Me está encantando la sexta temporada de ‘Juego de Tronos’. Vaya por delante esa aclaración antes de entrar en materia con ‘Perjurio’, el tercer episodio en el que la gran duda de todos estaba en saber cómo iban a lidiar con el final de la semana pasada con el que muchos -lo de Entertainment Weekly fue especialmente sangrante- demostraron su alegría para soltar spoilers con una rapidez que dejaría en ridículo a Barry Allen.
No es casualidad que tanto el inicio como el desenlace de ‘Perjurio’ gire alrededor de esa historia, pero entre medias hemos tenido oportunidad de ver la mayoría del resto de frentes, donde quizá se haya carecido de grandes eventos de esos que te dejan con la boca abierta, pero la serie ha vuelto a mostrarnos sus fortalezas alrededor de todos los eventos y tejemanejes esenciales para dar más entidad a esos momentos de mayor impacto instantáneo.
Los regresos de ‘Perjurio’
Se habló tanto de ello que ni siquiera aquellos que seguíamos queriendo creer que iba a permanecer muerto nos llevamos una gran sorpresa con el regreso entre los vivos de Jon Nieve. Lo realmente interesante era saber si realmente seguía siendo él mismo o nos íbamos encontrar con algo más en la línea de Gregor “La Montaña” Clegane.
Weiss y Benioff no se han andado con rodeos y han optado por recuperarlo tal cual, aunque he de confesar que yo también habría dudado de ello tras hacer un chiste con gracia cuando siempre ha sido un poco sinsangre. Como era de esperar, la mayoría de personajes ha reaccionado de formas bastante diversas, pero, curiosamente, el detalle más interesante ha estado totalmente aislado de Jon y ha tenido que ver con la aparentemente inevitable separación de Sam y Gilly. Bueno, eso si la familia de él sigue igual, que yo tengo mis dudas…
Sin embargo, la vuelta de Jon no ha sido la única de este episodio y está por ver que alguna de las otras no acabe teniendo tanto o más importancia. Es evidente que la más sorprendente es la reaparición de Osha y Rickon, precedida de una apasionante charla entre Ramsay y Umber que deja claro que este último tiene osadía de sobra para cualquier cosa. No parece muy probable, pero algo me dice que ahí podría haber algún tipo de trampa…
Por su parte, Bran regresa al pasado con esa serie de visiones que están sirviendo para aclarar poco a poco una serie de detalles muy enriquecedores, pero que por el momento elegido para cortar dan pie a seguir con esas especulaciones que tanto divierten a algunos fans. Además, es muy sencillo para el espectador conectar más de lo hecho hasta ahora con él gracias a la frustración que siente por no poder seguir allí cuando en el mundo real no es más que un lisiado.
Mención aparte merece el combate con espadas, una formalidad por la que siempre he sentido mayor debilidad que por cualquier otra -aunque tampoco hago ascos a otro tipo de peleas como, por ejemplo, las de cierta estupenda película estrenada hace poco-. Hay una épica especial en esa mayor importancia de lo físico y aquí lo captan a la perfección por mucho que en sí mismo no destaque con especial intensidad respecto a otros combates vistos hasta ahora en la serie.
También podríamos calificar como de regreso el viaje impuesto a Daenerys para encontrarse con el resto de viudas, ya que supone una vuelta a una etapa en la que el personaje era mucho más frágil. Ya entonces podríamos decir que renació al final de la primera temporada y ha ido ganando entereza desde entonces, ¿será ese el mismo destino -aunque mostrado de otra forma- que le aguarda cuando se tome una decisión por no haber sido fiel al destino que aguarda a todas las esposas de un Khal cuando su marido muere? Parece probable, y además daría otro sentido a que sea entonces cuando realmente emprenda rumbo hacia Desembarco del Rey…
Eso sí, para cuando llegue allí tengo mis dudas sobre quién estará al cargo, porque en el reencuentro de Tommen con el Gorrión Supremo vuelve a quedarnos claro lo sencillo que es aplacar al joven monarca y guiarlo en la dirección que a ti más te interese. Eso no puede acabar bien, y menos existiendo dos bandos tan enfrentados, con el agravante de que su familia forme parte de uno de ellos. Y no nos olvidemos tampoco de lo que dijo la profecía sobre los hijos de Cersei…
Las venganzas de ‘Perjurio’
Volvemos de nuevo con Jon Nieve para empezar con las venganzas, ya que inevitablemente algo de eso hay en la necesidad de ejecutar a aquellos que conspiraron contra él para acabar con su vida. De lo contrario, ¿qué le hubiera impedido actuar de otra forma si iba a dimitir igualmente? Tampoco hay que olvidar ese pequeño momento de duda en el que seguramente recuerda que él ya conoce el lugar al que va a enviarlos y probablemente esté sopesando si realmente lo merecen. ¿Es sólo cosa mía o Kit Harington ha actuado mejor en este episodio que en todo lo visto en la serie hasta ahora?
Tampoco me gustaría olvidar la diferencia a la hora de abordar la muerte de los traidores, desde la cobardía e incomprensión de algunos hasta el saber estar de Ser Allister, un personaje al que seguramente muchos llegamos a odiar con mayor o menor intensidad, pero que aquí se despide sin traicionar sus ideales y con la cabeza alta, algo que cualquiera debería saber valorar. En el caso de Olly otros habrían remarcado más el momento, pero ese pequeño impasse de Jon Nieve sin llegar a decir nada ya tiene la fuerza necesaria para decirnos todo lo que hacía falta al respecto.
No obstante, la verdadera venganza es la que está urdiendo Cersei, quien ya sabemos gracias a los trailers que no dudará en elegir la violencia para resolver ese conflicto latente que sabemos que explotará más temprano que tarde. Su odio por lo sucedido ha vuelto a quedar demostrado y simplemente está recabando información hasta que llegue su momento -ahora tanto ella como el espectador sabemos que tiene todas las de perder, de ahí que el consejo se permita “torearla”-.
También en un periodo de transición hasta vengarse por lo sucedido tenemos a Tyrion y Varys. Hoy ha sido el segundo el gran protagonista dejándonos ver sus métodos de “seducción” para conseguir la información necesaria, pero el primero ha protagonizado la parte más divertida del episodio con ese incómodo momento a solas con Gusano Gris y Missandei, tanto por su incapacidad para poder conectar con ellos como por ciertas confusiones del tipo lo que ella entendía por un juego debido a sus experiencias previas. Unos minutos de alivio cómico que le han venido de fábula al episodio.
Para el final he dejado a Arya, que ha tenido tiempo tanto para venganzas, aunque en este caso para ilustrar que se ha apagado la llama de la suya, como para regresos, ya que apenas han sido necesarios unos episodios para que vuelva a ver. Personalmente, es lo que menos me ha interesado de ‘Perjurio’, ya que sólo veo dos alternativas y ninguna me convence mucho: Que Arya esté siendo sincera y haya abrazado ese anonimato existencial o que simplemente haya aprendido a simular lo suficientemente bien -llegando quizá incluso a creérselo ella misma- y tarde o temprano vuelva a ser la que conocemos.
Todo ello es muy matizable, pero no veo la posibilidad de un futuro realmente estimulante a corto plazo, ya sea por la necesidad de alargarlo hasta que vuelva por sus fueros o porque adopte un rol pasivo que directamente me parece desaprovechar a lo grande el personaje. Espero que me sorprendan, porque es lo único de esta sexta temporada que no me está convenciendo demasiado, y eso que en los anteriores episodios ha habido algunos golpes de efecto quizá un pelín gratuitos, pero que a mí me han gustado.
Ahora toca esperar una semana más para ver un nuevo episodio en el que parece que tendrán mucha importancia tramas de las que no ha habido ni rastro en ‘Perjurio’. Tampoco las he echado de menos, y eso que en los dos episodios anteriores se había hecho un buen trabajo con ellas, pero no tienes tiempo para pensar en los que no están cuando disfrutas tanto con un episodio.
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