La séptima temporada de 'La que se avecina' ya es historia. La ficción ha vuelto a cerrar un ciclo en Telecinco y ha dicho adiós a una nueva temporada que ha vuelto a cumplir con creces con sus objetivos de audiencia. Cada semana los vecinos de Mirador de Montepinar han conseguido moverse en cifras que rondan los cuatro millones de espectadores, convirtiéndose en una producción sólida a la que temer en la parrilla. Quizá ese sea el hecho por el que una vez más la temporada de 'La que se avecina' se ha topado con los cambios de programación, temidos por la audiencia pero que buscan exprimir hasta la última gota el éxito de la ficción.
Esto ha derivado hacia varias alteraciones en su emisión, que ha ido desde la vuelta en plenas Navidades sin casi avisar a la audiencia o el cambio de día cuando quedaban dos episodios para terminar la temporada. Si hay una serie que sabe lo que son las modificaciones a la hora de programar esa es 'La que se avecina', que en los últimos años ha vivido varios cambios encontrando siempre la fidelidad de la audiencia. Más de cuatro millones de espectadores ya han demostrado que son capaces de seguir a 'La que se avecina' allá por donde vaya, pese a que la ficción cuente con multitud de reposiciones en la TDT o pese que el trato que recibe por parte de los programadores de Telecinco no sea todo lo exquisito que pudiera ser.
Curioso caso el de 'La que se avecina', cuyas últimas temporadas se han convertido en todo un éxito televisivo pese a que la serie ha tenido un recorrido tortuoso. Ahora la comedia de Telecinco se encumbra como una alocada producción capaz de congregar a un buen sector de la audiencia, aunque la ficción se encuentre lejos de lo que fueron sus mejores temporadas. En la actualidad, 'La que se avecina' hace gala de una irregularidad que ya le caracteriza y que hace que el espectador no sepa qué se va a encontrar cada semana, una incógnita con algo de gracia y curiosidad pero que no siempre se despeja con la misma satisfacción.
Episodios desiguales
Lo más llamativo de las recientes temporadas de 'La que se avecina' es esa irregularidad con la que se presentan sus episodios. Unos pueden sobresalir y establecerse como el mejor momento de la semana de la parrilla española y otros suelen estar muy por debajo de lo esperado, una regla que también ha continuado durante esta temporada. El paso de la séptima temporada ha puesto de manifiesto el rechazo de algunas tramas que siguen girando en círculos o el peligro de llevar a algunos personajes hasta el extremo, convirtiéndoles en una versión demasiado caricaturizada de lo que fueron en un principio.
Como apuntaba mi compañero Mikel hace unos meses, Estela Reynolds es una muestra de lo que ha ocurrido con algunos de estos personajes, que se han caracterizado por tener un gran potencial pero que han protagonizado momentos en los que sus intervenciones quedaban reservadas a su frase histriónica de turno, hecho que llega a resultar molesto. Es cierto que a veces se compensan estos lapsus con escenas donde el personaje recupera su frescura (la misma Estela Reynolds sigue siendo buen ejemplo de ello), pero la complicidad con este personaje se va perdiendo cuando cada vez es más difícil olvidar lo molesto que resultan en otras ocasiones.
Vemos aquí otro punto de irregularidad y no es el único que presenta la actual 'La que se avecina'. Como parte positiva quedan esos episodios en los que la ficción recupera agilidad y frescura, normalmente en las ocasiones en las que las tramas corales hacen acto de presencia y un buen número de vecinos se unen para participar o llevar las riendas de una misma trama. En esta ocasión los mejores capítulos han sido esos en los que los vecinos se disfrazaban de extraterrestres para engañar a la hermana de Antonio Recio, tenían que hacer frente a una falsa hecatombe zombie o se enfrentaban a una particular inspectora.
Esos momentos se han convertido en los más surrealistas y divertidos que ha ofrecido la séptima temporada de 'La que se avecina', que de nuevo se ha perdido en varias tramas individuales donde había mucho menos que explotar o donde ya estaba todo explotado y surcar más en su historia ha sabido a repetitivo. La comedia ya ha demostrado que es mejor cuando deja a un lado las tramas de parejas o las dificultades de los nuevos hijos que han nacido recientemente y se centra en explotar las tramas en comunidad, aún cuando estas exploran los límites del absurdo. Estos casos ayudan también a que nos olvidemos de las constantes salidas y entradas de personajes regulares, otro de los obstáculos al que ya estamos acostumbrados que se enfrente 'La que se avecina' con dispar acierto.
El ir y venir de personajes
Otro de los males de 'La que se avecina' se encuentra en esas idas y venidas de algunos personajes del reparto regular, que pueden abandonar o regresar de la ficción de una semana a otra y que han roto con algunas de las tramas que han aparecido en la temporada. El caso más llamativo es el de Isabel Ordaz, cuyo personaje es ya especialista en abandonar el edificio de un día para otro tras despedirse con sus particulares notas. No es la única ausencia que afecta al desarrollo de la ficción, que cuenta con un amplio reparto en el que se dan bajas y regresos constantemente y que son encajadas de manera desigual.
Una temporada más también hay que destacar el paso de actores invitados, algunos de los cuales han revitalizado las tramas en las que han intervenido. 'La que se avecina' ya ha demostrado que sabe aprovechar el tirón de actuaciones episódicas, que también consiguieron destacar en el pasado. En esta ocasión, Carmen Balagué, Xavier Deltell, Anabel Alonso o Ernesto Sevilla han sido algunas de las intervenciones más destacadas de la séptima temporada, que en líneas generales han aportado un toque de humor que ha permitido ofrecer algo verdaderamente nuevo en las tramas en las que han ido apareciendo.
En lo referente a personajes, esta temporada ha contado con la incorporación de María Adánez como principal novedad en el reparto, un fichaje que se ha quedado a medias entre lo que podía aportar y lo que habría revolucionado parte de la ficción. Parece que puede más la expectación a la hora de fichar a actores de la etapa de 'Aquí no hay quien viva' que valorar los rostros que pueden dar mejor juego en el desarrollo de las tramas, un factor que permitiría una progresiva y necesaria renovación en la comunidad.
A superar la barrera de los 100
El final de la emisión de la séptima temporada ha coincidido con el inicio de rodaje de la octava, que previsiblemente veremos el próximo curso en la parrilla de Telecinco. Según ha transcendido, parece que Antonia San Juan no estará en los primeros capítulos de la temporada y que veremos a algún otro rostro de 'Aquí no hay quien viva' reencontrarse con sus antiguos compañeros en un episodio concreto. Esto será en una temporada en la que 'La que se avecina' superará la barrera de los 100 capítulos con una salud de hierro, algo que logran muy pocas ficciones en nuestro país. Y suponemos que la serie seguirá con sus idas y venidas, con sus tramas disparatadas y también con las aburridas, sus discursos sociales y su inconfundible toque de humor a través de personajes cuyas vidas parecen girar en círculos. Por suerte o por desgracia, es más que probable que 'La que se avecina' se mantenga como hasta ahora y que eso no consiga perjudicar la enorme audiencia que ha conseguido fidelizar, el único factor que parece mantenerse regularmente en 'La que se avecina'.
En ¡Vaya tele! | Cuatro cosas que 'La que se avecina' necesita mejorar con urgencia
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