Hace unas semanas en Espinof os contábamos nuestras primeras impresiones sobre 'Knightfall' y os trasladábamos nuestro temor al predecir que la serie se inclinaría por tramas fantásticas más que por el rigor histórico. Por desgracia, nuestras predicciones eran ciertas.
Para los más despistados, ‘Knightfall’ es el relato en 10 episodios de la caída de la Orden del Temple ante la última perdida de Acre en el año 1291, tras el abandono de los templarios ante las fuerzas musulmanas. La serie nos sitúa en París 15 años después de este hecho, mostrando a los caballeros debilitados pero a la vez representados como estrechos colaboradores y al servicio del rey Felipe IV.
Continuamos con la falta de rigor histórico y tramas desequilibradas
Como podéis apreciar es una trama en la que las ramas argumentales pueden ser amplias, y no en todas ellas se debe gozar de una extrema veracidad, pero tras visionar la temporada hay una trama que directamente resulta inaceptable. Descubrimos que convertir a Aragón en el reino de Cataluña no había sido un delirio en el segundo episodio de la temporada si no que va a formar parte de una subtrama de la reina Juana en la que se habla del reino de Cataluña con total convencimiento.
Por no hablar de la ligereza con la que personajes históricos fallecen alejándose totalmente de su verdadero final. Hay que recordar que estamos ante una serie de History Channel aunque la podamos disfrutar en HBO España, con lo que los errores históricos chirrían aun más.
En la trama principal estamos ante el declive de los templarios tras ese fracaso en las cruzadas, la única esperanza de volver a luchar por Tierra Santa es encontrar el Santo Grial. A través de los ocho episodios acompañamos a Landry (Tom Cullen) en su incesante búsqueda. Lo que puede resultar como una historia de puzles y aventuras acaba resultando decepcionante por los escasos medios de producción y pobreza en su realización.
Y qué decir de las tramas secundarias… la reina Juana es tratada al antojo del rey de Francia y en los últimos episodios ninguneada, cosa que parece impensable ya que la reina no era importante solo en su “Reino de Cataluña” si no que representaba a una de las mayores potencias y es digno de duda que en esas tramas palaciegas fuera tratada de tal manera.
No hay equilibrio entre la trama principal y las tramas de palacio, en los primeros episodios se da más importancia a las intrigas, en las que debe aparecer un villano, en este caso De Nogaret (Julian Ovenden) que se encarga de enredar y conseguir todo lo que se propone para su propio beneficio, dejando por lo tanto de lado la búsqueda del Grial que se supone que es el principal reclamo de la serie.
A lo que lleva esta primacía de las subtramas es denotar el retraso en el avance de la trama principal y nos encontramos con unos dos episodios finales, cabe decir que los mejores de la temporada, dónde se deja de lado a personajes y se centra de manera frenética en resolver la búsqueda del Santo Grial.
Estos dos episodios finales pese a su ímpetu por finalizar e iniciar tramas son los más dinámicos e interesantes de la temporada dejando la puerta abierta a una más que posible segunda entrega. Los desatinos en el rigor histórico son constantes pero si hay algo en lo que falla aún más 'Knightfall' es en el tratamiento de varios personajes.
Los personajes, el gran problema de ‘Knightfall’
El personaje de Isabel (Sabrina Bartllet), la hija de Juana y el rey Felipe o Isabella como prefieren nombrarla en la serie, desaparece por completo en los últimos episodios y se trata de una manera demasiado voluble sus motivaciones lo que hace de este personaje alguien totalmente prescindible, como el resto de sus hermanos que directamente no aparecen en la producción.
Juana (Olivia Ross), la reina, como hemos comentado sufre un tratamiento bastante erróneo y su languidez no acompaña con esa figura potente y romántica que se trata de retrata, pero lo más irrisorio es la figura del rey de Francia (Ed Stoppard) que parece más bien una parodia.
De Nogaret es quizá el personaje que da más juego en su papel de villano pero que, como muchos otros, es directamente olvidado en el final de temporada, además de ser un personaje al que le falta empaque y que fracasa en su intento de convertirse en un “Meñique” de la época templaria.
Tom Cullen que interpreta a Landry, el protagonista absoluto, se deja todo en el plano físico pero escasea su implicación a nivel emocional, precisamente el punto clave que marca la diferencia con el resto de sus compañeros templarios. Sus instintos y emociones crean la base de la trama y de la personalidad del protagonista. En definitiva, a los personajes les falta chispa.
Nuestro instinto al visionar los primeros episodios nos hacía presagiar más ausencia de rigor histórico y lo poco que conseguirían cautivarnos las tramas añadidas , y así ha sucedido, ‘Knightfall’ no cumple las expectativas pese a tenerlo todo a su favor. Habrá que esperar a una posible segunda temporada y desear una mejora en el tratamiento de la serie.
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