La importancia de llamarse Paulie Gualtieri

La importancia de llamarse Paulie Gualtieri

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La importancia de llamarse Paulie Gualtieri

Cualquier excusa es buena para hablar de una de las mejores series de televisión de todos los tiempos: 'Los Soprano'. Y si tenemos una sección como ésta, en la que repasamos los personajes que más nos gustan de la pequeña pantalla, es imposible no mirar a la producción de HBO. Lo difícil es escoger a uno solo de esos individuos que vivían en esa permanente locura.

Aunque claro, sin duda, uno de los que sobresalía por su corrosiva personalidad era Paulie Gualtieri, al que dio vida el actor Tony Sirico. Paulie era uno de esos grandiosos personajes que animan una secuencia con su sola presencia, garantizándonos lo mejor (y lo peor) aunque sólo fuera al soltar una de esas frases que nos hacían hasta temblar de risa en este drama con tantos tintes de trágica comedia.

Paulie, el soldado

Paulie

Paulie es, ante todo, un hombre de la familia y eso quiere decir que cada respiración, cada pestañeo y cada uno de sus pasos, están dirigidos a cumplir las órdenes de su clan, en este caso, el Soprano. Paulie no tiene piedad ni ganas de conocerla, es un tipo tremendamente duro que sabe muy bien a quién debe respeto y contra quien no debe jugársela nunca.

Pero Paulie no es tan fiel como pudiéramos imaginar. Durante toda la serie vemos puntadas de esa personalidad con la que muchas veces juega a la contra de la autoridad. Es celoso, envidioso, infantil, un hombre cargadito de puntos negros de maldad y villanía. Y cuando siente que no le dan el lugar que le corresponde, no duda en buscar sus apoyos en otra parte.

'Los Soprano' está preñado de momentazos espectaculares que nos empujan a amarla con todo nuestro corazón y Paulie es el protagonista de muchos de ellos. No olvidaremos su participación en la "desaparición" de Pussy, ni aquel mítico 'Pine Barrens' en el que otro ser desquiciado: Christopher Moltisanti, es su compañero de viaje de una angustiosa pesadilla.

Aunque, si me tuviera que quedar con algún instante especial, quizá escogería ese cuadro de la discordia. Ese cuadro en el que Tony, que posaba junto a uno de sus amores más intensos: el caballo Pie-O-My y que mandara destruir tras la muerte del equino, contiene ahora la figura de un general que nos recuerda mucho a Paulie.

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Paulie, el quejica

Paulie Walnuts

La personalidad "rufianesca" de Paulie, su manera de no dudar cuando tiene que enfrentar un asesinato, tenía un divertido contrapunto cuando veíamos al Paulie del día a día, un hombre mimado, quejicoso, caprichoso... un niño de mamá. De hecho, era a su madre a lo que más adoraba en este mundo y la trama vivida a cuenta de su verdadero origen biológico nos dejó instantes llenos de esa extraña ternura que existía en 'Los Soprano' y que era brutal y nos golpeaba de frente.

Nos encontaba ver a Paulie en su faceta hortera, tomando el sol a la entrada de Satriale, con su eterno chándal, sus joyas, su pelo engominado... Y su punto "pesetero", avaricioso y egoísta, capaz de lo mejor porque nos brindaba maravillosos momentos en los que el contraste entre la refinada organización mafiosa y el mundano día a día de unos tipos con pocas luces se hacía patente.

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