Los jefes de los jefes (o en descargo de ‘Homeland’)

Chaco Morais es periodista de Heraldo de Aragón, donde se encarga diariamente de las entrevistas de la contraportada. Experto en series de televisión, ha ejercido de crítico televisivo y creó el blog Tedeté de Heraldo.es, donde durante tres años se analizaron los programas españoles y la ficción internacional. Actualmente colabora también como contertulio en Onda Cero Aragón.

Todos tenemos un jefe… o varios. Quien más quien menos ha tenido algún roce con ellos o, quizá, una falta de acuerdo. En lo que todos convenimos en que las decisiones de los mandamases no siempre ayudan a mejorar un proyecto. Pero a veces no reparamos en que los jefes también tienen jefes que, en ocasiones, obligan a retorcer los planes hasta hacerlos ridículos cuando no irrealizables.

Un vistazo a…
ENFOQUE PROFUNDO Y LENTES PARTIDAS

¿A qué viene este rollo? Viene a ‘Homeland’. A ella, a ‘Dexter’, a ‘The walking dead’ y a tantas otras. Carrie Mathison no puede hacer lo que le da la gana porque tiene a Saul por encima. Y por encima de Saul está el senador de turno. Y por encima del senador, el presidente de los Estados Unidos. Y, como Shonda Rhimes en ‘Scandal’ se ha encargado de pregonar, también él se somete a fuerzas poderosas en la sombra que le impiden gobernar el mundo en solitario. Al igual que todos ellos, los ‘showrunners’ y creadores de las series tienen titiriteros por encima que les mueven los hilos… y a veces se los cortan.

El productor de ‘Homeland’ ha tenido que salir a dar explicaciones tras el desastre generalizado –y el menos sorprendente final de lo que creían- de la tercera temporada. Y aunque los devaneos en el guión, la falta de concreción y las historias sin resolución no son culpa de los de arriba, sí hay una explicación para que una de las tramas se haya resuelto de manera tan insatisfactoria: los jefes.

A partir de aquí, SPOILERS.

Los responsables de Showtime, la cadena de cable que emite ‘Homeland’, pidieron no matar a Brody al final de la primera temporada. La tensión sexual con el personaje de Claire Danes, las buenas críticas y los premios cosechados por Damian Lewis forzaron a los jerifaltes a inmiscuirse en las historias que no debieran tocar: las de ficción de sus series. Una injerencia que ha traído resultados nefastos: el final del personaje ha llegado tarde… y mal. Los que defendían haberlo matado antes, llegan exhaustos a esta resolución, ya no les importa. Los que preferían ver a Brody en pantalla cada semana, se iban a enfadar igual. Y así, una simple sugerencia de los jefes ha tocado –y veremos si hundido- lo que parecía la gallina de los huevos de oro.

No es la primera vez que Showtime comete errores semejantes. Estirar la trama como un chicle Boomer le sentó fatal a un ‘Dexter’ que podía haberse elevado a los altares si hubiera contado con solo cuatro temporadas. Pero los réditos de audiencia –amén de libros, dvd’s y merchandising-, obligaron a sus creadores a mantener en antena una producción a la que no supieron darle continuidad y, mucho menos, un final digno. Ni siquiera un final. El empeño de los supertacañones de la cadena en que el personaje de Michael C. Hall no muriera también tuvo que ver en el desastre que fue la octava temporada.

La sangre no ha llegado al río en Showtime, pero sí en AMC. En ‘The walking dead’, la sangre sale a borbotones cada vez que matan a un zombie, pero en los despachos las cosas no están mucho mejor. Y Frank Darabont, el encargado de desarrollar la serie en su primera temporada, se fue pitando cuando la cadena no le permitió hacer las cosas como quería. Tres años después, hace solo unas semanas, se despachaba a gusto llamando “sociópatas” a los ejecutivos del canal y revelaba cómo algunos de sus protagonistas estuvieron a punto de abandonar el barco por las presiones recibidas desde las alturas. Y ahora les pide 10 millones de dólares en beneficios. Algo similar le ocurrió a Matthew Weiner, creador de ‘Mad men’, que tuvo en suspenso la niña de sus ojos cuando se le cortó el grifo –económico- y los superiores le pidieron deshacerse de dos personajes. Los recortes, ya se sabe, son universales y no son patrimonio exclusivo de la política.

Vamos, que ni los grandes jefazos del ‘showbusiness’ televisivo están a salvo de que ‘criaturas’ superiores, los jefes de los jefes, les estropeen la fiesta. Aunque con ello nos la fastidien también a los espectadores.

En ¡Vaya Tele! | 'Homeland', una temporada notable para una serie de sobresaliente

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