La importancia de llamarse Sunny

La series postapocalípticas están de moda. Las ficciones en las que el mundo tal y como lo conocemos se desmorona y se reconstruye de una forma que resulta irreconocible. Terrible y desoladora, siempre hay espacios bellos para los hombres de buen corazón. Como Sunny, el protagonista de 'Into the Badlands'.

Asesino implacable

Los papeles y obligaciones están muy marcados en una sociedad totalitaria en la que los hombres no pueden moverse libremente. Las badlands son el escenario que primero nos muestra la serie, el medio oeste americano, reconvertido en una tierra en la que los señores feudales se reparten el territorio.

Y los demás obedecen. Para mantener la paz y la estabilidad, los barones cuentan con los clippers, unos luchadores entrenados para cumplir las órdenes de su señor sin pestañear. Cuanto más rápido, fiero y obediente sea un clipper, más valioso resultará. Por eso, Sunny es el más codiciado por todos.

Sunny maneja las artes marciales con ese brillo que hace de 'Into the Badlands' una serie única, y carga a su espalda los tatuajes que representan a quienes un día fueron sus rivales. Sunny es el mejor, un clipper al que todos admiran y al que los potros se quieren parecen. Y un hombre leal, que sabe estar en su sitio.

Un alma sensible

Todo eso de cara al exterior. Porque, por dentro, Sunny es un hombre consumido, atormentado por ese poder que le convierte en un eficaz asesino. Cada vida robada pesa en el alma de un hombre al que, simplemente, explotan para que siga siendo un arma eficaz, un objeto sin otro fin que seguir el dictado de su amo.

Pero Sunny tiene otros anhelos. Está enamorado y es padre. Ambas cosas están terminantemente prohibidas para los que son como él. Un clipper es un servidor y no tiene derecho a tener vida privada. Preservar esa felicidad y cuidar de su familia serán más que sus objetivos, una necesidad primordial.

Ellos no son los únicos que despiertan el amor que guarda el corazón del guerrero. También lo hace un extraño, un chico de aspecto inocente y turbio don. M.K. y Sunny establecen esa estupenda relación de pupilo y tutor que tanto nos gusta ver en las series, en la que no hay vínculos de sangre, ni falta que hace.

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