Una de las series más comentadas la pasada primavera-verano en la BBC fue 'Luther', un policiaco centrado en el detective John Luther, su gran inteligencia, sus tendencias autodestructivas y sus métodos poco ortodoxos para atrapar a los psicópatas más peligrosos y listos. Los seis episodios que componían la primera temporada nos mostraban precisamente cómo Luther no se detiene ante nada para atrapar a los asesinos, lo que ponía también en apuros a su jefa en el departamento de policía y a su compañero, el recién llegado Justin Ripley, que acaban siendo daños colaterales de los duelos de Luther con el psicópata de turno.
También vimos que ese modo de actuar hace que el detective destruya todo lo que haya a su alrededor, su vida privada incluida, y lo convierte en mucho más receptivo hacia el gran personaje creado por la serie, Alice Morgan, una física sumamente inteligente (hasta el punto de verse casi desconectada del resto de la humanidad), intrigante y misteriosa, cuya complicada relación con Luther es, sin duda, lo mejor de la serie. Sus dos intérpretes, Idris Elba y Ruth Wilson, dan lo mejor de sí mismos en sus enfrentamientos dialécticos, y el punto de partida en el que se encuentran en la segunda temporada, que sólo va a tener cuatro episodios, promete cosas interesantes. El resto de la serie es otra cosa distinta.
Si en la primera entrega cada capítulo era, básicamente, un caso, con las subtramas de Alice y la ex mujer de Luther (y de Ian Reed) atravesándolos todos, para los nuevos episodios se va a optar por dos casos. El primero es el del Sr. Punch, un psicópata teatral e inteligente que adora los golpes de efecto y que ejemplifica algunos de los excesos de 'Luther', que tiene demasiada querencia por unos asesinos tan retorcidos, que hasta se vuelven un poco repetitivos en su búsqueda del más difícil todavía. Asimismo, John está metido en una espiral autodestructiva todavía más acusada que en la primera temporada y, otra vez, nos recuerdan que sus compañeros en la policía lo evitan porque no quieren hundirse con él.
El problema que tienen todos esos psicópatas es que no pueden estar a la altura de Alice Morgan, que no necesita demostrar a cada paso que podría aterrorizar todo Londres si quisiera, y que por tratar más directamente con Luther gana, lógicamente, más interés. Además, los eventos del final de la primera temporada han añadido otra capa más a su relación, que está en un punto imprevisible en el que puede pasar cualquier cosa. Los malos a los que Luther debe atrapar, sin embargo, suelen ser menos sorprendentes, por muchos trucos y giros locos que se empleen con ellos. Siempre son muy evidentemente malvados y sus intenciones de hacer daño están cristalinamente claras; con Alice, las cosas no son tan sencillas.
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