'La mesías': por qué el controvertido final del mejor trabajo de los Javis es maduro, coherente y un cierre perfecto a la serie española del año

'La mesías': por qué el controvertido final del mejor trabajo de los Javis es maduro, coherente y un cierre perfecto a la serie española del año

El último episodio del éxito de Movistar+ ha creado división entre sus fans, pero lleva a una conclusión redonda de uno de sus personajes principales

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Ha terminado ‘La mesías’ (2023), una colosal exploración del trauma y el fanatismo religioso que bajo su coartada de drama despliega abundantes elementos perturbadores y de horror psicológico. Sin embargo, su final ha creado una división importante en torno a la que es supuestamente la historia de las Flos Mariae y los dos hermanos que decidieron abandonar a su familia y rescatar a las chicas de sus padres. Algo que aquí alcanza un valor épico con muchas más capas.

Quizá por ello su conclusión, un extenso episodio 7 que es casi como una película, deja perplejos a muchos, puesto que hay tantas líneas abiertas en el recorrido, tantos flashbacks, vueltas al presente y recuerdos, que quizá no es fácil elucubrar qué buscaban Javier Ambrossi y Javier Calvo mientras duraba el viaje, como consecuencia hay diferentes vías posibles. Con ecos en su nudo de a ‘A las 9 cada noche’ (1967) o ‘Queridísima mamá’ (1981), se explora a fondo el territorio cinematográfico de la madre terrible en donde caben las representaciones de Stephen King y su ‘Carrie’ (1976), a la dominante e incestuosa de ‘Psicosis’ (1960) o la siniestra bruja de cuento de ‘Flores en el ático’ (1987).

Spoilers del final en el texto

Pero, sobre todo, examina en profundidad los motores humanos que convierten en víctimas a los miembros de sectas a través de un ejemplo extremo de secuestro doméstico, abuso familiar y lavado de cerebro en la educación, un devastador retrato de un proceso de deshumanización perverso. Para ello, desarma la figura de influencia de una secta para mostrar sin tapujos el peligro del narcisismo sin control, la desconexión de la realidad como creadora de monstruos y motor de sufrimiento de una comunidad, una visión escalada de organizaciones como Heaven's Gate o el Templo del pueblo.

Fuera de la secta

Por ello, no puede haber una constante visita a la etapa más popular, la que cuenta con Lola Dueñas, porque lo que busca ‘La mesías’ es explorar el daño de ese periodo crítico en los dos hermanos principales, aunque principalmente Enric, que no por casualidad es quien protagoniza los primeros compases de la serie. Es como una especie de ‘Martha Marcy May Marlene’ (2011), un epílogo terrible de algo innombrable. Sus 7 episodios son una muy adecuada duración, explicando el camino de forma épica y detallada, creando un universo propio.

Dentro caben algunos recursos del cine de terror como las alucinaciones con un repulsivo alien, viajes lisérgicos grotescos y hasta verdaderas visiones de pesadilla en su último tramo con esa Carmen Machi abducida que no es un momento tan gracioso como suena. Aunque lo más espeluznante es el dúo Lola Dueñas y Albert Plá, evocando dictadores domésticos y situaciones como la presentada en ‘El castillo de la pureza’ (1973) de Arturo Ripstein, a la que la serie parece reconocer la influencia en la letra de la última canción de las Stella Maris.

A pesar de esto sigue habiendo controversia con su capítulo final, que para muchos ha sido decepcionante, pero es una conclusión redonda, no solo sabe cerrar todos los temas abiertos, la relación de Irene y Enric, los destinos de las niñas, las diferentes opciones válidas para lidiar con las heridas, con una sensibilidad que conmueve, sino que tiene dos de las secuencias más arriesgadas, alucinadas y tremebundas de la serie. Rivalizando con el viaje de ketamina de Irene. Su coda final, con Enric siendo abrazado, deja a lágrima viva sin necesidad de explicar nada, pero lo más importante es que es una conclusión nada complaciente.

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Es difícil ver la serie que es ‘La mesías’ sin realmente concebirla en un conjunto. El primer episodio cobra más sentido en el último y no puede explicarse bien sin terminar todo, dejando la idea de que trata sobre la fe y que para todos hay algo agridulce. Es imposible que nos encaje a todos como la hemos vivido hora a hora, pero hay tanto que se trata al mismo tiempo que esa vivencia debe variar mucho entre personas. En cualquier caso, todo lo que tiene que ver con Enric, es en donde todos podemos vivir más intensamente la serie.

Un final agridulce pero catarquico

Hay quien tiene la idea de que para él acaba bien, pero es un cierre tristísimo. Pero al mismo tiempo, a él le sirve. Su consuelo es al menos con esa "madre" que le abraza sin excusas, está en un ambiente más cálido y amable. Siendo crudos, puestos a estar en una secta, mejor en una que da abrazos incondicionales que en una basada en el miedo al exterior y al "otro”. Roger Casamajor de helado en cómo interpreta algunos momentos. No se sabe de dónde saca ese dolor en la mirada, pero nos sentimos cómodos a pesar de que el daño de su infancia acabe replicándose.

Los aliens son una metáfora de cómo Enric procesa mentalmente los abusos de niño, evadirse de una violación junto a la persona que confía, para él se siente como si le abdujeran. Hay paralelismos importantes con la serie ‘A friend of the family’ o la película ‘Misterious Skin’, y la relación entre abusos, sectas y el mundo alienígena es algo que puede encontrarse en distintos casos reales, como el del líder del grupo de montaña Edelweiss. En el caso de Enric, su madre le inculcó que él carga con el diablo, el alien, la culpa. El viaje de ayahuasca le permite identificar 'la abducción' de sus abusos, su falso complejo de Edipo es una consecuencia de estos y la subida de su madre al platillo es a la vez sentir su muerte y la liberación de un peso, con el beso como sello de una paz, quizá reconociendo también a su madre como la víctima que es de malos tratos.

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Quedan flecos, como el motivo por el cual la madre quería la vuelta de Resurrección, y la idea de que iba a pasar algo como “el fin del mundo” queda desdibujada, al final solo desea comunicar a sus hijos que va a morir, pero el envío del vestido parece alimentar algo más siniestro, que se prepara algo que no sigue, quizá Irene lo boicotea todo un poco al revelarle a la hermana la mentira del príncipe y se le desarma el plan. A un nivel general, también se ha comparado la tesis final con la de ‘La llamada’, algo no desencaminado, pero aquí los Javis le dan otro barniz al conjunto.

El síndrome de Estocolmo y la piedad

Más allá de una llamada al respeto por la opción de la fe, pese a que nos muestran sus terribles resultados, a través del personaje de Cecilia se nos permite ver sin imponernos que cuando el daño ya está hecho, a veces hay un placebo que no debe negarse y sí debe respetarse, pese a que sea inherentemente dañino. Al final todo se puede ver como una forma de no culpar a las víctimas, y reconocer que el daño existe, que es algo que el ateísmo militante suele pasar por alto y la verdad, no lleva a ninguna parte. Esto creó ya reacciones en su primera película, pero en ambos casos propone ideas, no las predica.

‘La mesías’ habla todo el rato de un síndrome de Estocolmo que no tiene una solución mágica quemando crucifijos o exorcizando al adoctrinado, pero el final tiene a bien no imponer soluciones muy poco realistas para personajes ya dañados hasta el fondo, mirando desde fuera y sin juzgar, las tristes herramientas para curarse que les quedan disponibles. Sobre lo que ocurre con las Stella Maris, también hay dudas. Evita el rescate feliz de ‘Unbreakable Kimmy Schmidt’ pero en el ataque de pánico de la niña cuando se la lleva Enric y esa última canción, sabemos perfectamente lo que pasará con ellas a continuación.

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Hay una nueva mesías, que usa el lenguaje de la mano de su madre, y Pep ha comunicado que ha habido una ascensión. No hay solución para ellas, pero al menos Cecilia encuentra la forma de sacar algo bueno de cantar en la iglesia. Lo que está claro es que hay muchísimas licencias estéticas y artísticas arriesgadas en el episodio, especialmente para ser una serie y deja ver la evolución de Los Javis como creadores, de Paquita a esto hay un salto insólito, e incluso con las decisiones que toman en su final, solo con la capacidad de crear debate que ha conseguido se puede nombrar sin problemas a ‘La mesías’ como la serie española del año.

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