Hay series que aprovechan el hiato entre la primera y la segunda temporada para hacer balance, potenciar lo que funciona e intentar limitar o arreglar lo que no acaba de cuajar. Si tienen un poco de suerte y las cosas van bien, pueden dar un salto cualitativo en su segunda entrega, aunque pocas lo han dado de tal calibre como ‘Justified‘. La traslación a la pantalla de las peripecias del US marshall Raylan Givens, creado por Elmore Leonard, se han convertido en uno de los dramas mejor escritos, interpretados y rodados de la televisión estadounidense esta temporada, y lo ha hecho, en parte, gracias al tirón de los nuevos villanos introducidos en esta entrega: el clan familiar dirigido por Mags Bennett.
No es que Boyd Crowder haya perdido tirón, que no es el caso, sino que Mags, interpretada por una gran Margo Martindale, se ha adueñado casi sin esfuerzo de una temporada en la que se han interconectado sin esfuerzo aparente las historias autoconclusivas con la serializada, que siempre ha estado de fondo hasta que pasa al frente en la mitad final de la temporada. Además, la atmósfera de esa comunidad de las montañas de Kentucky ha estado todavía más lograda que en la primera temporada, recordando a veces a la película ‘Winter’s bone‘. Las minas de carbón, los trapicheos, una seria depresión económica y un recurso a la violencia muy fácil son parte de las señas de identidad del condado de Harlan, y cualquiera que haya nacido en él las lleva consigo a cualquier parte que vaya.
Los Bennett
Desde luego, Mags ha sido un rival a la altura de Raylan. Es una figura respetada en la comunidad que puede ser tanto una madre preocupada como una narcotraficante que protege su territorio y una asesina fría que no se detiene ante nada para lograr sus propósitos, aunque la falta de luces de sus propios hijos esté siempre a punto de sabotearlos. El tenso duelo de Mags con la compañía minera Black Pike le ofreció la oportunidad de lucirse en todo su maquiavélico esplendor, y el enfrentamiento con Boyd Crowder proporcionó unos momentos de western del bueno muy tensos y disfrutables.
Y mientras Mags intentaba controlarlo todo, sus hijos Dickie y Coover no hacían más que embrollar la situación. En la mejor tradición de los delincuentes no demasiado inteligentes que, justo por eso, provocan unos desastres impresionantes, los dos hermanos eran impredecibles y no hacían más que darle dolores de cabeza a su madre y a Raylan. Toda la resolución de la subtrama de Loretta, que es la que acaba finalmente con Mags a pesar de sus cuidadosos planes, viene por varias meteduras de pata de ellos, y la huida hacia delante de Dickie sin pensar en las consecuencias. Sus confrontaciones con Raylan y con Boyd han sido otro de los puntos álgidos de esta entrega.
Los secundarios mejoran
Con la introducción de los Bennett, es como si todo el resto de personajes hubieran mejorado para ponerse a su altura, en la medida de lo posible. Aunque Raylan sigue siendo el centro de la serie, quienes se mueven a su alrededor han ganado un poco más de peso e interés, descontando a Boyd (Walton Goggins es un gran robaescenas), que con sus intentos de cambiar y, después, su abrazo de su herencia criminal familiar ha sido fuente de gran diversión. Art, el jefe de Raylan, ha estado muy divertido en el sarcasmo con el que trata a su subordinado, y hasta Rachel y Tim, sobre todo la primera, han tenido sus pequeños momentos de lucimiento.
Rachel, por ejemplo, es una muestra de cómo los personajes femeninos han ganado en interés en esta temporada. Además de Mags, cuya sombra es muy larga, Ava ha crecido como ente independiente y su relación con Boyd, en la que ella es una igual que, finalmente, quiere estar al tanto de todo lo que pasa, ha ganado también con ese crecimiento. Ava es como la versión más joven de Mags y la tía Helen, las mujeres que de verdad dirigen las actividades en la sombra de Harlan mientras los hombres se dedican a gritarse y pegar tiros. Y luego tenemos a Winona, a la que por fin han dado un mejor uso en esta temporada y cuya relación con Raylan se ha vuelto mucho más complicada y ha dejado momentos tan tensos y tan entretenidos de ver como la subtrama del robo del dinero del cuarto de las pruebas.
‘Justified’ ha tenido tal cantidad de cosas notables, que podríamos continuar repasándolas durante horas. Los casos autoconclusivos de los fugitivos que Raylan debe perseguir han sido más divertidos y, en general, el nivel de satisfacción y simplemente puro disfrute de la serie ha subido. Está llena de detalles que enriquecen su visionado (como los ligeros cambios en el tono de voz de Raylan, que desvelan sus emociones sin que su expresión facial cambie demasiado), de un reparto en el que no sobra nadie, tiene un humor irónico que funciona muy bien y, en general, ha entregado una segunda temporada redonda que esperemos que sea el preludio de una tercera aún mejor.
En ¡Vaya Tele! | Cinco razones para ver ‘Justified’