“Me llamo Ana y voy a sacar a mi marido de la torre”. Con estas palabras introducía el personaje de María Valverde un nuevo capítulo de ‘La fuga’ cada semana. Podíamos pensar que se trataba de un mensaje tranquilizador enviado desde el futuro que servía para lanzar un guiño al espectador, o una manera centrar la atención sobre la trama que realmente importaba de todas las que se nos habían presentado. Al final, las palabras de Ana se quedaron en nada, ya que entre todos los destinos que se presentaban ante la pareja protagonista de ‘La fuga’, se eligió el que menos convencería a la audiencia: ése que dejaría a los personajes en el limbo entre conseguir lo que se proponían o no hacerlo.
La serie de Telecinco se despidió de la audiencia por debajo de los dos millones de espectadores, con un capítulo final que fue seguido por un millón y medio de personas menos que su capítulo de estreno. Son varias las razones con las que podríamos explicar la pérdida de audiencia que la serie ha venido experimentando, pero no podemos dejar pasar una que a mi juicio es fundamental: la mala programación que una vez más ha realizado Telecinco con uno de sus productos estrella.
Telecinco ha jugado preocupantemente con ‘La fuga’ y, puestos a comparar con su principal competidor, la cadena debería aprender de la táctica que Antena 3 ha seguido con ‘Toledo’, ficción que ha tenido el mismo destino que ‘La fuga’ pero cuyos espectadores han podido disfrutar de una serie programada el mismo día y a la misma hora desde su primer capítulo. Independientemente de la calidad que tenga ‘La fuga’, estos movimientos provocan el cansancio del espectador y afecta no solo a la serie actual, sino a las próximas ficciones que Telecinco tenga pendiente de estreno, que ya tendrán en su contra el recelo de la audiencia por no querer seguir una serie que puede ser modificada en la parrilla a la primera de cambio.
Por el camino equivocado
Una de las apuestas más originales que se nos ha presentado esta temporada en la ficción nacional ha sido la que nos ha ofrecido ‘La fuga’. Es cierto que tenía bastantes puntos en común con otras ficciones extranjeras, pero si la comparamos con lo que las cadenas de televisión han emitido en las últimas temporadas, ‘La fuga’ destacaba por ofrecer una apuesta diferente, algo que siempre se agracede desde el otro lado de la telvisión. El problema de la ficción es que nunca terminó de distanciarse de todos esos clichés que tanto daño siguen haciendo a las series nacionales hoy en día y además tampoco supo aprovechar al máximo las oportunidades que se daban a su alrededor.
‘La fuga’ se empeñó en que las tramas de los presos fueran secundarias y que las historias de muchos de ellos quedaran en el olvido. Sé que caigo en tópicos si menciono que me ha parecido un error no incluir flashbacks, pero algunas historias merecían conocerse, sobre todo para mostrar algo más de la personalidad de los presos y lo que les llevó a entrar en la cárcel. Con el ejemplo de la historia de Número uno, el preso más antiguo de La Torre, observamos cómo se perdía intensidad al no conocer qué pasó entre él y Graus, un hecho que no consiguió explicarse con las conversaciones que ambos mantenían y para el que hubiera sido idóneo trasladar al espectador al pasado.
Puede que la razón por la que decidieran no incluir flashbacks fuera el gasto que supondría recurrir a otros escenarios, sobre todo porque ‘La fuga’, pese a tratarse de una ficción de alto presupuesto, ha sufrido las consecuencias de no contar con los fondos económicos necesarios para crear a conciencia esa atmósfera futurista en la que se desarrollaba su historia. Tecnología y vestuario muy actual para una serie que pretendía mostrar una sociedad avanzada y que se ha quedado muy lejos de conseguirlo.
Un final decepcionante
Una bomba explota bajo una tubería en el fondo del mar. Observamos que hay muertos, fuego y dos supervivientes: la pareja protagonista que no sabemos cómo escaparán de allí. Al margen de lo inverosimil de esta escena (¿en serio nos tenemos que creer que la tubería no se inunda después de que explote una bomba dentro de ella?), de todos los finales posibles para ‘La fuga’, abiertos y cerrados, se optó por emitir uno de los peores, como si estuvieran pensando más en crear polémica en las redes sociales que en dar el final digno que la serie merecía.
La fuga que daba nombre a la ficción no fue tan emocionante como podríamos esperar que fuera, sobre todo después de que la esperáramos durante 12 episodios. Ni siquiera centró el episodio final de temporada, que tuvo que compartir protagonismo con otras tramas que surgieron por arte de magia en el último tramo de la serie y que solo han servido para desviar la atención de la historia que supuestamente importaba. También nos quedamos con las ganas de ver a Reverte envuelto en ira, ya que su personaje, siempre mostrando síntomas de locura, parecía que iba a estallar en cualquier momento, algo que al final no ha ocurrido.
Han sido los personajes de Reverte y Graus, junto con algún que otro preso secundario, los mejores personajes que nos ha presentado ‘La fuga’, una ficción que también podríamos recordar por unas interpretaciones sobreactuadas que se han repetido en cada capítulo. Podemos elogiar el amplio abanico de rostros con el que contaba su reparto, pero no todos ellos jugaban al mismo nivel y al final algunos actores han aparecido constantemente exagerados.
Al parecer, ‘La fuga’ está siendo bien recibida en el extranjero por su originalidad, algo con lo que, repito, muy pocas ficciones de esta temporada puede competir. Pero lo cierto es que la ficción de BocaBoca no ha sabido plasmar ese punto de partida correctamente, y nos ha dejado a medio camino de lo que sí podría ser una auténtica fuga, pero esta vez centrada en la audiencia española, encerrada en una prisión seriéfila llena de clichés y tramas repetitivas hasta la saciedad. Una auténtica pena. Tendremos que seguir esperando a esa serie que realmente nos brinde la oportunidad de escapar de nuestra cárcel. Ganas no nos faltan.
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