La historia de España a través de su ficción (III)

Resulta muy curioso cuando una ficción se sitúa en una época pasada de nuestra historia. ¿Qué impera en esta decisión? ¿Abordar temas históricos que profundicen en asuntos desconocidos? ¿Aprovechar lo sugerente de la época para hacer más atractivas las tramas? ¿Tocar temas que no tendrían vigencia en una serie de actualidad? En este especial veraniego, estamos haciendo un repaso por esas series españolas que se han dirigido al pasado para contarnos, desde allí, nuestra historia.

Los inicios del siglo XX, todo por llegar

Cuando echamos la vista atrás y pensamos en esos antepasados nuestros que arrancaron el siglo XX, solemos hacerlo con una perspectiva de nostalgia llena de promesas. Parecía que los cambios sociales, la conciencia de clase, el progreso... iba a conseguir un mundo más justo y mejor. Muchos sueños se vieron truncados por la realidad pero el impulso del ser humano nunca se ha apagado.

En 1990, los espectadores de TVE pudimos ver la serie basada en una novela homónima 'La forja de un rebelde', dirigida por Mario Camus y que constaba de seis capítulos. Esta serie puede ser tomada como un pequeño referente para hablar de la evolución de nuestro país en el siglo XX, con Antonio Valero como protagonista y con música de Lluís Llach. La trilogía de novelas que inspiraron la serie está compuesta por 'La forja', en la que se habla de la juventud del protagonista en Madrid, 'La ruta', que se centra en la guerra de Marruecos y 'La llama' que nos trae la Guerra Civil.

Es una de las series más fuertes de nuestro panorama actual de ficción, aunque su emisión vespertina parezca hacerle pasar muchas veces desapercibida, pero la cuestión es que cada tarde, muchos españoles se sientan a ver las andanzas de Francisca Montenegro y compañía en 'El secreto de Puente Viejo'. Su historia arranca en 1903 y la cotidianidad y serialidad de la misma nos permite recrearnos en las "novedades" que el siglo iba trayendo a la población: desde las nuevas fábricas a las viñetas cómicas o una desconocida goma de mascar.

Y también en los comienzos del siglo XX se sitúa una serie como 'Gran Hotel', una ficción que concluyó este mismo año y que contaba con la consideración de gran parte del público. Las tramas protagonizadas por un hotel de lujo regentado por la familia Alarcón, con numerosos secretos que guardar y con historias de thriller y misterio, supieron llegar hasta un público que agradeció la puesta en escena y el esmero técnico. Desde grandes acontecimientos como la llegada de la electricidad a trasuntos en teoría "menores" como el funcionamiento del servicio de un hotel, fueron protagonistas de esta serie.

En 2008, Diagonal TV produjo para TVE una serie de tanta calidad técnica como argumental. 'La señora' parecía poder convertirse en esa gran saga de época que a ciertos espectadores nos encanta. La salida de su actriz protagonista por esos motivos que habéis oído tantas veces de "ampliar horizontes profesionales" truncó para siempre la trayectoria de una ficción que se despidió con más de cinco millones de espectadores. 'La señora' nos hablaba de la vida en Asturias, de los peligros de la minería, de las luchas sociales por buscar una mejora de las condiciones laborales... y del estupendo personaje de El Marqués, interpretado por Roberto Enríquez.

'Celia' es una serie de 1993 basada en el personaje que creó Elena Fortún en 1929. La niña protagonista, una chiquilla de siete años con grandes dotes imaginativas y un poco tragicómicas nos podría recordar al 'Pequeño Nicolás' o a un mucho más cercano 'Manolito Gafotas'. En la adaptación televisiva, dirigida por el desaparecido José Luis Borau, el esmero técnico y a nivel de producción servían para traernos una divertida historia en la que la autora hacía una crítica desde el humor del papel que se le dispensaba a la mujer y, sobre todo, de lo que se esperaba de las futuras mujeres adultas en la España de la época.

República y Guerra Civil, un filón para la ficción

Los convulsos acontecimientos en los que se vio envuelto nuestro país en los años 30 siempre han supuesto una enorme cantera para los creativos audiovisuales. De tal manera, que es posible que estos años sean de los más ficcionados por guionistas, dramaturgos, novelistas... '14 de abril. La República' nació con la pretensión de funcionar como un spin-off de 'La Señora', con nuevos protagonistas pero con muchos personajes de esa otra ficción. A día de hoy, aún no sabemos qué pasó con su anunciada segunda temporada, que prometía meterse de lleno en los problemas políticos de la época.

Una serie muy recordada aunque realmente no tuvo mucha fortuna en su trasiego televisivo fue 'Vientos de agua', producción de Telecinco en 2006. Su director, Campanella, era uno de los nombres de moda en ese momento y la cadena se las prometía muy felices, pues las expectativas de calidad parecían cumplirse al cien por cien aunque, posteriormente, el veredicto de la audiencia y su peregrinaje por diversas franjas la condenaron a la suspensión. Nos movíamos por 1934, cuando un joven minero se exiliaba a Argentina para comenzar una nueva vida. Los actores Ernesto y Héctor Alterio daban vida al mismo personaje a través de diferentes épocas.

Otra de esas adaptaciones de grandes clásicos de nuestra literatura en formato de serie para televisión fue 'Los gozos y las sombras', basada en la novela homónima de Gonzalo Torrente Ballester. La historia arrancaba a finales de la Segunda República y usaba el paisaje gallego y las complejas relaciones de los habitantes de un pequeño pueblo encerrado en su propia esencia (Pueblanueva del Conde) para mostrarnos un poco de lo que se cocía en la sociedad de la época. Desde los ojos de un personaje que llega de nuevas, y que mira los hechos con una mentalidad "limpia", los espectadores vivíamos los cambios que la nueva burguesía proponía en un ambiente aún anclado en muchas tradiciones pasadas. La serie fue la primera de TVE que eligieron los internautas para ser digitalizada y hoy podemos verla completa en Internet.

'Plaza de España' fue una curiosa propuesta que trataba la Guerra Civil desde un punto de vista humorístico e incluso surrealista. Se estrenó en 2011 pero debido a los recortes y a sus irregulares audiencias, no fue renovada por TVE. La serie parecía beber de la tradición de humor costumbrista y absurdo que tan buenos resultados ha dado en nuestra ficción y que ha tenido a Berlanga o Cuerda como valedores de un género tan divertido como descarnado. Peñaseca era la pequeña localidad en la que se concentraban las tramas de la historia, un pueblo en el que sus habitantes habían de decidir en qué bando se "colocaban".

La revolución al universo de la telenovela en España llegó en 2005 de la mano de la serie 'Amar en tiempos revueltos'. La productora Diagonal TV presentó una historia llena de cotidianidad y verdad, sencillez y compromiso, que llegaba a los espectadores porque se podían ver fácilmente reflejados en unos personajes "normales" que se distanciaban de ciertos modelos más barrocos e irreales que antes plagaban nuestra televisión. Aquella primera tanda de capítulos que contaba la historia de Andrea y Antonio evolucionó temporada a temporada para traernos la Guerra Civil, la postguerra y las duras circunstancias que se vivieron en la dictadura. Eso sí, sin perder nunca su corte naturalista y sencillo.

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