No hace mucho que FOX estrenó la comedia ‘I hate my teenage daughter’ en la noche de los miércoles y poco se ha oído hablar de ella. La serie no vende humo y se presenta como lo que es, una comedia simplona de chiste fácil basada en el conflicto intergeneracional. Con ella FOX intenta seguir la estela de otras comedias recientes que han logrado el éxito volviendo a la fórmula de las sitcoms multicámara más teatrales, como es el caso de ‘Dos chicas sin blanca’ o ‘Last man standing’.
Está centrada en Annie, la desesperada madre de una adolescente que intenta educar a su hija lo mejor que puede, y que interpreta Jaime Pressly, a la que muchos recordaréis por su papel de Joy Tuner en ‘Me llamo Earl’. Aquí no la encontramos tan magnífica como en la serie del karma y cuesta hacerse al cambio tan drástico de rol (parece imposible aceptar que no tenga la maldad innata de Joy), pero a decir verdad su papel es lo poco salvable de la sitcom. La principal baza del personaje es su pasado siendo educada de un modo ultraconservador que la apartó de la cultura popular y la hace un bicho raro que desconoce las cosas más mundanas de nuestra sociedad (algo así como Brennan de ‘Bones’).
La acompaña en su periplo educativo Nikki (Katie Finneran), una madre muy permisiva a causa del trauma de haber sido una loser durante su paso por el instituto, que ofrece el contrapunto extravagante a la protagonista. Y aunque tiene su mínima gracia, no es buena señal que siendo un papel más “loco” no consiga hacernos reír más que el otro personaje que se presupone más “serio”. ¿La química entre ellas? Bien, gracias.
Pero lo peor de la serie son sus hijas. Vale que se trate de que sean exasperantes y desquiciantes para sus madres, pero eso no quiere decir que sus personajes tengan que producir repulsión al espectador cuando salen en pantalla. Ya no es que no sean encantadoramente malas o respondonas, es que son insufriblemente aburridas y planas. Y eso no aporta nada a la serie ni crea situaciones de comedia.
El resto (apenas hay nada más) son tres hombres sin mucho interés que gravitan en torno a ellas, el marido de Nikki, el ex-marido de Annie y su ex-cuñado, de quien está enamorada. Intentan meter ahí una trama de amor entre ex-cuñados que no funciona, sobre todo si has visto ‘Mujeres Desesperadas’ porque te será imposible ver a Kevin Rahm (Lee McDermott en la otra serie) en el rol de macho alpha.
‘I hate my teenage daughter’ trascurre sin más y pude aguantar ante ella tres capítulos tras los que, aunque no sentí necesidad de arrancarme los ojos de las cuencas, decidí no seguir viéndola. El cuarto y sucesivos os los dejo para vosotros si queréis. Pasando a otra cosa.
En ¡Vaya Tele! | Otoño 2011: Nuevas series FOX