Se trataba de cerrar el ciclo que se inició con The Best Man, uno de esos capítulos míticos de ‘How I Met Your Mother’ con los que conquistan fácilmente a sus fans y reconquistan a los que perdieron la fe en ella en algún momento. En líneas generales, la serie ha abocado al drama más que a la comedia (como ya hemos analizado aquí reiteradamente), pero toda la temporada ha estado salpicada de momentos legen (wait for it) daries, sin llegar a olvidar su esencia y lo que la define como serie (capítulos como Trilogy Time, son un buen ejemplo). Pero es que son ya siete temporadas y toca evolucionar y crecer; tampoco nuestra vida es igual que hace siete años. La season finale ha sido una gran composición de todos esos ingredientes que hacen que todavía funcione.
Al comenzar la temporada, el Ted Mosby del futuro revelaba a sus hijos dónde conoció a su madre. Pero como suele ocurrir en ‘Cómo conocí a vuestra madre’, una historia conduce a otra y los relatos se bifurcan para después acabar confluyendo. Por eso, para contar cómo conoció a su madre, primero debía explicar cómo un hombre como Barney Stinson, creador del Playbook, había acabado prometiéndose. Con The Best Man se sirvieron de un flashforward de la boda de Barney para convertir el rostro de la novia en otro enigma más al que añadir a la serie. Ya no sólo tendríamos que esperar para saber quién es la dichosa madre (sí, ya sé que no nos importa), sino que ahora se trataba de jugar a adivinar con quién se casaría Barney. Y esta historia, se iniciaba con el relato de otra boda, la de Punchy, con el protagonismo de Ted como padrino como hilo conductor entre ambas.
Fue entonces cuando Barney y Robin nos sorprendieron con su coreografía y el despliegue de química entre ambos. Todo apuntaba a que volverían a estar juntos… hasta que reaparece Nora: ya teníamos la segunda en discordia, para poder elucubrar durante 22 capítulos, mientras los guionistas jugaban al despiste, hasta el último segundo. La solución, como por arte de magia, llegaría precisamente con The Magician’s Code, el doble episodio en el que se reveló, por fin, el secreto mejor guardado, volviendo así al punto de partida. Después de haber dado todos los rodeos posibles, la respuesta estaba ahí desde el principio.
Comedia y emoción espolvoreados con magia
La acción sitúa a Barney y Marshall borrachos nivel-hablar como Joda en un casino de Atlantic City cuando Lily, repentinamente, se pone de parto (ya sabemos lo inminentes que son los partos en la ficción). Mientras, Ted y Robin intentan calmar a Lily hasta que Marshall llegue; ella les pide que le cuenten historias, y ellos rememoran grandes momentos del grupo, que en realidad nunca vivimos (como en ‘Family Guy’). Como no podía ser de otra forma, las preparación para el parto acaba convirtiéndose en una situación surrealista, con Robin aplicando sus conocimientos como “matrona” de caballos y el video de Ted, Lily’s in labor. Ya en el hospital, Robin y Ted se dejan llevar por lo emotivo del momento y acuerdan volver a ser amigos. Como era de esperar, Marshall aparece justo en el último momento, para ver nacer a Marvin Wait-for-it Erikssen.
Y ya que el capítulo iba de magia ¿por qué no hacer aparecer de la nada a Victoria? En lo que parece un homenaje a aquella escena mítica de ‘Friends’ en la que Rachel aparece en el Central Perk tras huir de su propia boda justo cuando Ross imploraba conocer a una mujer, Victoria se reencuentra con Ted de la misma guisa: con su traje de novia y con la intención de escapar junto a él. Con esta propuesta sobre la mesa, Ted deberá decidir entre ser responsable y no interferir en la vida de Victoria o liarse la manta a la cabeza y huir con ella. Ahora tiene la posibilidad de reafirmarse y demostrar que sigue siendo Ted Mosby, ese adicto al amor, un loco romántico capaz de inventar una cita de dos minutos o vestirse de calabaza cada Halloween con la esperanza de volver a ver a la calabaza putilla.
Y Barney… En fin. Barney llevaba ya un tiempo demostrándonos que también podía enamorarse. Primero fue Robin, después Nora/Miss Volutto a la que más tarde dejaría por Robin (otra vez)... para acabar con Queen, su alter ego femenino. Con ella parece encajar de maravilla y la relación da la oportunidad al personaje de Barney de mostrar otros aspectos de su personalidad: la sensibilidad, los celos, el miedo a perder a alguien… esta imparable evolución de Stinson (quizás la más notable de la serie) le lleva a acabar proponiéndole matrimonio a la ya exstreeper en una de esas situaciones tan inverosímiles y rocambolescas en las que suele verse envuelto. Parecía, pues, que esa trama quedaba cerrada y teníamos una respuesta al enigma que nos planteaban al comenzar la temporada. Pero sólo lo parecía.
Y la novia es… Robin
Era la guinda final para una temporada que se ha centrado en Robin mucho más que en Ted, atrapado en esa desesperante búsqueda de “la indicada” en la que siempre acaba equivocándose y sufriendo. Mientras él insiste en seguir enamorado de Robin, algo que ha sido una constante a lo largo de todos estos años, a Robin le toca recorrer su propio desierto: el descubrimiento de su esterilidad, los sentimientos encontrados hacia Barney, sus fracasos en el trabajo, el fin de su relación con su terapeuta/novio, la separación definitiva de Ted, al mudarse a otro piso… Parecía casi una cuestión de justicia kármica que ella fuera la afortunada que le echara el lazo (o la corbata) a Barney.
Sin embargo, en mi opinión, los guionistas han pecado de reiterativos. Han jugado con todas las posibles combinaciones para emparejar a Robin y han agotado hasta la extenuación la trama de la amistad/tensión sexual no definitivamente resuelta hasta el último capítulo, de manera que Robin era algo así como un asunto nunca resuelto, ni para Ted, ni para Barney. En cierto modo, es lógico que resuelvan esta trama así; de lo contrario, cuando echáramos la vista atrás y repasáramos esta última temporada, nos sentiríamos estafados. Esta era la dirección correcta: dar muchos rodeos para llegar al punto de partida.
¿Qué pasa con Ted?
Desde luego, la octava debería ser por fin su temporada. Lily y Marshall ya tienen a su bebé, así que las tramas que tengan que ver directamente con ellos puede que se limiten a las propias de unos nuevos padres que maduran y afrontan otra etapa de sus vidas. Y aunque la boda/no boda de Barney aún no tiene un final escrito, lógicamente, la última temporada tendrá que centrarse más en Ted Mosby. De hecho, los guiños haciendo referencia a la madre son cada vez más frecuentes: ya hemos visto su tobillo, su paragüas amarillo y su piso. E incluso hemos conocido a su futura hija. Señales de que el final está cada vez más cerca.
En cualquier caso, conociendo a Ted aún necesitará un par de desengaños más para llegar hasta ella, por lo que la relación con Victoria parece tener fecha de caducidad bastante próxima. De momento, lo dejamos en plena huida por la autopista. Queda por confirmar si habrá una novena temporada (lo último que se supo oficialmente fue que habría una octava). De lo contrario, nos queda muy poquito para saber el secreto que hace tiempo dejó de importarnos, sobre todo porque sabemos que cuando esta última trama se resuelva, tendremos que despedirnos de una serie que tan buenos momentos nos ha dado.
En ¡Vaya Tele! | La séptima temporada de ‘Cómo conocí a vuestra madre’ se desmelena en su arranque
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