Como era de esperar, las nominaciones a la próxima edición de los premios Emmy, que se entregarán el 16 de septiembre en Los Ángeles, han motivado un aluvión de críticas contra el proceso de elección de los candidatos. La academia lo modifica todos los años para intentar que las series más pequeñas, emitidas por canales que no son ninguno de los cuatro grandes (ABC, NBC, CBS y Fox), tengan una oportunidad, sin que ese cambio se traduzca luego en un verdadero cambio de rumbo en los candidatos. Los críticos afirman que el problema es que se da la paradoja de que los académicos, en realidad, no siguen habitualmente estas series por televisión. Sin embargo, también apuntan que, al menos, se han corregido algunos despropósitos, como nominar el año pasado a Ellen Burstyn por un papel de 14 segundos en Mrs. Harris, mientras persisten otros, como que Dos hombres y medio esté todos los años en las ternas de finalistas e, incluso, este año tiene a todos sus actores nominados, sólo falta el niño.
LAS SORPRESAS: No todo han sido varapalos, claro. Algunas de las nominaciones mejor acogidas han sido las de 30 Rock (que en España emite Paramoun Comedy con el nombre de Rockefeller Plaza), que compite en una decena de categorías, como mejor comedia, actriz, actor, casting, etc. Alec Baldwin ya ganó un Globo de Oro por su papel en esta serie, creada por una humorista salida de Saturday Night Live, Tina Fey. En las nominaciones de comedia es donde los Emmy han acertado más, reconociendo también el sensacional trabajo de Neil Patrick Harris en Cómo conocí a vuestra madre y a gente normalmente olvidada por los premios, como Jenna Fischer (The Office) y Kevin Dillon (El séquito). Además, se han celebrado mucho las candidaturas de Mary-Louise Parker y Elizabeth Perkins por Weeds, sobre todo la de ésta última.
En las categorías de drama es donde los críticos se muestran menos contentos, con algunas contadas excepciones. Una de ellas es la nominación de Minnie Driver por The Riches, un estreno del canal FX que ha terminado siendo un favorito de la crítica, y otra es la merecida candidatura de Michael Emerson por Perdidos. También se ha visto como un acierto la candidatura de Rachel Griffiths, que parecía la opción más débil de las que tenía Cinco hermanos. Entre las nominaciones a Los Soprano, las que mejor se han recibido han sido las de Lorraine Bracco y Michael Imperioli, que consiguen salir un poco de la sombra de James Gandolfini y Edie Falco. Y ha sorprendido gratamente que, por fin, los Emmy reconozcan a Hugh Laurie, toda vez que vuelven a nominar House al mejor drama.
Una gran sorpresa ha sido ver a Battlestar Galactica en nominaciones que no sean técnicas, aunque se encuadren dentro de las consideradas menores. Por lo menos, el brutal inicio de la tercera temporada es candidato al mejor guión, y la resolución del arco de Nueva Caprica compite a la mejor dirección. En esas categorías está otra de las olvidadas en las carreras importantes, Perdidos, que ejemplifica la paradoja de que una serie sea candidata por su guión, su dirección y su reparto, pero no entre en la consideración de mejor serie. Finalmente, entre las cosas más curiosas de estas candidaturas, está la nominación a mejor canción original de Dick in a box, un sketch de Saturday Night Live con Justin Timberlake que se convirtió en un éxito interneteril, y el reconocimiento a Studio 60 on the Sunset Strip como mejor reparto de drama.
LAS DECEPCIONES: Si no contamos a Dos hombres y medio y las nominaciones por inercia a gente que ya lleva unas cuantas seguidas, sin importar lo que hagan, como Mariska Hargitay, Tony Shalhoub y William Shatner, las principales decepciones son los olvidos de series y actores que han conquistado a los críticos y se han llevado reconocimientos en otros premios. La exclusión más importante es la de The Wire, cuya cuarta temporada se atrevió a hacer un duro retrato social de un grupo de jóvenes de los suburbios de Baltimore, y que no ha obtenido ninguna nominación. También ha sorprendido, para mal, que Friday Night Lights no lograra colarse en ninguna categoría importante y, sobre todo, que Connie Britton no viera reconocido su sutil y consistente trabajo.
Pero la sutileza no es algo que llame la atención de los Emmy, porque es el fuerte de Elizabeth Mitchell, que se ha ganado a todo el mundo, menos a la academia, por su Juliet de Perdidos. Algo parecido le ha pasado a Michael C. Hall, que parecía seguro por Dexter y ha sido ninguneado.
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