El título del primer capítulo de esta quinta temporada de 'Juego de tronos', "las guerras por venir", empieza a dar sus frutos en este cuarto episodio en el que empezamos a conocer al resto de personajes importantes en Dorne y se prepara la que apunta a ser la gran batalla de la temporada, el intento de Stannis de reconquistar Invernalia de manos de los Bolton. La entrada en escena de las Serpientes de Arena era uno de los aspectos más esperados de estos nuevos capítulos, y ellas han contribuido a potenciar la sensación de que hay varias guerras a punto de estallar.
O que ya han estallado, pero de una manera más subrepticia y clandestina que en la Guerra de los Cinco Reyes, por ejemplo. E impulsadas por la fe en diferentes cosas, no sólo en los dioses. Este 'Hijos de la Arpía' se cierra con una emboscada callejera que deja un baño de sangre en las calles de Meereen, un baño que parece estar muy cerca de contagiarse a algunos lugares de Poniente que pensaban que habían dejado la guerra atrás. Pero no es cierto. En 'Juego de tronos' siempre hay guerra; puede librarse en alcobas palaciegas en lugar de en el barro, pero nunca se acaba.
De la Arpía a los Gorriones
Empecemos por el final, por esa encerrona que los enmascarados enemigos de Daenerys le tienen a sus Inmaculados, soldados de élite entrenados para el combate en campo abierto, no en oscuros callejones y patios repletos de traidores. Son presas fáciles para los Hijos de la Arpía, que se conocen cada esquina y cada burdel de Meereen y saben cómo dar caza a los compañeros de Gusano Gris. Los amos esclavistas de la ciudad no están muy contentos con el cambio de régimen y buscan derrocar a Daenerys a través de la guerrilla y la agitación en la calle. Y ya hemos visto anteriormente que la joven reina no encuentra el camino para pacificar la situación y afianzarse como gobernante.
Ese combate que cierra el episodio parece apuntar a que perdemos al menos a uno de dos personajes importantes en la serie, Gusano Gris y Ser Barristan, dos hombres de confianza de Daenerys. Los Hijos de la Arpía logran asestar un golpe, desde lejos, al círculo privado de la Reina, y cada vez se vuelven más y más violentos y atrevidos en sus ataques. ¿Servirá la reapertura de las arenas de combate para aliviar parte de la tensión? ¿Cederá Dany ante esos sangrientos despliegues de fuerza de esos insurgentes? La situación en Meereen corre bastante paralela a la de Desembarco del Rey, donde los Gorriones adquieren gran poder con bastante rapidez.
La diferencia es que, en este caso, están apoyados, al menos en la sombra, por el poder. En su lucha subterránea contra Margaery, y sus intentos por cortar el ascenso de los Tyrell antes de que puedan adquirir más influencia sobre el rey Tommen, Cersei solidifica su alianza con el Gorrión Supremo entregando armas a sus seguidores y reinstaurando la Fe Militante, el antiguo brazo armado de la religión, disuelto dos siglos atrás. Su propósito es debilitar a Margaery entregando a su hermano Loras a los Gorriones para que lo juzguen por el "pecado" de ser homosexual, pero está claro que Cersei está moviéndose en aguas potencialmente traicioneras.
Margaery se va directamente a pedir consejo a Lady Olenna, frustrada porque Tommen no es más que un niño rey aún demasiado ingenuo, pero no es su enfado, y las maquinaciones de la matriarca Tyrell, lo que más debe temer Cersei. Hasta ahora, la Reina Madre está jugando sus cartas con astucia para asumir el poder en la sombra, despachando a una negociación con el Banco de Hierro a Mace Tyrell y utilizando a los Gorriones para desestabilizar a su oponente, esa reina más joven y guapa que ella de la profecía que le hicieron siendo niña. Pero entregar tanto poder a unos fanáticos religiosos como los Gorriones puede acabar teniendo consecuencias imprevistas. Si son capaces de negarle el paso al septo de Baelor al rey porque el Gorrión Supremo está rezando y no debe ser molestado...
La lucha por el Norte
Si los Hijos de la Arpía están motivados por su fe en que tienen razón en su enfrentamiento contra Daenerys, y los Gorriones, por su fe literal en las enseñanzas de los Siete, Melisandre sigue intentando convencer a Jon Nieve de que deposite su fe en Stannis Baratheon no sólo como legítimo rey de Poniente, sino como la persona que puede arrebatar Invernalia a los Bolton. La Sacerdotisa Roja presenta otro lado de los fanatismos que estamos empezando a ver cada vez más asiduamente en la serie. Sabemos que ella ofrece sacrificios humanos de fuego a R'hllor sin que le tiemble el pulso, y que es capaz de seducir a quien haga falta para conseguir sus propósitos. Jon, por ahora, se mantiene leal (testarudamente leal) a su juramento de la Guardia de la Noche y al recuerdo de Ygritte, ¿pero podrá resistir tantas tentaciones durante tanto tiempo?
Las escenas en el Castillo Negro sí que consiguen, cuatro temporadas después de que lo conociéramos, que veamos por fin el lado humano de Stannis en esa conversación que tiene con su hija Shireen. Lo que él hizo por salvarla de la psoriagrís es un interesante paralelismo con la expedición de Jaime en Dorne para "rescatar" a Myrcella, pero eso lo comentaremos un poco más adelante. Ahora nos interesa cómo Jon se resiste a asumir el puesto de Guardián del Norte que le otorgaría su apellido Stark, si permitiera que Stannis lo reconociera como hijo legítimo de Ned Stark, mientras su hermanastra Sansa se prepara para conseguir ese título por métodos más indirectos.
La promesa de que "el Norte recuerda" que le hacen en el capítulo anterior no está más cerca de convertirse en realidad, por ahora, pero cada vez se aproxima más el momento en el que la mayor de las Stark tendrá que poner en práctica no sólo lo que ha aprendido al lado de Meñique, sino lo que puede haber aprendido en Desembarco del Rey, observando a Cersei y Lady Olenna Tyrell en su elemento (los críticos y los fans estadounidenses apodan a esa subtrama "the Real Housewives of King's Landing"). Con Stannis a punto de iniciar su marcha sobre Invernalia, y Sansa ponderando cuál puede ser su siguiente movimiento una vez se case con Ramsay Bolton, la trama en esa región de Poniente promete grandes cosas.
Las Serpientes de Arena, por fin
No nos hemos olvidado de visitar Dorne, que aparece por primera vez en la secuencia de créditos en lo que llevamos de quinta temporada, y adonde llegan finalmente Jaime y Bronn. Su esfuerzo por llegar a Lanza del Sol pasando desapercibidos se va al traste enseguida, pero lo que no se puede negar es que, en la historia de dúos cómicos de 'Juego de tronos', este par nos hace pasar grandes momentos. Especialmente cuando Jaime se escaquea de cualquier tarea pesada porque sólo tiene una mano. Su camino está a punto de cruzarse con el de las Serpientes de Arena, las tres hijas de Oberyn Martell cuya introducción en la serie figuraba entre las más anticipadas por los fans.
De momento, lo único que hace este capítulo es justo eso, presentárnoslas. Sabemos que apoyan a Ellaria incondicionalmente en sus planes de venganza contra los Lannister (venganza que tiene que ejecutarse en la persona de la princesa Myrcella), sabemos que Obara es letal con la lanza y que apunta a ser digna hija de su padre, y poco más. Habrá tiempo para que las veamos más en acción una vez Jaime y Bronn lleguen a los Jardines del Agua y comprobemos cuál es su plan para sacar de allí a Myrcella. 'Hijos de la Arpía' es un episodio que avanza poco la trama en el Norte y en Dorne, pero que aumenta la presión sobre Daenerys en Meereen. Será interesante ver qué pasará cuando Jorah y Tyrion acaben ante la reina, cada vez más cercada en la cima de su pirámide.
P.D.: Se me ha olvidado comentar que Ser Barristan y Meñique cuentan historias sobre Rhaegar Targaryen y Lyanna Stark, incluyendo la del famoso duelo que lo inició todo. Ejem.
En ¡Vaya Tele! | Seguimiento de la quinta temporada de 'Juego de tronos'
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