La última apuesta de Telecinco tuvo un comienzo arrasador, no se sabe hasta qué punto arropada por la audiencia heredada del último capítulo de la temporada de Aída. La que se avecina logró en el día de su estreno un esperanzador 28,8% de share y más de cuatro millones de espectadores. Todo un éxito en una época en la que se suceden los fracasos en los lanzamientos de ficción nacional.
Pero las cosas cambiaron radicalmente en el segundo capítulo, la semana pasada, ya que bajó más ocho puntos de golpe y perdió 800.000 espectadores. Un descenso enorme que no auguraba nada bueno, aunque aún podía achacarse a la caída prevista por no contar ya con la ayuda de Aida o al efecto del puente.
Los resultados de el tercer capítulo emitido ayer han sido aún peores, lo que de momento despeja las dudas sobre una clara tendencia descendente. Esta emisión no ha conseguido alcanzar el límite del 20% de share, quedándose en un 19,4% y tres millones de espectadores. Aunque estos datos no son en sí mismos malos, lo que es preocupante es esa perdida progresiva de interés de los espectadores con respecto a un estreno muy promocionado. Veremos si se estabiliza ahí o sigue bajando hasta alcanzar márgenes peligrosos para su continuidad. Habrá que comprobar también cómo le afecta ir precedida por el nuevo programa de Sardá que, por cierto, ayer se estrenó con un tibio 18,4%.
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