Si nos hubiesen dicho hace un año que un capítulo de una serie española llegaría a congregar a cinco millones de espectadores frente a la televisión probablemente no nos lo hubiéramos creído. Precisamente la ficción nacional vivió la temporada pasada un bache en el que muy pocas producciones de estreno consiguieron consolidarse en la parrilla. Los espectadores se alejaban de ficciones que no terminaban de encajar en la parrilla, provocando que las cadenas de televisión vivieran uno de los cursos más negros en cuestión de ficción nacional que se recuerdan.
'Imperium', 'Familia' o 'El don de Alba' fueron series que no consiguieron la cuota de audiencia necesaria para tener continuación en la televisión y se unieron a aquellas que, a pesar de tener vida en la pantalla, fueron canceladas debido a un descenso progresivo del número de espectadores. Este punto demostró cierto rechazo hacia la ficción emitida hasta el momento, motivado por una televisión cada vez más disgregada y por unas historias que no se salían del patrón tan manido que ha usado la ficción nacional en los últimos años. Sin embargo, esta parece que ha sido la temporada de la ruptura, donde las series españolas han seguido su evolución y presentan historias más maduras que, sorpresa, consiguen un éxito arrollador por parte de la audiencia.
La gran mayoría de ficciones estrenadas esta temporada están muy lejos de considerarse series para toda la familia, una de las grandes lacras que ha tenido nuestra ficción en los últimos años. Este pensamiento se ha expandido debido a un buen número de series que habían contaminado al resto a través de prejuicios y estereotipos. En esta ocasión, esta temporada estamos viendo series que han decidido alejarse de la presentación de una familia donde cada miembro fuera una representación de los perfiles por edad de los espectadores. Fue este punto el que más llamó la atención del primer capítulo de 'B&b, de boca en boca', donde vimos una puesta en escena que parecía haberse quedado anticuada en nuestra ficción.
Series de calidad y de éxito
Porque, a estas alturas, parece que el espectador ha evolucionado a medida que también lo ha hecho la ficción nacional. Pese a llevar bastante tiempo esperando en un cajón, 'El tiempo entre costuras' ha encaminado esta temporada el éxito que se obtiene al apostar por una ficción alejada de los tópicos españoles que hemos visto en los últimos años. Se trataba de una serie diferente, que apostaba por una historia con personalidad alejada de los pilares que tanto se han usado en este terreno en el pasado. La ficción de Antena 3 y sus casi cinco millones de espectadores de media demostraron que había una audiencia a la espera de otro tipo de ficción, cuidada en su parte técnica y artística y alejada de las tramas convencionales.
Sería injusto apuntar a 'El tiempo entre costuras' como punto de inflexión en este terreno, ya que en los últimos años también hemos encontrados series que se han alejado de los términos comunes de la ficción a la hora de presentar sus historias. Podemos citar 'Isabel', 'Pulseras rojas' o 'Gran Hotel' como ejemplos de estas ficciones poco convencionales, que se adelantaron unos años a su tiempo y sorprendieron por un desarrollo ajeno a las ficciones de entonces. En realidad son más productos los que apostaron por innovar y ofrecer algo que se salía de lo común, aunque también tuvieron que luchar con el prejuicio existente que había alrededor de la ficción nacional, que tanto daño ha provocado en los últimos años.
Hoy ese prejuicio comienza a ser una sombra y los argumentos que lo sostenían desaparecen con cada nueva serie que se estrena. Solo la duración continúa presentándose como uno de los grandes males de la ficción nacional, algo que depende de las cadenas de televisión y la organización que hacen de su prime time. Pero, más allá de este elemento, las series españolas han entrado en una etapa de madurez, dando vida a ficciones que comienzan a acercarse a los productos que se explotan internacionalmente. Series como 'El Príncipe', 'Velvet' o la recién estrenada 'Sin identidad' (que aún debe demostrar su solidez) y TV Movies como 'Niños Robados' o 'Rescatando a Sara' demuestran que se puede hacer otro tipo de ficción y, aunque pueda llegar a sorprender, obteniendo el apoyo del público mayoritario.
Así, un buen número de ficciones estrenadas esta temporada han conseguido superar la barrera de los cuatro millones de espectadores en su capítulo de estreno ('El Príncipe', 'Velvet', 'El tiempo entre costuras', 'Sin identidad') y curiosamente todas son ficciones que dan un vuelco a la concepción de serie española basada en el ámbito familiar y en los personajes y tramas dirigidos a todas las edades. Más tibio ha sido el recibimiento de las ficciones estrenadas esta temporada que sí se han movido en torno a esos pilares ('Vive cantando', 'B&b, de boca en boca' o 'Bienvenidos al Lolita'), por lo que estaríamos ante una etapa de madurez de la ficción que ha conseguido establecerse como reclamo del público mayoritario, mientras llegamos a pensar que el recurso de ficción para todos los públicos ha quedado obsoleto.
En esta evolución que parece que estamos viviendo aún queda cosas por hacer o, mejor dicho, por ofrecer. Las ficciones estrenadas este curso con gran éxito de audiencia tienen en común el factor femenino como elemento predominante, dando por ejemplo especial importancia a las historias de amor como motor de la historia para atraer a los espectadores. Aún así, se sigue navegando hacia la buena dirección, que hace que la ficción nacional haya conseguido avanzar en los últimos años. No parece que los éxitos internacionales que se están consiguiendo a la hora de exportar las series españolas más allá de nuestras fronteras sea una coincidencia, logros que completan una etapa en la que nuestra ficción ha alcanzado la madurez sin ser ajena al éxito de público y crítica.
En ¡Vaya tele! | 'El tiempo entre costuras', una serie de éxito alejada de lo convencional
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