'Mario Conde', el punto de vista equivocado

Telecinco se lanzó a la piscina y estrenó su última tv-movie centrada en un personaje público de nuestro país. En esta ocasión, la cadena decidió alejarse del mundo rosa y apuntar hacia otros objetivos, centrándose directamente en uno de esos personajes odiados popularmente y añadido por méritos propios a la historia más repulsiva de nuestra democracia. Así, ‘Mario Conde’ conseguía un biopic en Telecinco, un hecho impropio para una cadena centrada en temas exclusivos del mundo del corazón.

Quizá por su rareza, Telecinco ha decidido esperar al verano para que esta controvertida historia viera la luz, sobre todo porque no se trataba de una ficción que siguiera las directrices normales que la cadena ha mantenido a la hora de hacer producciones de este tipo. Y lo que podría ser un punto a favor para la imagen de la cadena se ha convertido en un intento de una ficción que realmente podría haber tenido posibilidades, pero que las ha perdido todas cuando se ha decidido contar la historia desde el peor punto de vista posible: el narrado por el propio Mario Conde.

Un vistazo a…
ENFOQUE PROFUNDO Y LENTES PARTIDAS

Los dos capítulos de ‘Mario Conde’ parecen sacados de una fábrica de lavado de imagen, para que el espectador descubra una nueva cara del protagonista que permita difuminar ese odio popular que se ganó con el paso de los años. Así, la ficción se decanta por usar el libro escrito por el exbanquero para narrar una historia que pretende ser un thriller político sobre los años en los que este estuvo al frente de Banesto. Ese es el error principal con el que arranca la tv-movie, que en todo momento desprende un halo a favor del protagonista que como consecuencia provoca el rechazo del espectador.

Una oportunidad desaprovechada para dibujar la figura de un personaje que sí cuenta con los ingredientes necesarios para ser un personaje televisivo del que explotar una personalidad atractiva, sobre todo si tenemos en cuenta el papel que hace Daniel Grao al frente de la miniserie, que aguanta correctamente el protagonismo absoluto de la ficción. También hay que agradecer la libertad con la que aparecen el resto de personajes públicos, que no pretenden hacer una de esas imitaciones que tanto revuelo ha causado en otras ocasiones y que ha hecho que se olvide el objetivo final de la ficción.

El problema aquí es que el objetivo es demasiado subjetivo y las licencias a la hora de presentarnos la ficción de una manera más atractiva brillan por su ausencia. Se trata de un conglomerado de las escenas extraídas de un libro, que pierden vitalidad y atractivo a lo largo de su desarrollo y que como consecuencia se obtiene un producto engorroso del que es muy fácil despegarse. Aún así, ‘Mario Conde’ es una tv-movie impropia de una cadena como Telecinco, por lo menos hasta que vemos el programa que la cadena ha creado para comentar la ficción y que ha estado conducido por Ana Rosa Quinta. Ahí ya nos damos cuenta que la cabra siempre tira al monte, independientemente del mundo a la que esta pertenezca.

En ¡Vaya tele! | Mario Conde, protagonista de la última tv movie de Telecinco

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