¡Peligro Spoiler!: este post puede contener spoilers (revelaciones de la trama) de la cuarta temporada de Prison Break. Continúa leyendo bajo tu propio riesgo.
Prison Break estrenó hace una semana su cuarta temporada con dos capítulos nuevos que, cómo no, los seguidores de todo el mundo ya hemos podido disfrutar. Parecía imposible que una serie como ésta, con un planteamiento tan cerrado de salida, pudiese dar de sí tanto. Bueno, parecería increíble si los guionistas se hubieran mantenido fieles al espíritu original pero la solución para continuar explotando la gallina de los huevos de oro estaba clara: saltar el tiburón.
La tercera temporada fue eso: el espectador debía perder todo sentido crítico para disfrutar del argumento. Algunos lo hicimos y ya puestos a desvariar, la sucesión de cliffhangers disparatados resultó venirle de perlas a la estructura de Prison Break. La estancia de los implicados en la cárcel panameña de Sona, pese a lo rebuscado y lo absolutamente falto de credibilidad del asunto, dejó al menos capítulos con tensión.
También, eso es cierto, algunos trucos baratos que quedaron pendientes de resolver. Y ahora, llegados a la cuarta temporada, el más difícil todavía se transforma en un triple salto mortal. Nuevo cambio de situación: ya no hablamos de cárceles, ahora todo el plantel de la serie se une para derrotar a la Compañía.
¿Es bueno el cambio? Bueno, digamos que mantiene la tensión y que, como giro, es más creíble (poco más, eso es cierto) que una nueva fuga de cualquier cárcel del mundo. En el fondo, los guionistas se han atrevido a hacer lo que no quisieron probar en la tercera temporada: lavarle por completo la cara a Prison Break.
No todo es positivo: esta nueva Misión Imposible que se han sacado de la manga tiene soluciones burdas: era obvio que Sarah Tancredi iba a volver, pero no hubiera estado de más tratar de buscar una explicación más verosímil o, si la van a dar, no esperar a cuando al temporada ya esté mediada y a nadie le importe realmente como es que no murió. Y, por supuesto, lo de que un incendio permita que todo el mundo se escape de la cárcel más epligrosa de Panamá es de risa.
Además, Prison Break sigue siendo la serie más peligrosa para sus propios personajes: a la que los actores se descuidan, se los llevan por delante. Lo de Wishtler, en concreto, clama al cielo y demuestra que toda la tercera temporada no fue más que una excusa para mantener la serie en antena.
A cambio, la serie ha ganado personajes de cierta entidad, pero la sensación no deja de ser agridulce, máxime cuando el cliffhanger del segundo capítulo no fue de los mejores. Veremos cómo evoluciona, porque Prison Break se estrenó hace una semana con un dato flojo: 6,5 millones de seguidores y un 6% de share en los globales, más de un millón de espectadores por detrás del estreno de su tercera temporada. Veremos hoy cómo ha recibido la audiencia el nuevo giro de la serie.
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