sin quitar una buena dosis de drama cuando la necesita. La serie creada y escrita por Howard Overman era uno de esas obras que uno veía, se reía y recomendaba.
Quizás os estáis preguntando por qué estoy hablando en pasado, y os voy a responder. La relación amor y odio del espectador, del seriéfilo como tú y yo, con las series que ve es similar a cualquier otra relación. Año tras año vemos cambiar a las series y nuestra percepción (y relación) también lo hace, al igual que nosotros. Estos sentimientos producen situaciones curiosas como esta aparente caída de los altares seriéfilos de ‘Misfits‘. Pero ¿de verdad ha bajado tanto la calidad de la serie o es que simplemente le exigíamos más de lo que es capaz de dar?
‘Misfits’, gamberra como siempre ¿aburrida como nunca?
Tras un especial de navidad el año pasado en el que veíamos como los muchachos, libres ya de su pena de trabajo comunitario, compraban a Seth poderes nuevos (tras haber vendido sus poderes originales) nos encontramos con una tercera temporada en el que, a su modo, comenzaba de nuevo la serie. Tras la marcha de Nathan, además, tendríamos que ver a su sustituto, Rudy (Joseph Gilguin) que no tenía labor nada fácil al intentar suplir al más carismático (y pasado de vueltas) del grupo.
La tercera temporada de ‘Misfits’ ha sido, quizás, la que peor se está valorando de la serie. No solo eso sino que el sentir general la pone de mediocre para abajo. Personalmente tengo la sensación de que este malestar general es simplemente consecuencia del desamor, de la falta de pasión inicial, de la fase de enamoramiento que se apaga. Desamor que tiene en “el nuevo” y la dinámica que provoca su incorporación a la serie una cabeza de turco, por muy injusto que me parezca, porque creo que Rudy no tiene la culpa.
Personalmente no creo que ‘Misfits’ haya perdido esta temporada tanto como se está diciendo. Si bien es cierto que se ha sacrificado un hilo conductor como el que pudimos ver en la segunda temporada con Simon, no olvidemos que nos encontramos siempre con una serie de capítulos autoconclusivos y que ‘Misfits’ ha sido fiel a esa estructura desde el primer episodio, por no decir fiel a su espíritu. Y seguramente si cogemos un episodio de la primera temporada al azar y uno de la tercera no apreciaríamos diferencias mayores en la estructura ni en el guión salvo, evidentemente, lo que ataña a los personajes y su situación.
Aplanando a los personajes
El problema viene, precisamente, por los personajes. El desarrollo de Overman de los personajes esta temporada ha sido nimio y, aunque pudiera parecer, los poderes nuevos que recibieron en el especial de navidad del año pasado, tienen que ver poco o nada. No es que sean poderes maluchos (que sí, que son un poco bobos) pero el caso es que están muy desaprovechados… tengo la impresión de que H. Overman ha escrito esta temporada casi sin ganas, sin saber muy bien cómo salir de lo que él mismo había planteado con este cambio.
Lo que ha repercutido en el desarrollo de los personajes, desperdigando ciertas pautas pero sin llegar a desarrollarlas del todo. Como es habitual en esta temporada hemos tenido episodios centrados en alguno de los personajes de la serie: Curtis descubriendo las ventajas y desventajas de su sexualidad múltiple, la presentación en sociedad de Rudy, la historia entre Kelly y Seth, Alisha, Simon y su destino como “superhéroe”... de hecho el mejor episodio de la temporada ha sido precisamente el centrado por completo en Simon, su nuevo amigo dibujante, y Alisha.
Lo que quiero decir es que, si bien las historias de los episodios de la tercera temporada de ‘Misfits’ están a la altura de cualquier otro episodio de una temporada anterior, la dejadez de Overman con los personajes hace que se hayan “allanado”. La gran diferencia es que los personajes, dotados otrora de cierta profundidad (no mucha, pero lo suficiente), se han desdibujado, convirtiéndose en lo más plano que he visto en una producción inglesa en bastante tiempo.
Como resultado ha dado una temporada algo extraña, con sombras bastante grandes que ocultan las principales virtudes de la serie. A mí la temporada en general me ha gustado pareciéndome que, quitando lo comentado respecto al desarrollo de guión y personajes, la temporada está en la línea media de la serie. He visto tranquilamente cada episodio y los he disfrutado, pero les ha fallado ser tan contundentes en este sentido como es habitual. En la cuarta temporada toca remontar este pequeño bache y comenzar con nuevos personajes (sustituyendo a las bajas) con nuevos poderes que doten a ‘Misfits’ de la salsa necesaria para que podamos volver a pasárnoslo en grande con la serie.
En ¡Vaya Tele! | ‘Misfits’ renueva por una cuarta temporada