'Masters of sex' ha sido uno de los nombres triunfadores de este 2013 que se despide. Desde que se empezó a hablar del proyecto, surgió gran curiosidad entre los espectadores por darle, aunque fuera, un primer vistazo a la serie. Seguramente, su premisa, que el eje central de la historia fuera el tema del sexo, tuvo mucho que ver con este interés. Y, precisamente, este interés primero, un poco banal, podría haberse convertido en su peor enemigo. Porque una serie necesita asentarse en raíces firmes basadas en tramas honestas y personajes interesantes y, afortunadamente, la serie de Showtime los tiene.
Durante los doce capítulos que han compuesto su primera temporada, hemos sido testigos del interesante estudio que William Masters y Virginia Johnson llevaron a cabo para entender cómo funcionaba la sexualidad humana, algo que, para los ojos de la época, era un auténtico escándalo pero que supuso una increíble paso no sólo para entender la fisiología humana, sino también para que la mente de los individuos se abriera y dejara de lado clichés oscurantistas y tóxicos. Evolución a través del aprendizaje y el sobreponerse a los miedos más enraizados en nuestra mente.
La incomprensión de un estudio revolucionario
La evolución de esta trama principal ha sido el importante motor que nos ha permitido entrar en el universo de 'Masters of sex'. La identificación de los personajes con aquello que estaban estudiando estaba totalmente relacionada con ellos no sólo por ser su trabajo, sino porque, muy hábilmente, los guionistas han conseguido que las fases del estudio estuvieran plenamente identificadas con lo que los personajes iban viviendo. Las dudas del inicio, cuando el trabajo se circunscribía al ámbito de una casa de citas, y cuando Bill y Virginia apenas se estaban conociendo. El crecimiento posterior, con el visto bueno del rector, la participación de más y más individuos y el acercamiento entre los dos protagonistas.
La etapa álgida del proyecto, en la que se atreven a romper sus propias barreras, y experimentan más y más, en la que filman a los sujetos, en la que Bill y Virginia comienzan a tener relaciones sexuales en pro del estudio (ejem). Y la etapa final, con la separación de los dos protagonistas, en la que se levanta un muro entre ellos. Y aquí, un pequeño paréntesis para comentar cómo el capítulo once, con esas "apariciones oníricas" de Virginia no paraba de recordarme a cómo Número Seis y Gaius Baltar se relacionaban en 'Battlestar Galactica'. Finalmente, esa presentación del estudio que realiza Bill a solas, en el que la ausencia de Virginia se convierte en una travesía por el desierto que acaba de muy malas maneras.
Porque en el último capítulo pudimos ver, por fin, el resultado de todo ese esfuerzo: incomprensión y rechazo por parte de los colegas de Bill, esto es, la élite médica y científica del momento. Y aquí es muy interesante analizar la evolución de esa conferencia: en la que se pasa de la alegría de los martinis al cabreo monumental. ¿Y cuándo llega esto? Cuando se hace referencia a la sexualidad femenina, a lo que la mujer siente, con o sin un hombre, algo inaudito e intolerable para la sociedad de la época. Y es que 'Masters of sex' siempre se ha puesto de parte de quienes vivían en el ostracismo de "compórtate como se espera que debes hacerlo" y eso, para mí, es un valor muy importante.
Una trama secundaria que merecía ser de primer orden
Uno de los puntos que es imposible dejar de comentar es la trama del rector Scully, un exitoso hombre que parece tener una vida ideal pero que vive en secreto su verdadera identidad sexual. Y, vaya, tengo que decir que estoy completamente de acuerdo con mi compañera Marina cuando os comentaba, hace unas semanas, que el personaje interpretado por Allison Janney ha conseguido un brutal protagonismo con el que tal vez no contaban, en un primer momento, sus creadores.
La aparición de esta trama secundaria no sólo fue un acierto, sino que yo creo que ha conseguido salvar a la serie en muchos momentos, cuando la trama troncal no podía avanzar a la velocidad que tal vez necesitaban algunos corazones seriéfilos. Para mí, se ha convertido en uno de los puntos más interesantes de la serie y me gusta cómo se ha tratado y cómo el matrimonio Scully, en el último capítulo, demostró que se sigue queriendo. La manera en que se preocupan el uno del otro es una de esas cosas que muestra que una serie se construye también con matices y no sólo con momentos rotundos.
Los personajes femeninos, en fin, me han parecido de lo mejor de 'Masters of sex'. Su existencia, lo que se esperaba de ellas y la casi inevitable frustración posterior han sido básicas. Desde la esposa de Bill, una pluscuamperfecta Libby que no quiere darse cuenta de que su matrimonio está más que roto; hasta la brillante pero asocial doctora De Paul, con esa complicada relación que establece con Virginia, en la que la "asistente" logra ganarse su duro e inaccesible corazón.
¿Qué siente Virginia?
Por último, me gustaría tratar un aspecto que no me ha acabado de convencer de 'Masters of sex', una serie que, por otro lado me ha parecido estupenda y que ha ido ganando en cada capítulo. Y es que no acabo de entender muy bien cómo es en verdad el personaje interpretado por Lizzy Caplan. Virginia resulta alguien profundamente atractivo y una protagonista muy interesante. Es una mujer inteligente, capaz, independiente, tenaz, se preocupa por los demás pero, realmente, ¿sabemos qué pasa por su cabeza?
¿Cómo es posible que una mujer tan brillante no se diera cuenta de que lo que Bill sentía hacia ella era algo más que puro interés científico? Sinceramente, no me lo puedo creer. No sé cómo fue Virginia en la vida real, pero me resulta sospechoso que no se indague más en sus sentimientos y en lo que piensa realmente de las situaciones. ¿No se está aprovechando del doctor Haas al iniciar una relación con él, cuando todos sabemos que no le ama realmente? A veces, he tenido la sensación de que no se ha querido profundizar más en el verdadero propósito de Virginia, pues eso podría haber contribuido a negativizar un personaje que debía ser el motor de todo lo bueno de esta serie.
En ¡Vaya Tele! | A 'Masters of sex' le interesa el amor, no el sexo
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