La polémica ha acompañado a 'Las campanas' desde su estreno en HBO este pasado lunes, principalmente por la decisión que toma Daenerys en cierto momento -si no quieres spoilers, deja de leer ya-. Que decida destruir Desembarco del Rey cuando Cersei ya se había rendido ha sido visto por muchos como una traición a lo que es el personaje. No estoy de acuerdo y voy a explicarlos los motivos.
'Juego de Tronos' nos ha dejado varias señales a lo largo de la serie sobre el lado oscuro de Daenerys. Muchas veces no quisimos verlas porque sus enemigos eran la representación del mal, pero su naturaleza siempre le llevó a ajusticiar cruelmente a los que se interponían en su camino y no aceptaban lo que ella consideraba justo. En muchas ocasiones parecía que lo era, pero sus métodos han acabado por prevalecer cuando la cosa estaba mucho menos clara.
Desde el principio había señales
La crueldad y el resentimiento han formado siempre parte de Daenerys. Es lógico que el odio hacia Viserys estuviera presente tras todo lo que había sufrido por su culpa, pero se niega a apartar la mirada cuando está a punto de ser ajusticiado. Su mirada impasible para concluir que Viserys no era un dragón deja del todo claro que hay un lado oscuro en ella y marca al mismo tiempo el inicio de su reconquista.
Eso sí, entonces ya muestra sus dudas sobre la necesidad de recurrir a la violencia para conseguir su objetivo, por lo que pide a los hombres de Khal Drogo que dejen de asesinar y violar a su paso. Eso acaba siendo como una señal de debilidad por parte de Drogo, ya que uno de los dothraki que no está contento con esa decisión se enfrenta a su líder y acaba provocándole una herida que deriva en su muerte. Primera decepción con la opción moderada.
Una cosa que ha quedado clara a lo largo de la serie es que el camino de Daenerys no fue precisamente fácil. Uno de los puntos más comentados de sus viajes es la visión que tuvo en la Casa de los Eternos en la temporada 2. Allí se veía que el edificio que acoge el trono de hierro estaba en ruinas con el suelo repleto de nieve y cayendo más desde el cielo, pero visto lo que sucede en ‘Las campanas’ queda claro que al menos algo de eso es la ceniza resultante del caos provocado por Drogon.
Hay otro detalle esencial en esa escena sobre el final de la serie, ya que su reencuentro con Khal Drogo y Rhaego, el hijo de ambas, solo puede producirse tras su muerte y Daenerys no llega a tocar el trono de hierro antes de ir con ellos. Aquí ya estamos hablando de lo que está por venir, pero pintan muy mal las cosas para que pueda llegar a ser la reina de Poniente.
La crueldad contra los villanos sigue siendo crueldad
Saltemos a ‘Y ahora su guardia ha terminado’, cuarto episodio de la tercera temporada. En él Daenerys hace creer que va a entregar a uno de sus dragones para conseguir el ejército que necesita para conquistar Poniente, pero lo que hace es ejecutar a todo hombre no esclavizado de la ciudad que sostenga al menos un látigo antes de liberar a los inmaculados.
La destrucción para conseguir lo que cree justo está en su sangre, pero entonces aún se acuerda de salvar a los niños y de ofrecer a los inmaculados su libertad. Poco tardará en llegar el punto álgido de su imagen como referente moral cuando es adorada en ‘Mhysa’ como la gran salvadora. Daenerys alcanza ahí un estatus casi divino, remarcando la idea de que es la persona que ha de salvar a Poniente de los que la gobiernan o aspiran a hacerlo.
Eso la valida a su manera para tomar una decisión bastante cuestionable al inicio de la cuarta temporada: ordena crucificar a muchos nobles de Meereen tras descubrir que ellos estaban haciendo lo mismo con algunos esclavos. De nada sirve la intermediación de Ser Barristan y lo único que nos impedía centrarnos en la oscuridad del personaje es que a su manera creíamos que lo merecían. Justicia lo llamaba ella, aunque más tarde descubríamos que al menos uno de los ejecutados se había opuesto con anterioridad a esos métodos...
La opción violenta vuelve a crecer en el interior de Daenerys cuando ordena acabar con todos los Maestros de Yunkai para reconquistarla, siendo la mediación de Jorah la que consigue que al menos les dé la opción de unirse a un nuevo mundo o morir. Aquí queda claro que no hay ninguna otra alternativa, algo que marcará sus acciones de aquí en adelante, pero aún tiene tiempo de horrorizarse cuando al final de la cuarta temporada se descubre que uno de sus dragones ha matado a una niña y decide encerrarlos.
El problema es que eso deja expuesta a Daenerys en la quinta y está a punto de ser víctima de una emboscada de los Hijos de la Arpía. Necesita a sus dragones, pero también recupera a Jorah entonces, equilibrando así sus impulsos, ya que una cosa que ha dejado claro el personaje es que necesita sentirse amada. El baño de masas de ‘Mhysa’ realmente la marcó y en su viaje a Poniente cuenta con varios aliados que permiten potenciar su lado más bondadoso.
No obstante, su lado más oscuro aparece a menudo. En el quinto episodio de esta quinta temporada no duda en alimentar a sus dragones con nobles de Meereen sin tener certeza alguna de si son o no responsables de la muerte de Ser Barristan. Tampoco lo sabíamos nosotros, pero queríamos creer que la liberadora de esclavos estaba haciendo lo correcto por mucho que pareciese disfrutar con el ajusticiamiento.
El choque al llegar a Poniente
La clave hasta ahora es que los enemigos de Daenerys se habían mostrado como villanos despreciables, personajes que en una serie queremos ver ajusticiados para que la heroína triunfe. De ahí que también que su espectacular ejecución de los Khals que la habían apresado en la sexta temporada fuese recibida con alegría por parte de los espectadores, ya que además conseguía sumar a su ejército al resto de dothrakis. Nadie ni nada iba a poder impedir que cumpliese su destino, y si te interpones acabarás ejecutado como los familiares de Sam.
La cosa se complica cuando Daenerys llega a Poniente, ya que allí hay otros personajes con valores positivos que inevitablemente van a chocar con ella en un momento u otro. Varios se ponen de lado y entre sus nuevos aliados recibe un consejo esencial por parte de Olenna, instándola a actuar como el dragón que ella es poco después de decir que no quería ser la Reina de las Cenizas. Sin embargo, Daenerys se resiste a ello y por el camino no deja de sumar derrotas y bajas entre sus aliados.
Viserion, Jorah, Rhaegal, Missandei se encuentran entre esas bajas resultantes de oír a sus consejeros y optar por un acercamiento moderado a la batalla, pero en todo momento queda claro que lo que ella desea es partir con sus dragones a la Fortaleza Roja y aniquilar a Cersei. Rápido aunque para nada indoloro. Esas derrotas van avivando su frustración, aunque consigue mantenerla a raya, aunque sí que hay un personaje muy importante que se resiste a su encanto: Sansa.
La relación entre Daenerys y Sansa nunca ha sido demasiado buena. Cualquier pequeño acercamiento se ha roto cuando ha quedado claro que la primera quiere liderar los siete reinos y que no está dispuesta a hacer ninguna concesión por el Norte. Esa tensión siempre ha estado ahí y antes o después se iba a tener que volver sobre ella. Ahora se hará con Daenerys en una posición moral débil pero tras una victoria indiscutible en Desembarco del Rey.
No es su destino
A eso hay que sumarle el descubrimiento de que Jon es la persona que debería ocupar el trono si siguiéramos la base tomada por la propia Daenerys para proclamarse la líder que necesitábamos. No duda en pedirle -rogarle incluso- a su amado sobrino que oculte la información y en decir que la única forma de que todo pueda salir bien es que no le diga nada a Sansa y Arya.
Todos sabemos ya cuál es la decisión de Jon y eso genera una nueva cascada de problemas para Daenerys: Varys la traiciona y acaba siendo ajusticiado por Drogon. Tyrion hace lo mismo y no tengo muchas esperanzas en que llegue con vida al final del episodio que pone cierre a la serie. Además, ella misma asume que la única arma que va a tener en Poniente tras su charla con Jon es el miedo. Aquí no es amada y llega un punto en el que no va a ser posible ocultar esas tendencias homicidas.
No obstante, yo no creo que Daenerys se haya vuelta loca de repente por la acumulación de fatalidades por luchar contra su naturaleza. Incluso tiene la posibilidad de recurrir a la idea de que Cersei ya la había traicionado una vez al decir que se uniría a la batalla contra los caminantes blancos y que podría volver a hacerlo.
Simplemente eso había estado siempre en su naturaleza y llegó un punto en el que cree firmemente que justicia es lo que ella haga para romper la rueda que había marcado el poder en Poniente durante muchas generaciones. Ha perdido a los consejeros de los que realmente se fiaba, dos de sus “hijos” han muerto por el camino, en parte por hacer caso a unos nuevos aliados que querían abordar la batalla desde otra perspectiva.
Hay tramas de ‘Juego de Tronos’ que han ido algo aceleradas en estas últimas dos temporadas y puede costar aceptar que Daenerys no sea una heroína por mucho que teníamos suficientes señales para tener ciertas dudas sobre su idoneidad para ocupar el trono de hierro, pero su decisión de destruir Desembarco del Rey no es algo que salga de la nada. Muchos detalles hemos tenido a lo largo de la serie y se han acrecentado lo suficiente para que esto nunca deba verse como un golpe de efecto gratuito y una traición al personaje.
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