No hace falta más: un conflicto potente y unas buenas interpretaciones, todo lo demás viene dado. La historia de Jekyll que empezó a emitir anoche Cuatro es una de esas perlas de la ciencia ficción a las que nos tienen acostumbrados, aunque en horarios no aptos para madrugadores. Aún recuerdo Habitación perdida, por ejemplo, o Torchwood, aunque esta la terminaron a toda prisa.
En Jekyll el ritmo es el adecuado y la tensión está basada en el guión y no en los efectos, cosa que es de agradecer. Y hablando de efectos, son los justos. La relación con la historia original está muy bien resuelta y sin renunciar a ella parten de un momento clave para desarrollar esta evolución. Los personajes secundarios son la base del desarrollo de la historia, ellos tienen las claves, y el doctor Jackman intenta como puede no perder el control de su vida ante una situación que le supera constantemente.
Puestos a ponerle pegas a Jekyll, quizá diría que peca de exagerada en el tratamiento del personaje de Hyde, pero si no lo hicieran así no habría contraste posible. El doblaje es extraño, de eso no cabe duda, porque en la voz de Hyde me parece que han abusado de ecos, pero el papelón del doblador no era sencillo. Los efectos, aunque están administrados con mesura, me parecen algo pueriles en algunos momentos porque eso de los ojos, por ejemplo, está un poco visto (nunca mejor dicho). Pero en conjunto la serie es altamente recomendable y es una oportunidad para echarle un vistazo a una forma de realizar ficción que no es habitual en nuestras televisiones, que a menudo se olvidan de la BBC y sólo se nutren de lo americano.
En ¡Vaya Tele! | Jekyll llega a España el 27 de julio