Esta semana he vuelto a ver “Consentimiento informado”, el tercer episodio de la tercera temporada de ‘House’, y me ha dado por pensar en el papel de la muerte en una serie en la que los capítulos casi siempre terminan con House venciendo a la enfermedad. Obviamente, si los episodios terminasen siempre bien no habría aliciente y cada muerte nos ha dado una lección, ha significado una evolución y ha implicado un cambio, a veces sutil, pero siempre determinante.
Hemos tenido en ‘House’ muertes para todos los gustos y de todos los colores. Las ha habido merecidas, injustas, crueles, esperadas, utilitaristas, sencillas, complicadas…,. De entre todas yo he elegido mis preferidas (qué le voy a hacer, soy así de macabra). Todas me parecen importantes por lo que conllevan de punto de inflexión pero citaré aquí las cinco que más me han impresionado. Vamos a ello.
En “Maternidad”, cuarto episodio de la primera temporada, una extraña enfermedad ataca a los bebés recién nacidos del hospital. En la imagen podéis recordar uno de los momentos más crudos del episodio, cuando House hace una autopsia a uno de los bebés que ha fallecido gracias a su ensayo médico porque en este capítulo se debate el tema de la experimentación científica con personas. El sacrificio como mal menor para llegar a la verdad. Como no hay tiempo para determinar el tratamiento, se dan medicamentos distintos para lo que parece una misma enfermedad. Son los albores de la serie y los roles están aún por descubrir. Gracias a esta muerte empezamos a comprender el problema de empatía de Cameron, la verdadera profundidad de los procedimientos científicos de House y vemos como Cudy será para él un apoyo incondicional.
En “Euforia”, capítulos veinte y veintiuno de la segunda temporada, el caso de un policía que ingresa en el hospital con un ataque de euforia desencadenará una lucha contrarreloj para salvar a Foreman, que termina enfermando de lo mismo. Finalmente, la muerte del policía sirve para curar a Foreman pero el estar al borde de la muerte provoca en él una crisis vital de mucha importancia que se deja sentir hasta muchos capítulos después. En la constante dualidad que hay entre House y Foreman, este episodio es clave porque muestra de forma evidente algo que Foreman no quiere oír: que se parece a House más de lo que le gustaría.
“El hijo del tío en coma”, séptimo episodio de la tercera temporada, es uno de mis favoritos por la estructura, la resolución y por John Larroquette. House le despierta del coma para intentar hacer el historial médico de su hijo, que acaba de enfermar, pero Gabriel pone como condición para responder a cada pregunta el poder hacerle él otra pregunta a House. Es así cómo descubrimos por qué House se hizo médico. Gabriel culpa a su hijo de la muerte de su mujer pero cuando es informado de que su coma es irreversible y de que va a morir, decide ahorcarse para donarle su corazón a su hijo en el mejor estado posible. El episodio es como una road movie en el que vemos la importancia del pasado en las vidas de todos y en el que se explora la capacidad de sacrificio de las personas. La muerte lo pone todo en su lugar y es el final del viaje.
En “Solo”, primer capítulo de la cuarta temporada, House tiene que diagnosticar sin equipo a una chica que ingresa por urgencias después de que se derrumbara sobre ella el edificio de oficinas en el que trabajaba. La paciente sólo puede comunicarse pestañeando y House no consigue dar con las respuestas necesarias. En esta ocasión se juega con la paradoja porque, en realidad, todos los datos que maneja House sobre la paciente se refieren a otra chica que ya había fallecido pero los rasgos deformados por el accidente hace que los familiares se confundan. La conclusión de un familiar aliviado y de otro que, de pronto, se da cuenta de que estaba apoyando a la persona que no era, son determinantes para establecer la importancia de las apariencias y de cómo la gente se resiste a ver la realidad si ésta no les es favorable. Todo este transfondo está fuertemente vinculado a la necesidad de House de contratar un nuevo equipo y marcará la forma en la que lo hace.
La muerte de Amber en el final de la cuarta temporada desató el conflicto del inicio de la quinta y para mí supuso un nuevo enganche a la serie. El personaje me había caído mal desde su aparición pero su muerte supuso una redención, un soplo de aire fresco fuera de la rutina hospitalaria y las consecuencias del hecho se han dejado sentir en la quinta temporada. Amber nos enseñó la debilidad de House y Wilson, nos ayudó a comprender lo que sucede fuera de la consulta, vimos por fin al ser humano que había en ella y en los demás. Nunca llegué a pensar, cuando se comportaba como la zorra implacable, que llegaría a echarle de menos. Visto lo que está pasando en el final de quinta temporada, parece que no he sido la única.
Y hasta aquí mi lista de cinco. Me he dejado algunas muertes célebres, como la paciente que se le muere a Chase en “El error”, capítulo octavo de la segunda temporada, y que tendrá consecuencias sobre el equipo, o la muerte por eutanasia en “Consentimiento informado”, una muerte que lleva a cabo el propio House. Pero bueno, cada uno que elija las suyas. No quiero ni hablar del final de la quinta temporada que ya se da por bueno en todos los foros y webs. Mañana o, como mucho, pasado ya estará en los ordenadores de medio mundo. Veremos qué hay de cierto en los rumores.
En ¡Vaya Tele! | Qué esperar de la quinta temporada de ‘House’
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