El pasado lunes, Antena 3 hizo un movimiento estratégico que le salió bastante bien, después de que decidiera mover 'Top Dance' al viernes y apostar por un estreno de ficción. La suerte o, más bien, la audiencia, le acompañó con casi cuatro millones de espectadores y el 22,5% del share y, sobre todo, le puso muy por delante de su competidor más directo, el estreno de 'Mi casa es la tuya' en Telecinco, que se quedó con un 15,6%.
Ante todo, tenemos que hacer referencia a la importancia que supone la llegada de una serie de este calibre a nuestra parrilla. El tema de la corrupción política y empresarial, tan fundamental en las noticias de cada día, ha pasado a ser un tema de interés y preocupación social de primer orden. Ficciones de todo el mundo ya están abordando estos espinosos temas, por lo que resulta más que interesante toda la trama que 'La embajada' nos propone.
Se avecina un malo muy bueno
'La embajada' tiene un sello detrás que le otorga una personalidad muy reconocible. El trabajo de Bambú Producciones (recordemos, la empresa que coproducirá con Netflix) se nota en cada detalle: desde esa factura técnica impecable hasta la disposición de todos los personajes en el mapa: un gran elenco de secundarios con sus propios conflictos. Incluso esas fotos enviadas para desestabilizar a Belén Rueda son otro de los recursos que los guionistas de esta productora suelen usar constantemente para lanzar las tramas.
Tenemos además una buena noticia para esa colección de personajes malvados a los que no podemos evitar adorar. Raúl Arévalo cambia completamente su registro y nos ofrece un lado con el que se luce. Es el malo de todo este asunto, y sus formas, suaves e impolutas, pero firmes y despiadadas, nos hacen esperar grandes momentos como el que ya pudimos ver en el piloto con esa "mano a la brasa".
La verdad es que 'La embajada' cumplió con un piloto en el que apenas había secuencias de descanso y la acción corría hacia adelante a gran velocidad. Otros temas como el exotismo de Tailanda, las mentiras familiares, el tráfico de drogas, pero también las vicisitudes de una mujer que no quiere renunciar a su vida laboral, plantean un rico ramillete de ingredientes que tendremos que ver cómo evoluciona.
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