Siempre he defendido que una serie requiere varios episodios para encontrarse y establecerse, para adaptarse a su casting y para comprobar qué funciona y qué no. Precisamente una gran ventaja de la ficción televisiva es que su carácter seriado permite una gran evolución y ajuste del contenido, y por es por esto que juzgar y rechazar un nuevo título tras su piloto puede ser un gran error, además de injusto.
Sin embargo, cuando decenas de series se unen anualmente a las producciones existentes, es complicado poder dedicarle a los nuevos estrenos el tiempo necesario para valorarlos. En este entorno, el piloto cobra una importancia vital tanto para la cadena como para el espectador; una presión de la que rara vez logra salir bien parado.
Los descalabros comienzan ya en la etapa de promoción. Como comentaba hace unos meses, el High Concept facilita mucho las labores de marketing; concentra en interés en un punto de partida o un catalizador de conflictos llamativo. Aunque estos reclamos suelen funcionar, crear una expectativa tan grande es una práctica de riesgo que aumenta la posibilidad de decepción y, como consecuencia, fuga de audiencia en el segundo episodio.
Algunas estrategias de promoción son delicadas y pueden acabar perjudicando; estos pasados meses hemos sido testigos de algunos ejemplos. El argumento de notoriedad es un reclamo básico en publicidad: nueve de cada diez dentistas recomiendan tal, Kalise para todos o de los creadores de Pretty Little Liars y Gossip Girl. No se qué tipo de estrategia quería seguir ABC asociando a ‘666 Park Avenue’ con esas dos series adolescentes o vendiendo ‘Zero Hour’ con de los productores de (el fracaso comercial) G.I. Joe.
También considero que era innecesario asociar ‘Elementary’ a Sherlock Holmes. Con la serie de la BBC sobre la mesa para la comparación, salir perdiendo era lo más probable y ser esclavos de un mundo previo existente únicamente para facilitar algo el reclamo del espectador no merecía la pena.
El tono y la atmósfera
En cualquier caso, estar a las alturas de lo que la promoción ha establecido es la menor de las dificultades de un primer episodio, que para ser efectivo debe presentar la historia, perfilar a los personajes, establecer relaciones y dejar claro al espectador qué se va a encontrar semana a semana si se asoma a la serie e interesar. Casi nada.
Aunque todo lo anterior es crucial, para mí el elemento vital que hay que definir perfectamente en un piloto es el tono. Ya no únicamente establecer la comedia o el drama, sino qué tipo de humor ofrece, la atmósfera que rodea a tramas y personajes, el nivel de relevancia o trascendencia pretendido… Un tono y atmósfera llamativos o claros pueden marcar la diferencia en el interés del espectador.
El primer episodio de ‘Ben & Kate’ es un ejemplo de un tono bien definido. Quizá no todos los gags funcionen y algunos personajes secundarios no acaben de cuajar, pero la atmósfera de familiaridad que consigue crear en sus relaciones es una rareza entre los pilotos de comedia, que han de servirse de varios episodios para crear esa dinámica creíble y familiar. La serie de la FOX consigue definir también el tipo de humor que podremos esperar, que anda entre lo raruno, lo patético y lo absurdo.
Perfil de personajes
Los personajes son lo más importante de una ficción, si el sujeto que padece o actúa no interesa, la historia jamás interesará. En el drama, perfilar a los personajes principales toma aún más relevancia y habitualmente se cae en la mera exposición de perfiles, algo que favorece el tópico.
Los estereotipos son necesarios y existen por algo, son fácilmente identificables y se ajustan a una realidad general, pero se perciben como poco originales e interesantes. En la descripción de personajes es vital un elemento o factor diferenciador que llame la atención, que provoque la identificación y conexión con el espectador. No es necesario un desglose de personalidad exhaustivo, pero los espectadores necesitamos algo a lo que agarrarnos, algo más concreto que el bufón, el ligón, el responsable o el introvertido.
Aunque entre los pilotos que he visto hasta el momento no he visto una presentación de personajes ejemplar, ‘Go on‘ consiguió engancharme precisamente por las peculiaridades que dejan entrever de los personajes principales y secundarios. Son detalles o atisbos, pero llaman la atención.
Una escaleta básica
Además de dejar claro al espectador qué estilo de serie encontrará semana a semana a través del tono, es crucial establecer también una estructura y formato básicos. Uno de los grandes males de los primeros episodios es caer en un guión demasiado expositivo, que se limite a enumerar los elementos de la serie, presentar personajes y situaciones de forma superficial intentando poner demasiadas cosas sobre la mesa.
Un piloto no sólo tiene que exponer los distintos elementos de la serie sino que debe funcionar en la medida de lo posible como un ejemplo de episodio aislado de lo que vendrá, acercarse lo más posible a lo que espera ofrecer semanalmente.
En el caso de los procedimentales y otros formatos autoconclusivos, esto es particularmente importante. ‘Elementary’ ha fallado estrepitósamente en este aspecto. Su piloto se dedica casi enteramente a perfilar a su protagonista, a demostrar que lo excéntrico, inteligente y agudo que es pero abandona al caso episódico a su suerte, que se convierte en un accesorio molesto.
¿Qué sentido tiene descuidar el caso semanal del primer episodio de un formato que precisamente gira en torno a ese elemento? Y más cuando supuestamente debería ser un caso creado a la altura de un personaje inspirado en alguien tan audaz como Sherlock Holmes. Tampoco construye la química entre la pareja, el otro elemento clave que va a mantener el interés del espectador.
‘666 Park Avenue’ peca de sobre-exposición. No tiene claro el foco del primer episodio y suelta a lo loco demasiadas líneas trama, consiguiendo que todo sea demasiado confuso y que no sepamos a qué atenernos. Sin embargo, sí consigue definir vagamente el formato: deja claro que cada episodio contará con algún vecino protagonista de trama capitular y la relevancia que va a tener en contraste con la historia más horizontal y el gran misterio. Eso sí, no sabemos muy bien qué papel real van a jugar los dos protagonistas dentro de todo ésto.
A las series con gran misterio les suele costar encontrar un equilibro a la hora de mostrarlo en el primer episodio sin excederse. ‘Revolution’ pecaba de querer enseñar demasiadas cosas en el primer episodio y ‘Last Resort’ quizá se quede un pelín corto, sobre todo porque cierta información es necesaria para entender o aceptar algunos comportamientos de los personajes.
A pesar de algún otro fallo como éste, ‘Last Resort‘ ha resultado el más hábil de los dramas estrenados hasta el momento en cuanto a la exposición de personajes, tramas y parte del misterio. A algunos les provocará rechazo, pero el tono lo tiene muy claro y así lo hace ver en este primer episodio.
Es difícil, por no decir imposible, plasmar todo lo que una serie puede o quiere ofrecer en un solo episodio y a palo seco. La variedad de planteamientos y la cantidad de factores que influyen en la forma en la que nos asomamos a una serie hacen imposible dar con una fórmula única y efectiva.
Un piloto es un cold open de 42 minutos y hay que tratarlo como tal. Si no apagamos un episodio tras su secuencia pre-créditos, tampoco deberíamos descartar una serie por su piloto… pero a veces no queda otro remedio.
En ¡Vayatele! | Estrenos americanos de otoño 2012
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