La Organización Médica Colegial (OMC) acaba de descubrir la pólvora en su último informe, donde detallan con pelos y señales cómo las series de ficción no son representativas del ejercicio de la medicina ni en profesionales, ni en tratamientos, ni en nada.
Curiosamente, sus detalladas observaciones son una fantástica guía ilustrativa de cómo convertir una realidad aburrida en un producto televisivo de éxito. Todo aquello que critican son los elementos básicos que hacen que una serie (de médicos, de abogados, de jóvenes...), resulte un éxito de audiencia. Profesionales imperfectos, reanimaciones milagrosas, pacientes mayoritariamente jóvenes...,. Por si alguien no se había dado cuenta, el personaje de House no es real, los casos de Hospital Central son rebuscados y el ambiente laboral de El síndrome de Ulises es una parodia.
Y ahora viene lo fácil: culpar a la televisión de que haya personas que, a raíz de las series (no explican cómo establecen esta causa efecto), cambian sus perspectivas respecto al sistema sanitario, llegando incluso a demandar tratamientos innecesarios y costosos porque los han visto en la tele. ¿Y no pasa que pedimos pruebas porque a una prima se las hicieron y le fueron muy bien? ¿Y no aventuramos todos diagnósticos basados en nuestra propia experiencia?
Se está convirtiendo en costumbre poco sana el cuestionar constantemente la imagen que los programas de ficción ofrecen sobre un tema y los análisis son tremendamente simplistas. Es barato y queda bien culpar a la televisión de todos los males, pero es absolutamente fútil porque el problema de raíz seguirá existiendo. Es cierto que en las series hay que cuidar el tratamiento de los temas porque la televisión tiene una influencia enorme, pero ya está bien de que contemplemos esto como un defecto. Educar a la sociedad no es su función primordial pero entretener sí, y eso lo consigue.
Vía | El Mundo Imagen | Cuatro En ¡Vaya Tele! | Piden la retirada de Sin tetas no hay paraíso, La polémica de la Guardia Civil en televisión
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