'El inocente' lleva ya varios días liderando la lista de lo más visto de Netflix en España que proporciona la propia plataforma, por lo que no vamos desencaminados si hablamos de ella como como su nuevo bombazo. No cuesta entender qué ha hecho que multitud de espectadores se haya enganchado a ella, pero lo cierto es que esta adaptación de la novela de Harlan Coben tiene tanto luces como sombras muy marcadas que voy a desgranar a continuación.
Todo lo que funciona
No son muchos, pero a partir de aquí encontraréis algún SPOILER de 'El inocente'
La gran baza de 'El inocente' es plantear la historia de tal forma que las sorpresas narrativas son una constante, dando así los estímulos necesarios al espectador para sentir como mínimo curiosidad por saber qué es exactamente lo que ha sucedido. Además, se nota la preocupación de Oriol Paulo por estructurar la historia de tal forma que en todo momento quedan incógnitas por resolver esenciales para el devenir de los acontecimientos.
Es cierto que, a medida que avanza la serie, algunos de esos giros pueden sentirse más como golpes de efecto que otra cosa -pienso por ejemplo en la reaparición vengativa de Kimmy-, pero son determinantes para mantener ese nivel de intensidad que busca la serie desde ese arranque que acaba propiciando la entrada en prisión del personaje interpretado por Mario Casas.
Además, esa intensidad encuentra muy buen respaldo con el cuidado acabado técnico, ya que Paulo muestra en todo momento un gran interés en que la parte visual de 'El inocente' sirva como respaldo a lo que propone, dando así cierta unidad a lo alambicado que puede llegar a ser el asunto en términos narrativos.
Y es que su forma de acercarse al thriller tiende más a un extraño cruce entre desvergüenza y sobriedad. Aquí, al igual que en anteriores trabajos de Paulo, no importa tanto la verosimilitud como su capacidad para jugar con el espectador y llevarlo por donde a él le interesa. Es una lástima que no opte por un tono más juguetón, pero con el paso del tiempo ha ido mejorando su fórmula -en 'El cuerpo' todo acababa haciendo aguas y recuerdo acabar indignado con el desenlace de 'Contratiempo'- y sería injusto no reconocerlo.
Todo lo que no funciona
Los personajes de 'El inocente' pasan por multitud de situaciones dramáticas que deberían servir de punto de entrada para que uno conecte con ellos y quiera saber qué será de ellos, lamentando sus fracasos y celebrando sus éxitos, o justo al revés si el personaje en cuestión no es precisamente trigo limpio. No sé a vosotros, pero eso fue lo que realmente eché en falta en la serie.
Aquí los personajes nunca llegan a tener verdadera entidad propia, ni siquiera pese a que en cada episodio se profundiza un poco en alguno de ellos para así seguir desvelando todos los secretos de la historia. Eso en lo narrativo sí funciona, pero en lo emocional provoca un distanciamiento cada vez más marcado hacia lo que sucede en pantalla.
Todo esto limita el esfuerzo de los actores, todos ellos convincentes pero sin el material adecuado para brillar. De hecho, hasta pincha en hueso cuando intenta dar una nueva dimensión a algún trauma de sus protagonistas, algo que se nota especialmente cuando se quiere recuperar el trauma del personaje de Alexandra Jiménez con su padre aplicado a lo que sucede en ese mismo momento en su enfrentamiento con José Coronado. Lo que debería ser un gran momento dramático se siente como algo forzado.
La consecuencia derivada de todo esto es que las sorpresas que encierra la serie van resultando menos eficaces según avanza la serie porque las repercusiones de las mismas no afectan de la misma forma al espectador a la hora de leer la historia. Sí existe cierta satisfacción por poder resolver el rompecabezas, pero que cualquiera de ellos muera o tenga un final feliz adquiere cierta irrelevancia que resta sin duda al conjunto. De esta forma, esa sorprendente revelación acaba cayendo en saco roto. A esas alturas nos da igual si realmente hay o no un asesino en él.
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