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'Hung', es hora de volver a tener suerte otra vez

‘Hung’ es una dramedia que parece que sólo nos convence a unos pocos. Aquellos que conseguimos disfrutar con esas maravillosas escenas cómicas en medio de situaciones “serias”, que realmente describen nuestros mundos, masculino y femenino, desde el punto de vista que mueve uno de los trasfondos más importantes de nuestras vidas. Y en esas situaciones es donde ‘Hung’ se hace grande y hace honor a su título, pese a haber saltado numerosas veces la hoguera del raccord durante esta temporada (especialmente visibles en los últimos capítulos; y, sí, si salta la imagen en nuestros ojos, es fallo de raccord).

A comienzo de temporada teníamos nuestras algo preocupantes dudas sobre el cauce de la producción. ¿Continuarían reavivando la trama entre Ray y Jessica? ¿Qué clientas nuevas aparecerían? ¿Y sobre el futuro de Happiness Consultants? A mi no me ha hecho falta pedir consejo a la empresa de la felicidad, pero me he quedado bastante satisfecho con esta temporada. Por una parte nos hemos encontrado con una vuelta a explotar la trama del matrimonio principal, pero jugando mucho con los personajes secundarios que no han dejado de sorprender.

Podían haber sido más raros. Sin embargo, han llegado a un punto en el que ni saturan, ni nos parecen poco. Bien vistos aportan ese punto de locura existente en todas las personas y muestran una simpática representación de las relaciones sociales. Por supuesto, nos encontramos con clientas nuevas que no tienen desperdicio, algunas reincidentes (como la llamada ahora Horny Patty) y otras más sosas, como la embarazada. No obstante, siguen manteniendo su sátira sobre las fantasías sexuales en el mundo de muchas mujeres, y la viril y pasiva visión de Ray como hombre sobre dichas situaciones.

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La mona, por mucho que se vista de seda, mona se queda

Ronnie es uno de los personajes clave en esta temporada. Esa pinta de pardillo con éxito queda bien patente desde la presentación del personaje, y llega un punto en el que el dinero no tiene más que ofrecer. En esta temporada vemos como Jessica es cada vez más consciente de ello, aunque realmente siempre fue consciente de que su matrimonio con Ronnie estaba basado en una falsa felicidad que le proporcionaba una enorme casa con jardín, mobiliario nuevo, dinero y bienestar de su madre. Esta relación se viene abajo para que Ronnie se de cuenta de su actual vida. Un perdedor silente vencido por un Ray Drecker que sigue siendo el mismo de siempre y sigue teniendo las mismas cualidades.

Otro personaje que se hunde en su propio vaso de agua es Tanya. Incapaz de hacerse a la idea de que Lenore quiere quedarse con Ray profesional y sexualmente, todo su mundo comienza a complicarse día por día. Bueno, aunque un tanto esperado, es el giro de trama en el que Patty se hace con el puesto directivo de Wagner & Finch y comienza a fastidiar a Tanya para defender sus propios miedos. Siempre fue malvada. Como la fachada de Lenore, aunque en el fondo ella tenga corazón.

De hecho, su desesperación es tal que cree que debe reforzar su faceta como “chula”. Hasta que acude a la ayuda de un chulo de verdad. Una trama jugosa que podía haber sido mucho mejor explotada y casi se queda en un quiero pero no puedo, que nos adelanta la decadencia del personaje de Tanya y que poco más avanza.

El incomprendido mundo femenino

La representación de ese histerismo femenino y ciertos comportamientos que los hombres muchas veces nos resulta harto complicado de entender es otra de las claves de ‘Hung’. Justo ésto representado en la comedia. Y en oposición a ello, la sátira del mundo pasivo, simple, sencillo y mucho más noble del hombre. Algo que se ve en las disputas entre personajes. Nada tiene que ver un pequeño piquete entre Tanya y Lenore que entre Mike y Ray.

La escena del hummus entre Ray y su vecina, que se entera de que su marido está poniéndole los cuernos con prostitutas (cuando ella hace lo mismo con Ray) es digna. Un histerismo descaradamente bien representado y muy cómico. Al igual que la secuencia entre Mindy y Ronnie en el coche. Respecto a Darb y Damon poco avance observamos, llegando a un punto álgido cuando Damon decide hacerse poeta y le dedica una graciosísima, tierna, y un tanto asquerosa, poesía univitelina a su hermana.

Esta incomprensión de la que hablamos es bien patente en una nueva clienta. “Moby Dick”, o Frances. Una mujer viuda con bastante dinero y a la que sacan buen provecho en la ficción. Si no que se lo pregunten a Tanya. Una mujer que busca compañía y que por casualidad su cita se desvía hasta descubrir un amor verdadero que va mucho más allá que el sexo. Todo ello acompañado de una genial interpretación de Roxanne Hart como ricachona. Y hablando de interpretación, lo mismo podemos decir de Thomas Jane y Jane Adams, quienes continúan en su línea de la primera temporada y bordando ambos papeles.

Quizás la cosa está más complicada para Jane Adams, ya que el papel de Tanya está bastante parado ahora, probablemente para darle mayor vida en la tercera temporada de la serie. Anne Heche se tranquiliza un poco más debido al cambio de su personaje. Sigue pareciendo una loca, calmada pero completamente impredecible, y quizás en esta temporada flaquee un poco frente a la anterior, en la que estuvo más grande.

Recapitulando, todo ha ido en la línea marcada por la primera temporada. Indicios de vuelta a la relación matrimonial entre Ray y Jessica, acompañado de cambios leves pero notables. Suficientemente notables como que a Ray ya no le importa vender su histórica casa y volver a comenzar otra vida con sus hijos y con la chica de su vida, Jessica. Aunque si vuelven… ¿en qué quedará el aliciente de la serie? Es tiempo de volver a tener suerte otra vez.

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