Algunas producciones salen a la luz como bonitas estrellas cuyo fulgor no dura demasiado tiempo. Qué gran serie es 'Rome' y qué gran saga podría haber contado, prologándose en el tiempo durante temporadas para hablarnos de uno de los periodos históricos más interesantes y fundamentales del hombre. Pero no, la serie de HBO sólo contó con dos temporadas que bastaron, eso sí, para amarla sobremanera.
Una ficción llena de intensos y poderosos personajes, que contó con magníficos secundarios que conseguían que todas las tramas fueran magníficas. Hoy, de entre ellos, queremos destacar a una mujer apasionada, cruel, lasciva, egoísta, grandiosa... una de esas malas a las que es imposible no adorar desde el primer rizo de la cabeza hasta la uña más pequeña del pie: Atia Balba Cesonia.
Atia, una mujer poderosa
Existió de verdad y 'Rome' se aseguró de convertir su nombre en una leyenda audiovisual. Polly Walker fue la encargada de dar vida a una de esas mujeres que tienen un gran valor en las decisiones políticas pero que su condición femenina siempre las deja en segundo plano. Atia es la sobrina de Julio, hija de su hermana, y cuenta con la protección de éste para copar una alta posición social.
Atia no tiene medida, y es de las que está dispuesta a hacer cualquier cosa para conseguir sus objetivos. Inteligente y brutal, no duda en tramar contra sus enemigos mientras prepara las fiestas más sofisticadas y alegres. Se envuelve en colores, sedas y piedras preciosas y no baja la alerta de su felina mirada, siempre atenta a los peones que no quieran someterse a su juego.
Mater amatisima
Para entender cómo es esta Atia que conseguía alegrarnos cualquier secuencia en la que apareciera, con esos puñales afilados que albergaba su lengua, sólo tenemos que fijarnos en cómo era su relación con aquellos a quienes más amaba: sus hijos. Para ella, usar a sus vástagos a su antojo era sólo una de sus herramientas, una gran forma de trabajar con la familia por el bien de todos.
No duda en asesinar al marido de su hija Octavia cuando éste se vuelve un inconveniente, comprometida la pareja en un amor muy poco conveniente para los intereses políticos. Se entusiasma cuando cree que Octavio se ha convertido en amante de Julio, incitándole a que se maquille y peine al gusto del conquistador... Es un monstruo cruel, pero también les ama, les ama a su manera, son todo lo que tiene y su determinación pasa por cuidar de ellos.
Flores marchitas
A pesar de que lucha contra todos, a pesar de que ve morir a su enemiga acérrima, a pesar de que su hijo consigue proclamarse emperador, ella perderá la felicidad por el camino, o, más bien, el impulso de tratar de ser feliz. Octavio se convierte en un extraño para ella cuando comienza a utilizarla como tantas veces ella hizo con él.
Y luego está el amor. Atia disfruta del sexo y considera algo ridículo avergonzarse de ello. Lo utiliza, con sus sirvientes, y con Marco Antonio, ese otro grandísimo personaje interpretado por James Purefoy. Su traición final, esas puertas cerradas que le impiden reencontrarse con él después de haber viajado desde Roma, son su humillación más grande. Sobre todo, porque él no lo hace por interés, sino porque, verdaderamente, ha pasado a amar a otra mujer.
En ¡Vaya Tele! | La importancia de llamarse
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