La única forma de que los tuyos te sean leales es hacerles temerte más que al enemigo.
De entre todo ese universo tan suculento en personajes que tiene 'Juego de Tronos', tenemos un poco de todo: reinas malvadas, madres protectoras, mujeres capaces de todo por alcanzar sus metas, personas humilladas... Un momento, me parece que estamos hablando del mismo personaje. Sí, señores, ella es la incomparable Cersei Lannister.
Los Lannister siempre pagan sus deudas por muy dolorosas que sean, y no siempre con dinero, sino con un sufrimiento inmenso de esos que parece que no dejan respirar. La fantástica Lena Heady se ha hecho un hueco bien gordo en nuestros recuerdos seriéfilos interpretando a un personaje que tiene más recovecos de lo que parecen en un principio.
La reina Cersei
Cuando comenzó 'Juego de Tronos', más de uno colocamos a Cersei en un cómodo estereotipo. Guapísima, rubísima, elegantísima... pero con un aire glacial que helaba la sangre. Parecía la mismísima reina de las nieves, la madrastra de Blancanieves, un ser capaz de albergar en su corazón los planes más horribles y crueles y llevarlos a la práctica sin despeinarse.
Ojo spoiler porque claro, Cersei participó en la muerte de Lord Arryn, del rey Robert, de Ned Stark... ha confabulado contra todos porque, sencillamente, quiere verles aplastados bajo sus pies. Cersei ha vivido rodeada de hombres y nunca se ha dejado doblegar por ellos, más bien los ha utilizado a su antojo, y despedazado después.
El corazón de una Lannister
Porque lo que alberga su corazón es tanto miedo a perderlo todo que no calcula las consecuencias de sus actos. Cersei ama, y mucho. Ama a su hermano Jaime, junto al que nos dejó algunas de las secuencias más polémicas de la primera temporada (sí, entonces éramos espectadores tan inocentes que un incesto en 'Juego de Tronos' nos llamaba la atención).
Y ama a sus hijos, por encima de todo. Pero ella sabe, Cersei recuerda, la predicción de Maggy la Rana "...de oro serán sus coronas y de oro sus mortajas", palabras hechas puñales que ya se han clavado en su alma por dos veces. Con la muerte de Joffrey, la vimos sufrir por primera vez, una mujer que destila odio o amor con la misma intensidad, hasta confundirlos en un mismo veneno.
Nuestra piedad
A partir de ahí una profunda cuesta abajo fomentada por la venganza ciega que nunca puede cumplirse y sólo trae más muertes: la de Tywin, su padre, un hombre tan airado como protector, sin el que los Lannister caminan como pollo sin cabeza. El odio hacia Tyrion, que es sólo esa ignorancia tan primitiva como destructiva.
Y, después, el Gran Gorrión, ése que predica la misericordia con ojos turbios. Así, llega la cárcel, la tortura, la humillación. Y la redención para uno de los personajes que más llegamos a odiar: el paseo de la vergüenza, la desnudez, los insultos... éramos nosotros mismos unas temporadas atrás, pero ya no, ahora lo que tenemos para Cersei es nuestra piedad.
En ¡Vaya Tele! | La importancia de llamarse
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