He de confesar que me he acercado con cierta expectativa a ‘Marry Me’. Por tres motivos; tres nombres. El primero es David Caspe, creador de ‘Happy Endings’, una comedia que cambió mucho con el paso de sus temporadas y se volvió algo irregular pero cuyos inicios tenían un espíritu de agradable olor a ‘Friends’. Caspe se une aquí a Casey Wilson, una de las ex protagonistas de la sitcom de ABC, no sólo dándole uno de los papeles principales sino inspirándose en su relación con la actriz para el contenido de la nueva comedia de NBC.
Decía que Caspe era uno de los tres nombres culpables de mi expectativa. Los otros dos son la misma Casey Wilson y su compañero de reparto, Ken Marino. Considerando la vis cómica de ambos se me antojaba imposible que una comedia con ellos de epicentro no fuese mínimamente divertida. Estaba equivocada. Y es que ‘Marry Me’ confirma más que nunca que un actor puede salvar un guión flojo o diálogo mediocre hasta cierto punto; no se puede sacar de donde no hay.
Annie y Jake llevan juntos seis años. Ella está desesperada por comprometerse y en una fantástica primera secuencia –lo mejor de los tres episodios emitidos hasta el momento- somos testigos de un ultimátum que acaba en desastre. A partir de aquí, y acompañados de los típicos secundarios (el mejor amigo looser, los padres gays, la madre mandona, la amiga superficial…) seremos testigos de las dificultades de pareja, de los problemas de convivencia y de esa lucha constante entre no querer madurar y tener que hacerlo. Juntos.
Falta de personalidad
El problema es que los conflictos de la pareja están demasiado vistos –y las chorradas de los secundarios también-, y los episodios no acaban de encontrar un tono o un acercamiento a ellos que resulte mínimamente atrayente o curioso como para conectar con la serie y su rollo. Wilson y Marino mantienen el barco a flote como pueden; son expresivos, tienen química y con muy poco consiguen crear una familiaridad e intimidad entre ellos que se sienten reales. Sin embargo, el potencial de las tramas que manejan es muy limitado y en tres episodios no han conseguido generar un universillo que enganche mínimamente.
Este tipo de sitcoms necesitan de unos cuantos capítulos para encontrar su lugar y pillarle el punto al casting elegido, pero las segundas y terceras oportunidades dependen de que haya algo a lo que agarrarse; quizá un secundario robaescenas (‘A to Z’ lo tiene, por ejemplo) o un recurso narrativo original -insertos, flashbacks, ensoñaciones, visualizaciones o voz en off (‘Manhattan Love Story’) son opciones válidas-.
Cito otros estrenos de comedia romántica del año porque no es ningún secreto que las cadenas andan buscando dar con la que sustituya a ‘Como conocí a vuestra madre’ en los corazoncitos de los espectadores. Pronto llegará ‘You’re Family or Mine’, otra romcom de contenido muy clásico pero que arranca con una ventaja ya sólo por el formato: una pareja y dos escenarios: cada episodio alternan visitas a casa de los suegros, una semana donde los padres de ella, la siguiente donde los padres de él.
Volviendo a lo que decía de ‘Marry Me’, no hay nada a lo que agarrarse. Es otra comedieta de amigos y relaciones cuyo único elemento destacable diferenciador es que en lugar de autocensurar el contenido, se dicen tacos silenciados con pitidos y se enseñan tetas tapadas con píxeles. No destaca por el humor ni por sus secundarios ni por el contenido ni por la pareja; y con éste percal, Ken Marino y Casey Wilson no pueden hacer mucho por elevar el resultado. De entre los estrenos de la cadena, son 'A to Z' y 'Bad Judge' los que están más en peligro de cancelación; comparativamente 'Marry Me' tiene unos resultados aceptables por lo que quizá tenga margen para evolucionar y ofrecer algo más interesante. Ya me avisáis si eso.
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